Apuestas ❛❛Chestappen❜❜

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Las semanas habían pasado, todo parecía estar en calma, era de noche, el cielo era iluminado por las millones de estrellas que hacían al cielo lucir brillante, la gente había llegado y algunos ya estaban preparando sus autos para la competencia, ahora no habrían apuestas, sólo era algo para poder pasar el tiempo y la amargura de aquella noche.
Se dividían por grupos, cada uno de ellos bebía de las cosas que habían comprado e interactuaban entre ellos, escuchandose las risas, bromas y comentarios estúpidos entre los grupos, parecía ser que la rivalidad que existía en el campo era algo muy aparte de las relaciones interpersonales.

Temía que eso se perdiera desde la llegada de ese extraño. Sergio se sentía cansado, casi exhausto, no había logrado conciliar el sueño desde la primeramente vez que Max llegó al campo, no había vuelto a venir, cosa que a todos se les hizo extraño y creyeron que se habían librado de él.
Pero no era así.

Cómo si lo hubiera manifestado, escuchó a lo lejos el motor de su Mclaren y las luces iluminar al grupo de personas o al menos a gran parte de ellas, Sergio miraba sin mucha felicidad en su expresión, mucho menos cuando lo vió bajar del auto y saludar a las personas cómo si estos fuesen sus amigos.
Max comenzó a acercarse a él, con una sonrisa radiante poniéndose frente a Sergio, quién se encontraba recargado contra la puerta de su auto, a brazos cruzados.

—Hey, Checo, ¿Verdad?

—Para ti sólo soy Sergio.

—Uh, ¿Sigues molesto por lo de tu amigo? Puedes decirle que siga viniendo, me da igual.

Sergio no quiso decir más, sólo suspiró y negó para sí mismo, buscando entre las bolsas de su pantalón su cajetilla de cigarros, sentía sus manos temblar gracias a la atenta mirada de Max sobre sus acciones nerviosas. Max se acomodó a un lado de Sergio, recargando su espalda contra la puerta y metiendo sus manos a su chaqueta.

—¿No van a correr?—Preguntó Max dirigiéndose a Sergio, bajando un poco la mirada para verlo.

—Pues no habrán apuestas, sólo van a correr porque quieren.

Max formó en sus labios una perfecta "o", asintiendo con la cabeza y mirando a uno de los grupos de personas, notando la mirada de uno de ellos sobre él, no se sentía intimidado, pues, apenas cruzaron miradas, él alejó su vista de Max, dejándolo con una expresión de confusión.

—¿Y quién es él?

—¿Uhm? ¿Quién?

Apuntó con el dedo con rapidez, buscando que ese gesto no fuese visto, refiriéndose al hombre que había visto hace unos segundos.

—Ah, él es Lewis, muy buen corredor, el segundo luego de Carlos.

—¿Y quién es Carlos?

—Es quién tuvo que irse por tu culpa.—Respondió, regresando a un tono molesto.

—Sólo preguntaba.—Rió.—¿Y él?

—Él es Charles, créeme que no es bueno que te acerques a él y mucho menos luego de haber echado a Carlos, no le agradas del todo.

—Lo tomaré en cuenta, gracias por la advertencia.—Le sonrió.—¿Y él?

Durante lo que restó de su interacción, Max le preguntaba a Sergio sobre todos los presentes ahí, sintiéndose sorprendido ante el gran conocimiento y los comentarios que Sergio tenía de cada uno de ellos, todos diferentes y distintos a los anteriores.
Dentro de aquella plática, que en un principio comenzó cómo algo lleno de tensión de incomodar, se convirtió en una más amena, donde Sergio logró sacar unas cuantas risas gracias a los absurdos comentarios que Max podía soltar sin previo aviso, lo tomaba por sorpresa cada una de las cosas que podían salir de su boca.

Por otro lado, Max se sentía cómodo riendo junto a Sergio, fue un gran contraste de lo que conocía de él y cuando se enfrentó contra su mejor amigo.
Era agradable.

Todo estaba tranquilo, hasta que otro auto se acercó a lo lejos, un auto que Sergio reconoció desde la distancia, cambiando su expresión de felicidad a una algo más tensa, sintiéndose hasta irritado.

—¿Y él quién es?—Preguntó inocentemente

— un idiota con complejo de Regina George.

—¿Regina George?—Max arqueó la ceja.—Se ve que no te agrada para nada, creí que yo era el único que detestabas.

—Hay más en la lista, así que no te sientas especial.—Bromeó.

—Espero al menos ser el número 1.—Habló coqueto.

—¿Te gusta ganar, Max?—Le siguió el juego, no solía hacer ese tipo de cosas, al menos no con cualquier persona pero sentía que hablaba en automático, sin pensar ni medir lo que decía.

—Yo siempre gano.—Se acercó a Sergio, llevando su mano a su cintura, sonriéndole y casi obligándolo a qué cortase la distancia que había entre ellos.

Sergio dejó posar sus manos sobre su pecho, manteniendo una distancia considerable pero dejándose tomar, se sonreían, no de una manera dulce o amorosa, sino, con una extraña atracción.
Sergio fue el primero en reaccionar, alejándose al escuchar una tos fingida.

—¿Interrumpo algo?—Interrogó un rubio, metiendo sus manos en las bolsas de su pantalón.

—¿George?—Exclamó Max.

—Max.

¿Se conocen? Pensó Sergio, cosa que confirmó al ver a los dos rubios abrazarse y palmear sus espaldas, riendo y saludándose como si estos fueran amigos de toda la vida.

Eso lo dejó desconcertado, con muchas dudas e incómodo.

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