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Blue

Pasaron dos días hasta que un guardia entró en mis aposentos y me arrastró fuera mientras yo le exigía hablar con  Aegon. ¿Ya había llegado Daemon para negociar?¿Que diantres estaba pasando fuera de aquellas cuatro paredes que me habían tenido encarcelada?

El guardia tiró de mí y me obligó a subir las escaleras. Ahí fue directo a una puerta y la abrió lanzándome al interior. Aterricé sobre la alfombra y me encogí cuando escuché como cerraba la puerta a mis espaldas.

-¿Y tú quién eres?

Levanté la vista y mis ojos se posaron sobre una preciosa chica de pelo dorado y expresión asqueada que me miró desde la cama.

La recordé de inmediato. La princesa que había ordenado que los guardias me sacaran junto a Yara cuando venimos en busca de la princesa Visenya.

-Eres la prometida del príncipe Jacaerys…-susurré para mi misma.

-La ex prometida de ese idiota que ni siquiera se a dignado a venir a rescatarme-puso los ojos en blanco mientras yo me incorporaba y su labio tembló cuando continuó hablando- yo solo quiero volver a casa.

Me fijé en la sangre reseca de su sien, en su ropa rasgada y lentamente caminé hacia ella.

-Tranquila, estoy segura de que pronto te habrás ido.

-¿Cómo sabes tú eso?- se deshizo de las sábanas y se levantó dejándome apreciar su pierna vendada.

-¿Qué te ha pasado?

-Soy la prometida del próximo rey de Poniente, ¿Que crees que me ha pasado?

No contesté.

-Han abusado de mí- sus ojos rojizos a causa del llanto me miraron- esperan que tenga un hijo con el que atormentar a Jace- se rió y se frotó la frente con su mano- piensan que ese idiota está enamorado de mi…

Y entonces las lágrimas saltaron de sus ojos como si estuviera estado conteniendolas todo ese tiempo.

-Cuando la realidad es que no me aguanta, Jace no soporta estar conmigo- sollozó con fuerza- esto lejos de atormentarlo le liberará de nuestro compromiso.

-Lo…lo siento…-susurré.

Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano.

-¿Y tú?¿Qué haces tú aquí?

-No lo sé-contesté con sinceridad.

La puerta volvió a abrirse de golpe y las dos miramos a los guardias que acompañaban a Daeron.

-Chicas- esbozó una sonrisa llena de malicia- ha llegado vuestro momento.

Retrocedí hacía atrás y la chica de pelo dorado se escondió detrás de mí con el cuerpo tembloroso.

-Déjame hablar con Aegon- le imploré.

-Aegon estará justo donde quiero llevarte-contestó cuando los guardias entraron en los aposentos.

-No, Aegon no, te lo imploro- la chica se resistió sin éxito cuando la levantaron del suelo y la sacaron de allí, pero a mi nadie me tocó, el guardia se posicionó a mi lado y me hizo una señal para que caminara, pero mis ojos continuaron clavados en Daeron.

-Déjanos a solas- se dirigió al guardia y entró al fin en los aposentos.

Mi cuerpo quedó pegado a la pared mientras el guardia abandonaba el lugar.

-Daemon es un hombre complicado- dijo tras cerrar la puerta- Melissa no le importará en absoluto y menos después de que haya perdido su valor como mujer.

La semilla del dragón. (Segunda parte). AEMOND TARGARYEN 💚Onde histórias criam vida. Descubra agora