𝐗𝐈𝐕

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—Nos vemos mañana, Kelly.

Otro día de trabajo terminaba, uno muy pesado, quizá más que los anteriores, pues, su jefe había tenido una junta muy importante con proveedores extranjeros y además de servir como un simple secretario, tuvo que estar presente durante toda la junta a petición de su jefe y había atendido a todos y cada uno de los importantes empresarios que habían llegado, traduciendo cuando se trabaja de personas que hablaban solo español.

Salió de la oficina y caminó en dirección al estacionamiento, sentía que en cualquier momento podría caer dormido en el suelo.
Entró a su auto y lo encendió, comenzando a conducir en dirección a su hogar, encontrándose nuevamente con el tráfico de la noche, escuchando el radio cómo sonido adicional a los claxon provenientes de transeúntes molestos.
Fumaba un cigarro, sólo lo hacía cuando se sentía estresado o afectado por algo y ahora habían razones para hacerlo.

Definitivamente había dejado de recibir mensajes de Charles, sabía que algo iba a ocurrir si se sinceraba tanto con él, pero no a llegar a estos extremos.
Pero sabía y agradecía que Charles no le haya dicho a Carlos sobre eso, seguía hablando con él con total normalidad y eso era un alivio.

Cuando el tráfico disminuyó considerablemente, su auto avanzaba aunque a un ritmo algo lento.
Tampoco había recibido mensajes de Max y eso era una de las cosas que le mantenían más preocupado, no le había enviado tantos mensajes debido a que no quería causar algún tipo de molestia. Max debía de estar concentrado en sus estudios.
Llegó a su casa luego de una hora que se sintió más larga de lo que era.

Apagó su auto y salió de su auto con sus pertenencias, entrando a su hogar y cerrando la puerta detrás suyo, dejó sus cosas en el mueble cercano a la entrada y empezó a retirar sus prendas superiores, dirigiéndose a su habitación dispuesto a ponerse ropa más cómoda.
Una vez que se vistió con camisa y pijama, se recostó sobre su cama mirando al techo en silencio, cubriendo su cuerpo con suaves y frescas mantas que había doblado en la mañana. Iba a empezar con su sueño, pero escuchó su estómago rugir, rogándole por comida, así que obedeció a sus instintos y se levantó de su cama dirigiéndose a la cocina y buscando algo qué cenar, encontrándose con las pocas ganas que tenía de preparar algo, así que optó por pedir comida a domicilio, buscando en aplicaciones de comida y encontrando sólo comida rápida. Hasta que dió con un restaurante que presumía de vender platillos mexicanos, eligiendo esa opción, pidiendo un platillo de chilaquiles, quizá no sería algo óptimo para una cena, pero daba igual.

Sólo quedaba esperar.

La puerta fue tocada, sorprendiéndose de lo rápido del servicio, pero al abrir la puerta, se encontró con el joven rubio que contaba con poco acné, quién tenía en sus manos un pequeño ramo de flores y una sonrisa tonta en su rostro.

—Hola, bonito.

—Max, ¿Qué haces aquí?—Arqueó la ceja.

—Quise darte una sorpresa.—Sonrió tímidamente y extendió su mano hacia él con el pequeño ramo en la mano.—Son para ti.

Sergio miró a las flores y rió para sí mismo, tomando el ramo y abrazando las flores con delicadeza.

—¿Puedo pasar?

Sergio asintió y se hizo a un lado para dejar pasar a Max, cerrando la puerta cuando se encontró dentro. Max parecía inspeccionar la casa, cosa que era extraña pues él ya había estado ahí en varias ocasiones, aunque no había tenido el tiempo de verla bien.

—¿Quieres algo de comer? Acabo de pedir algo y puedo pedir algo para ti.

—Hm, no, yo comeré de lo que compraste.—Dijo con seguridad, haciendo reír a Sergio.

Apuestas ❛❛Chestappen❜❜Where stories live. Discover now