Toda tu vida se te fue editando y publicando los libros de los autores prometedores del momento, este trabajo te ha traído reconocimiento y riqueza... Sin embargo, nunca fuiste genuinamente feliz, ya que cuando fue tu momento una editorial malvada c...
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La gran y poderosa dragona negra yacía en el fondo del precipicio, con esta espada clavada en su corazón, poco a poco el bosque de espinos que había invocado se iban desvaneciendo... Poco a poco su maldición se iba dispersando.
-Bastardo... Eres un bastardo...- Maldijo el hada malvada mientras que su cuerpo se iba envolviendo en llamas negras y verdes hasta que retomó su forma humanoide, pero la espada aun seguía clavada en su pecho y las llamas no se apagaban
Maldecía la malvada Reina del Valle de las Espinas, Maléfica la Reina del Mal, así era conocida por todos los humanos en el mundo, ya que no sabía hacer otra cosa que causar y sufrimiento a su paso, todo lo que tocaba lo corrompía, si algo era hermoso lo destruía, no sabía lo que era el amor, la caridad y el ayudar al prójimo, pero... Eso es mentira, ella si sabe, o al menos creía saber, lo que es amar.
-Primero mi corazón... Luego mis alas... Ahora mi vida...- Murmuró Maléfica para sí misma, sintiendo como su cuerpo era consumida por las llamas -¿Acaso este era tu plan?... ¿Siempre fue éste tu plan Stefan?- Volvió hablar para sí misma
En ese momento Maléfica estaba recordando como hace unos meses le entregó su corazón y su primer beso a este príncipe humano, quien juró que ese era un beso de amor verdadero, cuando creyó que este príncipe la amaba tanto como ella lo amaba a él se entregó una noche que creyo que seria el inicio de una vida feliz, después de tener un pasado doloroso y triste, Stefen nuevamente le volvió a jurar que su amor era verdadero y haría su esposa...
Ella se entregó a él en cuerpo y alma, solo que al final de esa noche le arrancara las alas de tajo con su espada "De la Verdad" y dejó sola para morir de manera miserable, dolorosa y llena de arrepentimientos.
-... ¿Que pasara con mi reino? ¿Qué pasará con mis súbditos? Ahora todos están a merced de los humanos cuando muera...- Se lamentó el hada sintiendo como su cuerpo iba volviendo cenizas, pero aun así se rehusó a llorar o pedir ayuda -Maldita seas Belladona desde tu tumba... Tuviste razón... Yo traje la destrucción del Valle de las Espinas...-
Volvió a maldecir Maléfica, sintiendo sus ojos muy pesados pero aún se rehusaba a cerrarlos, estaba por amanecer y después de una noche tan larga quería ver el alba una última vez.
-Solo quería que cumplieras tu palabra, Stefan... Solo quería recuperar mis alas... Solo quería amar y ser amada... ¿Qué pecado hay en eso?- Dijo para sí misma sintiendo como el fuego comenzó a quemarle la cara, tal parece que vería el alba por última vez -Yo... Solo quería... Que alguien me amara... Y amar a alguien... Queria no estar sola-
¡Pero nunca estuviste sola, pequeña Aurora!
¿Aurora?... Hace años que nadie me llama así... ¿Y de qué estás hablando? Siempre estuve sola, todos mis seres queridos murieron mientras iba creciendo... Nunca puedo hacer nada por ellos...
¿Es por eso que querías amar a alguien y que te amen? ¿Por qué quieres recuperar de alguna forma a tus seres queridos?
Quizás si, quizás no... ¿Quién sabe?... Pero ya es muy tarde para eso y después de todo lo que hice no los veré en el paraíso, alguien como yo se irá directo al infierno.
¿Estás segura que ahí es a donde iras?
... Es lo que todos me desearon... Hasta mi padre....
¿Quieres volver a ver a todos los que amaste y perdiste?
Si... Pero es imposible... Hasta para mi es imposible... lo he intentado más de una vez...
Bueno... intenta cerrando los ojos
La hada no tenía nada que perder y todas maneras su cuerpo entero ya era carbón, por lo que cerró los ojos, solo para volverlos abrir en un sitio oscuro, apretado y húmedo, al momento la dragona pensó que tal vez sobrevivió y aún así la enterraron "¡¡ESOS IDIOTAS ME ENTERRARON VIVA!! ¡Encima me enterraron en un ataúd demasiado pequeño! ¡van a ver cuando salgo de aquí!" fueron los pensamientos de Aurora mientras intentaba usar su magia para salir... No funcionó, así que tocó el plan B que es romper su caja mortuoria.
Cuál fue su sorpresa que cuando dio un fuerte cabezazo a la caja descubrió que no era un ataúd de madera si no el cascarón de un huevo ¡Su huevo! ¡¡ESTÁ NACIENDO!! ¡¿Pero dónde estaba?! Esa habitación rústica no parecía ser del palacio de las espinas, pero eso no importaba ahora, ya que su atención se enfocó en la mujer que la abraza con tanta ternura transmitiendo su calor, Aurora la reconoció por las pinturas que su abuelo cuervo conservaba de ella.
"No puede ser... ¿Madre?" Fue lo que pensó la dragoncita, pero tu estabas tan inmovil que tu pobre hija creyó que estabas muerta por lo que empezó a moverse con todo y huevo para hacerte reaccionar, como no funciono optó por darte un pequeño manotazo, eso sí surtió efecto.
-Entonces... Esto es lo que se siente volverse mamá- Susurraste mirando impresionada a la bebita,
Aurora por su lado tenía tantos sentimientos en su pecho, siempre quiso conocerte, saber si la amaste aunque tu mente supuestamente estaba rota por culpa de las maldiciones de Belladona, por lo que al verte tan sana y comenzó a llorar con fuerza de la emoción.
-No, no, no bebe, no llores, mami está muy feliz de conocerte al fin, espere mucho años para conocerte Aurora- Dijiste ya sentándose en el suelo y sacando a la bebe de lo que quedaba del cascarón para arrullarla y llorar de la felicidad -Te quiero mucho mi niña, gracias por existir-
"Yo también quise conocerte siempre, gracias por darme la vida madre"
