Apuestas ❛❛Chestappen❜❜

𝐗𝐗𝐈𝐕

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El camino era silencioso, no había ninguna palabra que saliera de ninguno de ellos respecto a lo ocurrido, no había música ni radio, el único sonido que había era el del motor de auto y de los demás automóviles por la carretera.
Sergio miraba en dirección al frente, evitando la constante mirada de Max que se posaba cuando tenía oportunidad, sentía la tentación de tomar su mano, la cuál temblaba ante sus pasados sollozos.
Pero no se atrevía, se sentía como un cobarde, pero no quería arruinar más el escenario en el que ambos se encontraban.

Max conducía en dirección del hogar de Sergio, en medio de la casi escasa lluvia, la cuál no resultaba ser agresiva ni fuerte, sólo eran gotas diminutas que apenas y alcanzaban a humedecer la carretera y al rededores, limpiaba el cristal con los limpiaparabrisas cuando ya era complicado empezar a ver el camino y en cuestión de minutos, llegaron al hogar del mexicano, estacionando se frente a él, apagando su auto y soltando un suspiro.

Sergio no bajó del auto, ninguno de los dos lo hizo.

-Gracias por traerme.-Dijo Sergio, mirando al de ojos claros, quién asintió con la cabeza.

-No es nada.-Le sonrió, encogiendo sus hombros.

Y nuevamente, silencio.

-Y... ¿Al menos pensarás en... Lo que te dije?-Interrogó Max, captando aún más la atención del mexicano.

-Max...-Suspiró y recargó su espalda en el asiento del carro.-No estoy molesto contigo, ¿Bien? Yo... Te perdono.-Dijo con tranquilidad, aunque tristeza en su hablar.-Pero no sé si sea capaz de darte otra oportunidad.

Eso había herido aún más a Max, quién relamió sus labios con algo de violencia, llevando ambas manos al volante, inhalando con profundidad.

-Y sabes que estoy con Sebastian, decir que voy a darte una oportunidad mientras estoy con él, sería engañarlo.

Max estuvo por hablar sin pensar nuevamente, aunque se detuvo, no quería echar a perder la poca esperanza que tenía.

-Sólo, dime qué vas a pensarlo, Checo.-Volteó a verlo, sonriendo entristecido.-Créeme que estoy completamente arrepentido y soy capaz de hacer lo que sea para demostrartelo.

-Yo sé que te arrepientes, Max, al menos eso es lo que veo pero, no es tan sencillo con sólo arrepentirse.

-Prometeme que vas a considerarlo, Checo, yo estaré aquí para esperar el tiempo que quieras para darme una respuesta.-Tomó la mano del tapatío, envolviendola con sus dos manos.-Ya me perdonaste y aunque no estemos juntos, podré ser capaz de vivir sabiendo que obtuve tu valioso perdón.-Le sonrió.

Sergio rió enternecido al sentir las caricias sobre la palma de su mano.

-Esperaré el tiempo que necesites para tener una respuesta, no importa cuánto sea, yo voy a esperarte.-Prometió, acercándose para dejar un corto beso sobre una de sus mejillas.

-Está bien, Max, voy a... Bueno, eso.

Max sintió cómo su felicidad y esperanza volvía a su cuerpo, quizá era demasiado arriesgado creer a ojos cerrados y esperar una respuesta positiva.
Pero era lo único que le quedaba: esperar y creer en el mejor de los escenarios.

-Bien, debo irme ya.

Max asintió, soltando las manos del mexicano para bajar del auto primero y correr en dirección a la puerta del copiloto, abriendo la puerta antes de que el tapatío lo hiciera, logrando arrancarle una risa una vez que salió del auto.

-Gracias, Max.

-Nos vemos luego, Checo.

Luego de aquella despedida, Sergio caminó en dirección a su puerta, abriéndola y dando media vuelta para regresar a mirar al rubio, quién permanecía en su mismo sitio, con una gran sonrisa en su rostro, alzando un poco la mano en manera de despedida. Este gesto fue imitado por el mexicano, quién luego de eso, entró a su hogar.

Suspiró con pesadez, liberándose de su suéter para colgarlo en el perchero de la entrada, caminando en dirección a la sala y escuchando el auto de Max encenderse y marcharse.
Recargó su espalda en el respaldo del sofá, buscando entre sus bolsillos su teléfono, el cual, apenas encendió, comenzó a recibir montones de notificaciones de mensajes de Charles y Carlos, preguntando por su paradero.

A Charles sólo le respondió con un sticker que el monegasco ni siquiera leyó, mientras que a Carlos tuvo que devolver una de las 20 llamadas que el español le había realizado.

-Checo, hijo de puta, ¿Dónde estabas? Creí que te había pasado algo, estoy manejando a tu casa.

Sergio rió con algo de fuerza ante el tono de preocupación del español, el cual era más claro al hablar en su idioma natal y con su inolvidable acento muy marcado.

-Calma, ya estoy en casa, Max me trajo.

-Checo, no digas esas cosas que voy a chocar por culpa tuya y espero que en mi epitafio salga que fuiste el culpable de mi muerte.

Volvió a reír.

-Lo lamento, pero es verdad. Max me trajo a casa.

-Espera a que llegue y me cuentas, voy a cortar la llamada.

La llamada fue cortada por Sainz, dejando a un Sergio algo confundido por la reacción del español, parecía feliz ó al menos en comparación a lo que se imaginó: un Carlos Sainz lleno de furia y rencor por Max, inclusive más que el que Sergio debería tenerle al autor de varias de sus noches de llanto.
La puerta fue tocada, había llegado demasiado rápido. Se levantó del sofá y abrió la puerta, encontrando a Carlos con el cabello algo húmedo por la lluvia, quién entró al hogar del mexicano cómo si fuese suyo.

-vas a contarme lo que ocurrió y no me iré de aquí hasta que lo hagas.-Advirtió, dirigiéndose al living de Sergio, quién cerró la puerta y caminó en dirección al baño para buscar una toalla para el cabello mojado.

Regresó al living, entregando la limpia y recién lavada toalla al español, quién agradeció y casi de inmediato empezó a secar su cabello sin mucho cuidado, dejando la toalla sobre sus piernas una vez que Sergio tomó asiento a su lado.

-Ahora sí, cuéntame lo que ocurrió.

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¡Cuánto tiempo! Me super desaparecí, pido perdón, tuve un gran bloqueo y me lesioné emocionalmente.

Además, me dieron mi horario y es una mierda, pero pasaron cosas positivas durante este ciclo, cómo por ejemplo:

Me compré a Kaká en 3 millones y justo hoy bajó a 2 millones, t amo Kaká 😜

Y ya