El Desconocido

1 2 0
                                    

Como cualquier noche de mi trabajo, había parado en un lugar de comida de la carretera, entré, el lugar estaba bastante vacío, en la cocina estaba el respectivo cocinero y en el mostrador una camarera de avanzada edad. Me senté en una mesa y a los pocos minutos la camarera se acercó para tomarme la orden.

Me quede observando el celular mientras esperaba mi comida, estaba bastante hambriento, de un momento a otro una persona se acercó a mi mesa, lucia bastante normal, de mi edad y vestido no muy llamativamente, me dijo:

-Te ves como una persona muy interesante, ¿puedo sentarme contigo? –

Lo mire bien, tenía su propio plato de comida, no parecía tener nada sospechoso ni que estuviera armado, como soy de las personas que me gustan las sorpresas que la vida te presenta, lo invite a sentarse para que me acompañara.

El muchacho se sentó frente a mí, sin hablarme comenzó a comer de su plato, justo en ese momento acercaron mi orden a la mesa. Estaba hambriento, comencé a probar todo lo que había en mi plato, de un momento a otro el extraño empezó a hacerme preguntas:

-¿Cómo te llamas? –
-Pablo. – le conteste.
-¿en que trabajas? –
-Soy camionero. –

Luego de varias preguntas empecé a notar que sus preguntas eran cada vez más íntimas y precisas mientras el extraño comía.
Me hizo varias preguntas, las cuales fui contestando sin preocuparme, como alguien que conoce a una persona que sabe que no volverá a verla jamás.
Lo curioso de todas mis respuestas, es que contestaba con sinceridad, no podía mentirle o no me salía mentirle a este extraño, como si eso influyera en algo. El extraño continúo haciéndome preguntas, las palabras salían de mi boca sin controlarlas, como si algo me obligara a continuar contestando y con una sinceridad tremenda.

La comida iba desapareciendo de su plato, en un momento sus preguntas se iban haciendo cada vez más oscuras, pero yo continuaba respondiendo como hipnotizado, sus preguntas se hacían más y más perturbadoras hasta que me realizo una última pregunta:

-¿Qué tendría que pasar para que tu decidas quitarte tu propia vida? -

Esta pregunta me sorprendió muchísimo, tendría que usar mi imaginación para responderle, aquí me di cuenta que ya no sentía la obligación de ser sincero, podía incluso mentirle. Me aclaro que lo que sea que yo dijera, se cumpliría a la semana siguiente.

Por dentro pensé “Puedo mentirle con respecto a lo que debería pasar y obtener una gran recompensa” pensé muy dentro mío, lo mire y le conteste una de mis mejores mentiras que jamás había elaborado, total si esto es real, mi recompensa será muy grande.

Terror máximo Onde histórias criam vida. Descubra agora