Apuestas ❛❛Chestappen❜❜

𝐗𝐗𝐕

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—Fue lo primero que te dije que no hicieras, y cómo siempre, hiciste lo que te salió del culo.

Hablaba un Daniel con molestia, más bien algo de decepción en su hablar.
Había recibido a Max en su hogar aquel día, tenía la fortuna de que sus padres adoraban al neerlandés, incluso Daniel creía que más que a él, aunque evidentemente no era así, estaban en la habitación del más alto, ambos muy ocupados en su teléfono y mostrándose videos que encontraban en tiktok o reels de instagram, a Max se le había salido contar lo ocurrido con Sergio y no fue algo que se tomase de la mejor manera.

—Lo siento, ¿Sí? No tenía a quien llamar y acababan de golpearme.

—Bueno, pudiste llamarme, ¿No? A diferencia suya, yo sí te tengo añadido en mi teléfono.

Sus palabras sonaban un extraño reclamo, uno que hacía a Max hasta incomodar, pero sólo trataba de pensar que eran unos extraños celos de amigos.

—¿Pero por qué te molesta tanto? Además él fue... No lo sé.—Suspiró, recordando lo ocurrido.—Incómodo pero, hablamos sobre su familia, mi familia...

—Max, eres mi amigo y, veo que ese Sergio es importante para ti, pero, tú jugaste con él, ¿Por qué sigues insistiendo?

El neerlandés se encogió de hombros, dejando su teléfono descansar sobre su pecho, recostándose sobre la cómoda cama de Daniel, mirando en dirección al techo y a su pintura algo desgastada.

—Quiero que me perdone.

—¿Y crees que lo mereces?

Eso hirió un poco a Max, no creía escuchar esas palabras de un amigo y menos de Daniel, quién siempre era el que lo impulsaba a hacer cosas, claro que positivas, alentaba a Max en la mayoría de sus decisiones, al menos las que sonaban menos estúpidas.

—No...—Murmuró, tallando uno de sus ojos con sus dedos.—Pero, yo lo quiero, Daniel, quiero... Estar con él, besarlo, abrazarlo otra vez.

—Y coger con él, ¿No?

—No, Daniel, es... Es más que sólo eso.

—Supongamos que, te perdona y que olvida toda la mierda que le hiciste.—Hizo un par de ademanes, dirigiendo su mirada al rubio, quién volteó a verlo desinteresado.—¿Qué hay de tu papá? Digo, es el siglo 21, se supone que ya no es ningún tabú hablar sobre orientación sexual pero, seamos honestos, ¿Crees que Jos deje que su único hijo varón esté con un hombre?

Por más que esas palabras le hicieran desanimarse, sabía que era verdad y no era algo que no había pensado con anterioridad.
Sabía que confesar su sexualidad era algo que en algún momento debería de hacer, no entendía porqué era necesario hacerlo, ni el concepto de "salir del clóset", ¿Por qué no sólo podía llegar y presentar a un alguien cómo su pareja sin necesidad de un aviso previo sobre su género o sobre sus preferencias?

—Creo que iré a casa.

Max se levantó de la cama de Daniel, guardando su teléfono en la bolsa de su pantalón.

—Gracias por dejarme pasar, nos vemos luego.—Se despidió de su amigo y salió de su habitación.

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