OBLIVIATE || Hyunlix✔

ღ21

[HYUNJIN]

—Bonito lugar.

Observo cómo Lee Felix  se pasea por mi apartamento, sus dedos lo tocan todo y deja su olor por todas partes. Esta noche era nuestra tercera cita y, a pesar de la sesión de manoseo que tuvimos en nuestra primera cita... y en la segunda, no habíamos ido mucho más allá.

Pero tal y como me siento, estoy dispuesto a llevar las cosas hasta el final esta noche si él está preparado. Mis ojos lo siguen, como si los apartara de él, podría desaparecer. Lleva un traje negro que le aprieta sus piernas y unos zapatos que hacen que sus piernas sean kilométricas. Incluso con los zapatos, sólo me llega a los hombros y me encanta lo bajito y menudo que es. Recorro sus piernas con la mirada, preguntándome cómo se sentirían al rodear mi cintura mientras me deslizo entre ellas.

—Me gusta

Sonrío mientras él toma un sorbo del vino tinto que le he servido. Deja la copa en la mesita antes de sentarse en mi sofá, se quita los zapatos y pone los pies debajo del trasero.

No hay zapatos. Buena señal.

Me acerco al sofá y me siento a su lado, acercando sus pies a mi regazo y frotando sus plantas. Observo el esmalte blanco de sus dedos y les doy un beso en la parte superior.

—¿Tienes algún tipo de fetiche con los pies, Hyunjin? —Se echa el cabello por encima de la cabeza y hace girar los dedos en él. 

Sonrío, porque creo que eso significa que está coqueteando conmigo.

Recordando su pregunta, sacudo la cabeza.

—Creo que tengo un fetiche con Lee Felix—Ladea la cabeza.

—Debes decirle eso a todas las personas.

—No —le digo con sinceridad—. Sólo a ti. —Levanto una ceja y el me devuelve la mirada. Me estudia, sus ojos me miran por todas partes antes de volver a hablar.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Cualquier cosa. Soy un libro abierto. —Y eso es cierto. Nunca he sido tan abierto y honesto tan pronto con alguien como lo he sido con Felix. Le conté sobre mi infancia, mi adolescencia, mi relación difícil con mi madre. Todo ello. Hemos intercambiado historias de guerra en nuestra segunda cita, y aunque él no tiene mucho, yo le había hablado del único hombre con el que había salido en serio.

—¿Has estado alguna vez con un chico?

Me pregunta, y mis ojos se abren de par en par. No había previsto que esta conversación se dirigiera a esto cuando él se sentó en el sofá. Francamente, me imaginé que estaría sentado sobre mi polla.

—¿Por qué? ¿Has estado alguna vez con un hombre? —Le pregunto.

—Tal vez.

La idea me enfurece. No es que haya estado con un hombre, sino con cualquier hombre. Me molesta que alguien lo haya tocado antes que yo. De repente siento la necesidad de marcarlo para que lo sepa... para que todo el mundo sepa que está fuera de los límites a partir de ahora.

—Ah, así que no seré el primero.

Me encojo de hombros, como si no estuviera ya planeando que será mi último.

—Sólo era curiosidad. No pretendía incomodarte —dice mientras retira sus pies de mis manos y se acerca a mí.

Atraigo su mano hacia la mía y paso mis labios por sus nudillos con suavidad.