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—Dale morocha no te enoje...'—Nicolas pasea su índice por la barba rasposa del cordobés, él con resentimiento lo corre y frunce aún más el ceño.

Cruzandose de brazos chista—Sos re gil ota, te cagaria a piñas.

—Bue boludo que sabía yo que tenías problemas con Enzo ¿Todo por la rubia esa?

El morocho lo mira con atención—Antonella se llama.

—¿Que se la anda empomando el otro? flashero.

Cristian niega apretando su mandíbula, claramente la idea de volverse con Antonella se había esfumado, de nada le servía que dicha fiesta fuera completamente privada si no tenía interés alguno por otra mujer.

Lisandro, quien se había levantado para buscar un vino, corre la silla a su lado llamando la atención de los defensores—¿Hoy noche de solteros?—ríe sentándose en medio de ambos, Nicolas y Cristian se miran, el primero arquea su labio hacia abajo mientras que el último muede su inferior—que haces cara hijo de puta— reacciona el entrerriano levantando su mentón en dirección al cordobés.

—Que te haces el polenta y después, ay no, me da lástima Muriel.

—Amm ¿Cuándo dije eso yo?

El porteño suelta un risa nasal mirando a la rubia a unos metros del tridente—Cuando te querías enfiestar a aquella.

Los dos restantes mueven sus ojos hacia la mencionada, Lisandro frunce el ceño—¿Ella les dijo eso?

Es el morocho quien asiente—Se, dice que sos un cagón.

—¿A vos te contó?

Nicolas se cruza de brazos—Se lo debe decir cada vez que culean, capaz al cuti le calienta saber que vos la rechazas, viste que ustedes son medios trolos— ríe esperando la misma reacción, pero lejos de obtenerla, Lisandro gira en su silla y mira con una expresión de confusión a Cristian.

—¿Te culeas a tu cuñada?

El cordobés niega, pero el mayor asiente—Feliz cumpleaños licha.

—Yo te voy a re cagar a piñas ota.

Mientras el entrerriano se queda pensando en la situación, Cristian abandona su asiento y se encamina a la cocina del salón, si bien quería estar sobrio, no tenía motivos ahora para estarlo.
En su interior sabia que no habían chances de que esa noche la terminara en un hotel transitorio con Antonella, más seguro era hacer las dos horas de viaje a casa con unas copas encima.

La risa de la rubia llegaba cada tanto a sus oídos y apretaba la botella de coca cola con fuerza, por dentro de verdad quería matar a Nicolas, mas aumentaban esas ganas cuando el porteño no se limitaba a descansarlo.

—Amigo no lo hice de mala leche—esboza el mencionado detrás del cordobés, pero cuando el está por responder con un "bueno amigo tranqui" —mala leche le debes dar vos—agrega acompañando la oración con una risotada que se queda retumbando en la pequeña cocina.

El menor no contesta, solo bebe de su trago mirando de reojo a su amigo, reprimiendo esas ganas de partirle la nariz de una piña.
Pero esas ganas desaparecen cuando ve la cabellera rubia que bien conoce, Antonella de espaldas caminando hacia el pasillo que seguramente la llevaba al baño, apoyando el vaso en la mesada corre de un empujón al porteño y se apresura en caminar disimuladamente.

BABY LOVER | Cuti RomeroWhere stories live. Discover now