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CORDOBA - ARGENTINA

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CORDOBA - ARGENTINA

Antonella abre sus ojos cuando los rayos de sol que se asoman por la ventana le pegan en su cara, se remueve con cuidado tapando su frente y destapa su cuerpo poniendo una pierna por encima de la única sábana que cubría ambas anatomias.
Sonríe ampliamente mientras comienza a mover sus dedos con delicadeza, trazando los tatuajes que estaban al descubierto mientras contempla la piel morena del morocho y los abdominales tan bien trabajados, se sentía asfixiada y aunque habían mas de treinta grados en la ciudad, no le molestaba sentir esos fuertes brazos rodeando su cuello y gran parte de su espalda.

La vista de ella se queda implantada en la expresión relajada de quien duerme a su lado, se le hacia lindo e incluso tierno tener a quien todos creían una persona de carácter fuerte de tal manera, dentro suyo pensaba que había sido la mejor noche de su vida, se reía de ella misma al percatarse en lo pajera que la había vuelto acostarse con Cristian, porque así estuvieran peleados o distanciados, las fantasías que tenía con el cordobés estaban intactas y cada vez se le ocurrían cosas nuevas, además la confianza que tenían era tanta, que no le daba pudor decirle cada una de ellas para que él las cumpliera. Y eso había hecho, las ganas que tenían habían salido a flote en ese cuarto de hotel.

—Me va' a ojear de tanto que me mira'—murmura él sin abrir sus ojos y sonríe sacando su brazo derecho de arriba del cuerpo ajeno.

Ella muerde su labio y le pega con mínima fuerza en el pecho—Ay callate tonto.

—Tenes tu pelo todo mojado culia'—exclama girando para quedar cara a cara con ella.

—Y si ni siquiera me dejaste poner una toalla en mi cabeza anoche, me sacaste de la bañera así nomas—ríe Antonella pasando una de sus manos por detrás del cuello del corodobes.

Él se acerca un poco mas y apoya su cabeza en los pechos descubiertos de la rubia—Y si vos me pegabas todo el orto cuando nos estabamos bañando, que te hace' la pobrecita.

—Pero fue sin querer.

Cristian sube su mirada y muerde su labio—Amm..

Ella sube su otro brazo y envuelve con ambos el cuello del morocho aprisionando su cabeza donde él aprovecha para dejar besos en el cuerpo de la rubia que se estremecía ante tal.

—¿Mañanero?—pregunta él bajando una de sus manos por la espalda de la rubia, delineando la linea con su índice, llegando a sus gluteos donde aprieta a su gusto acercandola a él.

Ella suelta un jadeo ahogado cuando siente los besos humedos en su pecho, —Mhm..—gimotea en el oído del cordobés.

—Aah.. no me hagas así mi amor—responde murmurando mientras roza sus labios con los ajeno, deja un pico—que—repite su acción dos veces mas—linda, que, sos.

Antonella sonríe al recibir los besos cortos del jugador pero finalmente hace que se unan en un beso largo, donde ambos labios danzan entr ellos y de un movimiento la deja encima suyo, rozan sus cuerpos mientras sus labios no dejan de moverse entre si al igual que sus manos.

—Banca—dice la rubia frenando al morocho cuando él quiere acomodar su miembro dentro de ella—boludo no nos estamos cuidando.

—¿Vos no tomas pastilla?

Antonella asiente—Pero nose.. no confío al cien.

Él chista—Dale, no pasa nada.

Las manos del tatuado se cierran en los costados de su cintura y moviendola encima suyo sonríe provocandole la risa a ella—Bueno..

Y moviendose hacia arriba, baja por el falo del cordobés,robandole un gemido cuando las paredes de ella lo envuelven apretandolo por completo, los finos labios de ella se entreaben cuando siente como el grosor del miembro llena su interior, sus caderas van de adelante hacia atrás con dificultad debido a la poca lubricacion provocada por sus flujos únicamente.

Las manos del cordobes impactan las nalgas de la rubia con fuerza, un quejido se escapa de su boca y Cristian ladea una sonrisa paseando su diestra por la cintura ajena,llevandola a sus pechos y contemplando estos con sus ojos desde abajo—No sea' maricona.

Ella gimotea cuando el sube su pelvis y logra penetrarla a la perfección mientras la zurda del tatuado se cierra en su culo para que la embestida sea mas profunda.

Pero el momento es interrumpido por un sonido proveniente del celular del cordobés sonido que avisa acerca una llamada de Karen, Antonella pone sus manos en el pecho de Cristian frenando sus movimientos y quiere salir de arriba del morocho pero él se aferra a los gluteos de la menor y chista dejando que suene su dispositivo.
Los minutos pasan y el móvil sigue sonando por lo que no le queda otra opción que contestar, Antonella abre sus ojos y se remueve buscando bajar pero él no se lo permite y antes de atender chasquea su lengua—Seguí.
Sonríe cuando ve la expresión de Antonella y contesta dejandola con la palabra en la boca, pero las paredes de la rubia se contraen y no le queda mas remedio que cortar la llamada—Hija d-de puta—esboza ahogado tirando el celular a un lado de la cama y ayuda los movimientos de la menor provocando posteriormente su descargo, ella sonrie ampliamente y suspira bajando la intensidad de sus movimientos cuando siente el  líquido caliente entrar en su interior.

—¿Qué?—pregunta ella riéndo cuando ve como los ojos de Cristian se mantienen fijo en ella, él lleva su mano a la espalda de la rubia y empujando desde ahí la acerca a su boca.

—No pode' estar tan, tan buena—susurra sobre esos labios, ella deja un pico en la boca de Cristian y sale de el reincorporandose en la cama, tapando sus pechos con la sabana blanca y sentandose mientras estira su mano para contornear los tatuajes que decoran esa piel morena que tanto le gustaba.

—Cris..—carraspea ella sin quitar su mirada de la tinta que tenía escrita en su brazo con el nombre de Karen.

Él lleva una mano detrás de su nuca y con la otra rodea la cintura del cuerpo sentado a su lado—¿Mhm?

—¿La pasas bien conmigo?—su dedo traza la última letra del nombre y traga.

Cristian suelta una risa, pero al ver la cara de tranquilidad sin expresión de vacilo alguna, arruga el entrecejo—¿Si o no?—vuelve a interrogar la rubia suspirando.

—Si anto.. ¿Cómo me preguntas eso?

—Pero ¿Con quién te sentis mejor?

—¿Cómo?

Antonella suspira y acostándose abraza el cuerpo ajeno,
—No.. nada—murmura, Cristian relame sus labios y comienza a dejar mimos en esa cabellera rubia que cubria la espalda y gran parte de su brazo.
Por alguna razón algo dentro de ella le decía que no quería escuchar esa respuesta y él dentro de todo agradecía no tener que responder nada al respecto.

Esa pregunta era algo que frecuentaba en su cabeza siempre, incluso podría ser otro motivo por el cual no tenía intimidad últimamente con su mujer, porque él podía aceptar para si mismo que era Antonella con quien lo pasaba mejor, su energía, su humor, la forma en la que ella sabía como hacerle disfrutar el momento, etc... Pero algo que no podía admitirlo, ni a ella, ni a Karen.



















hola zorras...

BABY LOVER | Cuti RomeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora