El Experimento Ruso del Sueño

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En la época que la Segunda Guerra Mundial había terminado se me ocurrió junto con otros colegas realizar un experimento, Europa se encontraba en ruinas en ese momento y la Unión Soviética no se negaba a los pedidos que le realizábamos para experimentar.

Gracias a tanta crueldad humana que tuvimos, estos años fueron de grandes descubrimientos y soluciones para muchas cosas que hoy en día de no ser por dichos descubrimientos, morirían muchas personas. Acuñamos muchas medicinas que sirven hoy día, pero que fueron probadas en seres humanos. Al no tener agentes que regularan nuestros experimentos, se imaginaran todo lo que podíamos hacer sin ser frenados.

Entonces, ¿Qué pasa con un ser humano si lo privamos del sueño permanentemente?

Si hoy en día buscas en google encontraras todo lo que le puede pasar, todo esto que encuentras, es fruto del experimento que se realizaron en esos tiempos de pocas regulaciones y ética profesional.

Tomamos un grupo de 5 presos políticos, les mentimos diciéndoles que si eran participes del experimento y obedecían a todo iban a ser liberados al finalizar el mismo, si eran mansos y buenos ya no serían prisioneros políticos. Pobres diablos, no dudaron un segundo en aceptar todo sin imaginarse todo lo que teníamos planeado.

Finalizando los años 40 lo realizamos, en esta época no había un circuito de cámaras como hoy en día, donde podías monitorear todo sin verlos directamente, por lo tanto, tomamos un cuarto muy grande con sólidos muros de concreto con grandes ventanales con un gran grosor, además, el cual estaba sellado al vacío, donde le incluimos un tubo muy ancho de oxigeno conectado a una boca en el techo en esa prisión, por esto los prisioneros podían respirar. También le agregamos otro tubo, pero en este había un gas, el cual manipulaba la adrenalina y ciertos químicos en el cerebro que causan el mismo efecto que cualquier energizante, pero en mayor medida.
También la comida y bebida que le dábamos tenían estos químicos en grandes cantidades para evitarles el sueño.

Incluimos un sistema de sonido con música muy molesta, la cual utilizaríamos si algún conejillo de india humano lograba dormirse, también lo usaríamos para comunicarnos con ellos. Se preparó todo con una metodología fría, diseñado para que nadie lograra dormirse y así los dejamos ahí dentro.

La comida la escaseábamos, esto produce que la gente permanezca despierta al causar ansiedad, solo podían beber, sus necesidades fisiológicas las hacían allí dentro, no había camas, solo le dimos material de lectura para entretenerse durante horas, esto se convirtió en días.

Los primeros 3 días, comenzaron a experimentar alucinaciones, 72 horas sin dormir, sin pegar los ojos, sin soñar, sin descansar profundamente. Visiones, alucinaciones, cosas extrañas, esto es lo que reportaban los pacientes. Esto es lo que pudimos rescatar al preguntarles por medio del sistema de sonido, y lo que mis colegas anotaban mientras ellos nos describían las visiones y alucinaciones.

Pasaron 6 días y estábamos por cumplir la primera semana, ahora dichas alucinaciones eran bastante peores, pero estos prisioneros, no podemos llamarlos de otra forma la verdad, empezaron a hacer cosas extrañas, uno comenzó a caminar como si fuera un león enjaulado, alrededor de toda la cámara, uno estuvo en un costado viendo a la pared meciéndose, otro se abrazaba a las rodillas y se mecía, uno se quedó toda la noche de pie mirando al vacío, al techo, con la mirada completamente extraviada.

Se empezaron a escuchar sonidos extraños en esta celda, ya habían pasado 8 días, los prisioneros estaban pasándola muy mal, ya no colaboraban con las cosas que les pedíamos, no les importaba, ya se habían dado cuenta que era un gran engaño y que los íbamos a dejar morir, llevaríamos el experimento hasta las últimas consecuencias.

En la mañana del día 10 paso algo muy extraño, a pesar de la locura podían pensar muy bien, arrancaron las hojas de sus libros y usando sus propias heces fecales como pegamento las pegaron contra los vidrios para que no pudiéramos ver lo que pasaba, nos habían despojado de toda visión, pero no queríamos detenernos, empezamos a escuchar ese sonido frio, silencioso, los sonidos del silencio, sonidos de la nada, se escuchaban por horas y horas en el equipo de sonido, donde cada tanto escuchábamos a alguien moverse un poco.
Entonces decidimos hablarles.

