El Arte de Jacob Emory

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Esto sucedió hace muchos años, yo era muy joven en esa época, muy pequeño, Jacob Emory en esa época era un adolescente, le caía bien a todos porque era amable y jovial, de igual forma los habitantes del pueblo no lo veían con buenos ojos, para esa época y en el pueblo en que vivía Jacob era visto como un devorador de libros.

Siempre estaba leyendo, cuando todos estaban jugando, él se encontraba en las escaleras con algún libro sumergido en él, nadie lo veía con buenos ojos por esta práctica, pero lo que más le atraía eran los temas ocultos y oscuros, le gustaba mucho el ocultismo. Esto perturbaba mucho a las personas, se había convertido en una enciclopedia de temas ocultos, le gustaba estudiar todos estos temas.

Recuerdo que el joven Jacob sabia más de estos temas que la propia gitana del pueblo. Como a toda persona estudiosa que nace en un pequeño pueblo el cual le queda chico para sus pretensiones. En la adolescencia recuerdo cuando el hizo sus maletas y decidió irse del pueblo, todos lo vieron como un paso lógico que iba a ocurrir tarde o temprano.

Los años pasaron, me recuerdo de 17 años en la época que todo cambio… recuerdo que yo tenía mi propia pandilla de jóvenes, habían pasado 7 años cuando Jacob decidió volver al pueblo, su aspecto era muy distinto, su persona estaba descuidada, no se veía tan humilde, había generado vicios, licor que pudiera pagar, mujeres que le dieran su amor a cambio de dinero. Jacob se había convertido en un Nómada andante, no se quedaba en ningún lugar, viajaba y viajaba, nunca se detenía en un lugar por mucho tiempo.
A mis 17 años formule una pregunta en mi cabeza, en estos 7 años seguro tuvo una vida bastante interesante…

Lo vimos un día en un bar del pueblo, sentado como un rey y descansando, nos miró y nos indicó que nos acercáramos. Fuimos todos hacia él, lo saludamos y miramos como sonreía de manera burlona, a lo que nos pregunta:

-¿quieren ver algo impresionante? –
-Sí, claro. –
-Tráiganme una hoja de papel. –

Nos miramos entre todos, reímos un poco y uno de mis compañeros le arroja un pedazo de servilleta. Vimos como desde el bolsillo interno del abrigo sacaba un lápiz bastante largo de color cremoso, comienza a dibujar algo, no es un gran dibujante, se defiende como puede y luego de unos minutos vemos que había dibujado una figura humana, mientras Jacob nos miraba con una gran sonrisa.

Él se queda mirando a la figura y nosotros también, de a poco nuestros rostros se deforman en expresiones de horror, con miedo. El muñeco que había dibujado cobraba vida, se movía dentro de la servilleta, caminaba de un lugar a otro como una animación pobre, golpeaba los bordes como queriendo escapar. Este maldito trotamundos había hecho una animación o una brujería.

Nos pusimos bastante nerviosos por este suceso, de a poco la audiencia fue creciendo bastante, hasta el dueño del bar estaba observando todo lo que Jacob hacía, le pedían cosas para dibujar, perros, caballos, coches, trenes. Los caballitos trotaban, los perros caminaban por todo el papel, todas las animaciones hacían diferentes gracias y todos se reían.

Jacob supo aprovechar todo esto, era obvio que nunca abandono su gusto por el ocultismo, quizás él había hecho descubrimientos que jamás conto, todo lo que le había quedado de su vida de ocultista le había dejado un lápiz el cual le apodaban el lápiz mágico.

Con ese lápiz Jacob supo cómo sacarle provecho, monto una especie de circo con muros blancos, había muchas sillas y se cobraba por entrada. Lo que caracterizaba el espectáculo era que Jacob gritaba “Díganme que dibujar, ¿Qué quieren que dibuje?” gritaba a todo el público. Y le gritaban “Dibuja un Tigre.” “Dibuja un Dragón.” “Dibuja una locomotora.”, la locomotora iba de muro en muro, se desaparecía entre el espacio de un muro y aparecía en el otro. Los animales y las personas se movían.

