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ANTONELLA

Horas habían pasado desde que Karen y Cristian llegaron a casa, hoy Lunes, bueno mas bien Martes por la madrugada salíamos con el último para Argentina, el miércoles jugaban contra Uruguay por eliminatorias y yo iba a ver a Taylor, depaso festejar que una de mis amigas era oficialmente psicóloga.

Bueno, en realidad voy a ese festejo porque se que voy a necesitarla en algún momento, bastante cagada del coco estaba quedando como para tener fantasias con mi cuñado y encima, cagar una oportunidad única como lo era coger con Enzo Fernández.. bueno única, quizás podría darle otra chance, pero primero quería sacarme de la cabeza al negro jetudo ese, llegaba a bardearlo en mi mente y me ponía peor aún cuando veía la forma en la que trata a Karen, al principio llegue a pensar que era envidia, que aunque estaba mal, no se comparaba a lo que siento en verdad.

Los mencionados al principio ni bien llegaron, volvieron a salir, iban a comer y al parecer algo más porque no solo me dejaron a Valentino, sino que ya estaban tardando mas de lo que uno tarda en cenar, pero estaba tratando de esquivar esos pensamientos, no se si quiero imaginarme a Cristian en acción, osea si, en realidad me lo había llegado a imaginar, pero no con mi hermana.

Arrugo mi nariz y acerco la taza a mi boca, para mi buena suerte Valentino era un angelito que se dormía al instante y no despertaba hasta el día siguiente, así que mientras los espero, termino mi café.
Quería estar despierta cuando Cristian llegara, sabía muy bien que si me despertaba para viajar no solo iba a ser un zombie, sino que también iba a estar de pésimo humor.

Las voces,-o mas bien gritos- entremezclados son lo primero que escucho después de ver las luces del auto de Cristian apuntar la ventana, apagando la tele arrugo mis cejas y trato de escuchar el motivo de lo que parecía ser una discusión, pero mi vista va a mi celular cuando escucho la puerta abrirse, seguido de eso, Karen cargando a Valentino.

—Chau gorda, que lo pases lindo—deja un beso en mi frente y desaparece sin siquiera despedirse de Cristian.

Miro al mencionado, no solo tiene sus cejas fruncidas, sino que también se le ve la cara completamente tensa y sus puños cerrados—¿Paso algo?

Él niega y quita su vista de su celular para verme a mi—¿Estás lista vos?—pregunta alzando su mentón en mi dirección.

—Tengo que bajar los bolsos de arriba.

—Te compro lo que quieras alla, vamos—exclama señalando la puerta con su cabeza y moviendo las llaves en su mano, arrugo mis cejas sin moverme del lugar—bueno yo me voy, ahí te fijas como vas vos..

Sale de la casa y me remuevo en el lugar para después ponerme de pies, su cara de orto y esa forma de hablarme delata lo enojado que está, lo que no sé es porque. Manoteando mi cargador del enchufe salgo solo con lo puesto, si de verdad nos ibamos así, va a tener un gasto millonario.

NARRADOR

La rubia golpeaba la tarjeta contra su boca mientras se imaginaba las cantidades de cosas que iba a comprarse al tener el poder del pequeño plástico, pero cambia su expresión de felicidad a una de preocupación cuando ve al morocho aún con ese semblante.
Él no había emitido ni una sola palabra desde que subieron al jet, lo único que salio de su boca fue, "Toma, comprate lo que quieras" .

—Cristian..—llama su atención la rubia, haciendo que saque a la fuerza la vista de la ventana para mirarla a ella—¿No me vas a poner límites con la tarjeta?—él niega—¿Seguro?

BABY LOVER | Cuti RomeroWhere stories live. Discover now