-Vamos a abrir la puerta, por favor colaboren, de cumplir con lo que pedimos liberaremos a uno de ustedes. –

Uno de mis compañeros fue acompañado por dos soldados, abrieron la cámara y todo comenzó a ponerse extraño, aquí todo desafiaba la lógica posible. Los pacientes se alteraron, uno de rodillas comenzó a correr como un animal, arrastrándose en 4 patas como una araña, sus huesos se escuchaban sobre el piso y logro levantarse hasta saltar sobre uno de los soldados, y con su dentadura ataco su yugular arrancándole un pedazo de carne. Aquí no comprendimos como tenía tanta fuerza y energía sin dormir y sin alimento, el soldado fue víctima de toda la rabia de una bestia desquiciada, los compañeros soldados lo único que pudieron hacer fue matar a balazos a aquel paciente y por consiguiente a su compañero que ya estaba totalmente desfigurado.

Retiraron los dos cuerpos mientras los demás pacientes estaban de pie mirándolos fríamente, lo horrible de esto, es que todos los pacientes no estaban molestos, no por ser traicionados o prisioneros, no porque morirían como ratas encerradas, el motivo del enojo era que estaban dejando escapar el gas al abrir la puerta, querían estar solos, no querían interrumpir el experimento, tenían miedo de dormirse por alguna razón, así que decidimos cerrar nuevamente la puerta.

Uno de mis colegas le consulto por medio del micrófono a uno de los pacientes:

-¿Qué sucedió? ¿Por qué hicieron esto? –
-No corten el gas – fue lo único que se limitó a decir.

Un soldado no era nada para la junta militar que gobernaba la Unión Soviética, así que no tuvieron problema en que continuáramos, para esto pasaron 20 días, en los cuales no limpiamos el cuarto y las hojas pegadas seguían ahí, no sabíamos que estaba pasando dentro de este cuarto. Seguíamos suministrando agua, pero nada de alimento, sabíamos que seguían vivos porque escuchábamos la respiración, como respiraban por la boca pausadamente. Un científico pregunto:

-¿están dormidos? Respondan ¿están dormidos? –

Pero nadie respondió, por esto nos animamos a volver a entrar, pero jamás imaginaríamos lo que nos encontramos.

Entramos con más soldados y mucho más en modo defensivo, nos dimos cuenta que los pacientes estaban acostados en el piso uno al lado del otro, comenzaron a canibalizarse a ellos mismos por el brazo, se veían los tendones como cuerdas, se veían al aire libre, no había nada de piel en esa parte. Uno se había comido toda la piel del dedo índice, había devorado todo, solo el hueso se movía contra el suelo. Uno se había quitado sus propios parpados, no sabemos cómo, para evitar dormirse. Otro se había arrancado piel de las nalgas y axilas, el siguiente se había masticado sus propias rodillas y se le veía los huesos con infección.

El que más nos impresiono se había comido sus propios labios, dejando a la vista su dentadura y dándole una cara tétrica y de locura. Pero lo mejor de todo, seguían despiertos mirándose entre ellos o miraban el techo hacia todas partes, pero seguían despiertos. Miraron a los soldados como algunos lloraban o vomitaban. Estábamos consternados, así que ordenamos removerlos del cuarto, creíamos que eran inofensivos.

Cuando los soldados intentaron remover a uno agarrándolo desde los tobillos este se sentó rápidamente hundiéndole los pulgares en los ojos al soldado, los otros soldados lo controlaron y le dispararon para matarlo. Los otros 3 los miraban desde el suelo como diciéndoles que no los sacaran de allí porque sino atacarían. Uno de los prisioneros logro decir entre dientes:

-Cierren la puerta, cierren la puerta – pero los soldados no querían hacerlo porque el experimento ya había finalizado y llamaron a mas compañeros.

Los prisioneros entonces, comenzaron a levantarse como pedazos de carne sin razón listos para atacarlos. Por este motivo los soldados fusilaron a los pacientes sin piedad, pero con muchísimo miedo más que con sangre fría.

Uno en el suelo desangrándose, escupiendo sangre, limpiando las comisuras de sus labios, respirando profundo, intentando absorber el gas, intentando respirarlo. Horrorizado me acerqué y le dije:

-¿Qué diablos eres? ¿Quién eres? –

Recuerdo que me miro de una manera divertida moviendo sus ojos hacia mí, esperando la muerte:

-Soy la locura, soy aquello a lo que temes, soy aquello a lo que tienes horror, soy aquello que reside en tu cerebro, en los abismos del mismo, aquello que está impreso en tu mente, aquella forma de ser humano que jamás se ha ido, que sigue ahí en una capa profunda de todo, soy la locura, soy la locura-

Eso fue lo último que me dijo antes de morir, retiraron los cuerpos y archivamos todos los papeles y notas que teníamos para registrarlo como “El experimento Ruso del Sueño”.

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