Jacob sabía que el lápiz no le duraría por el resto de su vida, estaba por convertirse en un fenómeno de calibre nacional, pero por el momento disfrutaba los shows en su pequeño pueblo natal, uno tras otro fue un éxito rotundo, pero, una noche, todo cambio…
El licor abundaba en aquella noche, gente vieja, grande, pequeños, niños, se reían de todo el espectáculo del señor Emory, las sugerencias de las personas cada vez eran más subidas de tonos, “Dibuja una mujer desnuda.” “Dibuja un jorobado.”, cada uno que pedía algo, él lo complacía para el disfrute de todos, de a poco Jacob se estaba volviendo una persona más oscura.

Una persona que se la pasó gran parte de la noche llamando a Jacob por fin tuvo su turno, realizando una estúpida petición:

-Jacob, dibújate a ti mismo. -

El señor Emory ladea un poco la cabeza, se siente un poco sorprendido, nunca le habían pedido que se dibujara a él, pero ya no podía decir que no. Entre carcajadas se dio medio vuelta y comenzó a dibujarse.

Se dibujó como estaba vestido, el moño de estafador, el abrigo rojo rayado, con el mismo peinado y sombrero, luego de unos momentos termino la figura. Cuando la termino algo sucedió, todos los dibujos realizados por Jacob se detuvieron de un momento a otro mirando al dibujo del propio Jacob, mientras todo esto sucedía las carcajadas fueron disminuyendo y con mirada atenta a lo que sucedía.

Finalmente, el Jacob dibujado cobra vida, lo primero que hace es mirar al Jacob real de un modo frio, mete su mano en el abrigo sacando un lápiz, una versión del lápiz mágico de Jacob, se agacha trazando una línea muy larga recta, luego otra línea recta hacia la derecha y otra línea hacia abajo, el Jacob real se dio cuenta mucho antes lo que estaba pasando, antes que la audiencia, el Jacob falso estaba dibujando una puerta.

El Jacob real puso una expresión de pánico, el Jacob falso abrió la puerta y los dibujos tuvieron acceso a él. La multitud de gente comenzó a gritar, a tirar las sillas, a correr como locos, a amontonarse contra la salida como cerdos, botellas rompiéndose, una persona murió atropellada por el público, en ese momento yo no sabía lo que sucedía, era muy joven.

Cuando estaba saliendo mire hacia atrás, vi por última vez a Jacob Emory, me arrepiento de haber visto todo lo que sucedió, todas sus creaciones estaban sobre él, matándolo, uno de los monstruos tenía su mano metida en la mandíbula inferior, otro de ellos la tenía en su parte superior de la mandíbula mientras lo jalaban con furia. Otra tenia los dedos metidos sobre la cavidad de los ojos de Jacob, estaban destrozándolo como si su carne fuera un pedazo de tela, todos estaban destruyéndolo sin piedad. Hubo un incendio en aquel lugar, la carpa se vino abajo y se incendió.

La gente del pueblo no quiso hablar del tema, luego de muchos años me di cuenta que quizás lo que Jacob dibujaba, esos gatitos, perritos y diferentes cosas no eran realmente eso, todo lo que Jacob hacia era darle cuerpo a seres que habitan en otra realidad, les daba un cuerpo. Eran espectros que se movían en la hoja de papel buscando una salida, los cuales finalmente le dieron un castigo muy grande al señor Emory.

Me da bastante tristeza al contar todo esto, pero, Jacob recibió lo que merecía por jugar con cosas que no entendía bien, sino con las que nunca se debió haber metido…
Así que la próxima vez que quieras ver algo sobre cosas ocultas, recuerda la trágica historia de Jacob Emory…

Terror máximo Where stories live. Discover now