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CORDOBA - ARGENTINA
Si había algo que le gustaba mucho a Antonella cuando vivía en Cordoba, eran las fiestas de disfraces y la cumbia tropical, es por eso que ni bien puso un pie en Argentina no dudó en hablarle a sus conocidos -que no eran pocos- para preguntar por alguna ya fuera reunión a la que asistir, solo con contactarse con dos coordinadores consiguió entradas a una de las que justamente había en la ciudad una noche después de su llegada.
La rubia sonríe colocando la vincha en su cabeza y cuelga entre su brazo su bolso para caminar posteriormente hacia la salida, encaminandose al auto que la esperaba afuera. O al menos eso esperaba ella, cuando su cuerpo atraviesa la puerta no ve absolutamente nada por lo que se apresura en teclear en su celular un mensaje para Tobias, su amigo en la adolescencia preguntándole a que hora pensaba llegar por ella, pero tal mensaje se anula cuando ve un vehículo estacionarse a un lado de la vereda de su casa, todo polarizado pero por el bocinazo podía deducir que era él, hablaría de ello una vez adentro, unos pasos se le hacen suficiente para llegar al auto y una vez que escucha la puerta copiloto destrabarse, sube en este tomando asiento sin siquiera notar quien es quien lo maneja.
Sobresalta en su asiento cuando reconoce el rostro de Cristian, suspira con pesadez cerrando sus ojos y una sonrisa se expande por sus labios finalmente—¿Qué haces vos aca?
—¿Vos enserio te pensas que voy a dejar que te lleve uno que ni conozco? mira como salis, todo el culo al aire.
—¿Y? pareces mi papá, boludo.
El morocho se inclina estirando su boca formando un pico—Dame un beso.
—Hace tres semanas atrás me dijiste que cortemos todo ¿y ahora me estás pidiendo un beso?
—Pasado pisado amor.
Antonella ríe tirando su cabeza hacia atrás y le pega de lleno en la cara a Cristian—Dejate de joder Cristian..—él sujeta la muñeca de la rubia, ella mira tal acción—no empieces—exclama buscando zafar de su agarre—nene no soy un juguete que podes tener cuando a vos te pinte—agrega sin titubear.
—¿Ah, no?—responde desafiante el cordobés,ella aprieta sus labios y mueve su brazo, él ríe y lleva su mano libre a la cintura de ella mientras la acerca apretando fuerte de su muñeca—Mentira boluda.. dale veni, ¿me va a decir que ya no me quere'?
Sus caras cerca, el pecho de ella al de él y la mano del morocho bien cerrada en su disminuta cintura—Si, te quiero... pero no me gusta que me uses para tus momentos de calentura.
Cristian suelta una risa ahogada y haciendo su agarre débil, suelta la muñeca de Antonella para llevar su zurda al otro costado de la cintura ajena—¿Y lo tuyo conmigo que era? no me va' a decir que sentías algo mas porque puro chamuyo.
