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[FELIX]

El resto del desayuno y el camino a casa son silenciosos, y en cuanto subimos al apartamento, hago lo posible por romper la tensión.

—¿Estás molesto?

—No —dice sin otra mirada hacia mí mientras se dirige a su habitación.

—¡Espera, espera! —Corro tras él y me pongo delante—. No te creo. ¿Estás enfadado conmigo? —Sus ojos me bañan y la tristeza detrás de ellos es evidente.

—Nunca puedo estar enfadado contigo. Además, eres tú el que está enfadado conmigo...

—No lo estoy —susurro y sus ojos se amplían—. Sólo quiero decir que no por lo que pasó en el restaurante. Eric no es un problema... hemos terminado. —Se queda en silencio y me doy cuenta de que está meditando mis palabras.

—Eres tan jodidamente hermoso. —Su mano se levanta y tira de la pinza de mi cabello que mantenía algunos trozos hacia atrás.

—Sabes que sigues siendo el único hombre al que he dejado jugar con mi cabello. —Me río, intentando romper la tensión, pero él no sonríe. Se limita a mirarme fijamente, con sus dedos recorriendo mis mechones como si fuera la cosa más fascinante del mundo.

—No me rendiré, Felix. —Se inclina y presiona su frente contra la mía. Cierro los ojos cuando se separa suavemente y sus labios se posan en mi frente—. Puede que te haya abandonado una vez, pero no volveré a hacerlo. —Sus brazos me rodean y me rodea su colonia, que solía estar permanentemente arraigado en mi piel, mientras me aprieta contra la pared—. Sé que no te merezco. Tu amor. Tu perdón... —Se interrumpe. Mi corazón comienza a latir con fuerza en mi pecho mientras las palabras se asientan en la punta de mi lengua de que tal vez no lo merezca, pero eso no me impedirá dárselas—. Pero sigo suplicando por el. —No hablo. Simplemente me derrito en sus brazos, totalmente dispuesta a dejar que lleve la iniciativa a donde quiera llevarnos—. Dime que pare. —Me toma la cara y me obliga a mirarlo a los ojos—. Dime que pare —repite, y yo me relamo los labios en respuesta, sin saber qué es lo que quiero el año que viene, o el mes que viene, o incluso mañana, pero sé que necesito sus labios en los míos ahora. Respira con dificultad y casi puedo oír los latidos de su corazón en el pecho.

—Jinnie—gimoteo su apodo por primera vez en seis meses, aparte de aquella vez en el hospital, pero, sobre todo, por primera vez desde que se ha despertado, esperando que sirva de luz verde.

—Lixxie—Roza su nariz contra la mía una vez, uno de sus movimientos que solía volverme loco. Sus manos encuentran mi boca, dibujando su pulgar sobre mi labio inferior—. ¿Te has puesto este color para mí?

—Sí —susurro y levanto la vista para encontrarlo mordiéndose el labio.

—Joder. —Gime, sus labios se posan suavemente sobre los míos.

Dejo escapar un suspiro, muriéndome por probar su boca, pero no se acerca. Nos quedamos ahí, respirando el mismo aire, pero sin hacer ningún intento de cerrar el espacio entre nosotros. Es como si estuviéramos atascados, ninguno de los dos quiere dar el primer paso, aunque me sorprende que Hyunjin no vaya por ello.

—Recuerdo... —Da un paso atrás y cierra los ojos—. Un día llegaste a casa del trabajo. Yo ya estaba allí porque trabajaba desde casa. Tenías un gran dolor estomacal en el trabajo... y no podías dejar de llorar. Nada de lo que hice te hizo sentir mejor. —Abre los ojos y sé que los míos brillan con lágrimas que amenazan con caer—. Me sentí como un fracaso.

Lo recuerdo.

—No lo fuiste —le digo rápidamente, deslizando mis manos por su cuerpo hasta su cara—. No había nada que pudieras haber hecho. —Hago una pausa al darme cuenta de cuándo fue eso—. Eso fue hace sólo un año... ¿lo recuerdas? —Sonrío y él niega con la cabeza.

OBLIVIATE || Hyunlix✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora