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Blue


Me levanté más pronto de lo que me habían dicho y salí de la habitación con la idea clara de llegar a la cocina y empezar a preparar todo, pero me quedé quieta cerca de la gran sala del comedor cuando me percaté de que alguien permanecía allí sentado.

Sus manos le cubrían el rostro y su respiración agitada me hizo preocuparme.

-Aegon- corrí hacia él y me agaché a su lado-¿Qué es lo que pasa?

Él se apartó las manos del rostro y me miró con incredulidad, pero no pronunció palabra alguna.

-¿Ha pasado algo?- pregunté de nuevo- ¿Hay algo que yo…

-¡Lárgate!- me espetó al fin sobresaltandome y haciéndome caer de culo-¡Nadie te ha pedido nada!

No hizo falta que me lo dijera más de una vez. Me puse de pie rápidamente y corrí hasta llegar a la cocina donde choqué contra la encimera bajo la atenta mirada de John.

-Buenos días- sonrió él dejando la sartén y acercándose a mi- tranquila, ya te acostumbraras a trabajar para los Targaryen.

Pasó sus manos por mis hombros y me dedicó una amplia sonrisa.

-Ahora ponte a freír huevos,querida, hay mucho trabajo por delante.

Asentí y acepté el delantal que me ofreció mientras mis pensamientos divagaban de nuevo. ¿Qué le pasaba a Aegon?¿Que hacía a esas horas de la mañana solo en el comedor?¿Sería algún efecto de la piedra de la resurrección?

Visenya

Dos días tardó en llegar un cuervo hasta Rocadragón con noticias de Antigua. 

En cuanto la nota tocó mis manos, la abrí apresuradamente para encontrarme solo un mensaje bastante conciso.

"No os quiere ver"

Levanté la vista para mirar a Alicent y mis ojos se llenaron de lágrimas.

Yo lo había matado, yo lo había apartado de mi…¿Con que motivo ahora buscaba tenerle tan desesperadamente junto a mi?

-¡Es mi hijo!- gritó Alicent girándose hacia Aemond que nos miraba sentado en el sillón junto a la chimenea-¡Ve ahora mismo a por él y traele si hace falta a rastras!

-No creo que sea buena idea que yo pise Antigua.

Aemond en ningún momento hizo contacto visual conmigo.

-Es mi hijo- Alicent se llevó una mano a la boca en un intento de contener su llanto- lo quiero conmigo.

-¡También es el hombre que quiso quitarme a mi esposa!- Aemond se puso de pie y miró fijamente a su madre- no pienso rogarle para que vuelva aquí.

-Aemond…-susurré.

-Iba a morir yo- le dijo a su madre ignorandome- quería matarme después de todo lo que hice para que él sentara ese culo en el trono.

Alicent rompió a llorar y yo me acerqué lo suficiente para que Aemond me mirara al fin.

-No nos quiere ver, ¿Sabes lo que significa eso?- esta vez caminó hacia mí- significa que si te ve, lo más probable es que intente vengarse por lo que pasó.

-No…-sollocé- él no…

–¡Siempre defendiendole!- gritó zarandeándome-¡Siempre defendiendo al mismo hombre durante años!

-Aemond suéltala- Alicent le obligó a apartarse de mí- así no solucionarás nada.

Mis lágrimas resbalaban por mis mejillas sin dar crédito a nada de lo que estaba pasando.

Aemond bufó y salió de la sala a grandes zancadas mientras yo me dejaba caer en el sillón más cercano.

-Tiene razón -lloré con rabia, arrugando la nota de Daeron- Aegon me matará, jamás me perdonará no haberle salvado una última vez.

Alicent se agachó a mi lado con su rostro repleto de lágrimas y agarró mis manos entre las suyas.

-Le salvaste…-susurró- le has vuelto a traer con sus seres queridos, con su madre…-ahogó un sollozo- le has dado una nueva oportunidad.

Me apartó el pelo del rostro y me intentó dedicar una sonrisa.

-Él no te hará daño, conozco lo suficiente a mi hijo para saber que a ti…a ti no te hará nada.

Cerré los ojos, los cerré y recé a todos los dioses por que aquello fuera verdad.

La semilla del dragón. (Segunda parte). AEMOND TARGARYEN 💚Where stories live. Discover now