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[FELIX]

Apenas puedo ver a través de las lágrimas que caen por mi cara, y un sollozo burbujea en mi garganta. Me pongo una mano en el pecho, con el corazón a punto de estallar por sus palabras.

Agarro la caja que ha dejado sobre el escritorio y la abro, revelando los dos impresionantes anillos que solían lucir con orgullo en mi dedo anular izquierdo. Los sostengo en la palma de la mano antes de cerrarla en un puño y salir casi corriendo de la habitación. Paso al salón y veo a Hyunjin revisando una caja que debe haber encontrado en un armario. Se levanta cuando me ve entrar en la habitación y se come el espacio que nos separa en tres zancadas.

Prácticamente choco con su duro cuerpo mientras me envuelvo en él. Me levanta en sus brazos como si pesara menos que una pluma. Una mano se desliza por debajo de mí para acariciar mi trasero y otra se dirige a mi nuca, acercando sus labios a los míos. Los roza suavemente, pasando su lengua por mis labios antes de atrapar una de mis lágrimas saladas que caen en cascada por mi cara.

—¿Por qué lloras? —Nos acompaña al sofá y se sienta, manteniéndome en su regazo. Me limpia bajo los ojos y me besa de nuevo—. Háblame.

De repente tengo frío y un escalofrío me recorre mientras soy muy consciente de los dos anillos que tengo en la mano.

Abro la palma de la mano, revelándolos, y los deslizo en su mano sin decir nada. Frunce el ceño y me doy cuenta de que es porque no he dicho explícitamente lo que quiero.

—¿Me los puedes devolver? —Pregunto, aunque ya sé la respuesta a mi pregunta.

—No han pertenecido a otro lugar que no sea tu dedo. 

Asiento con la cabeza.

—Quiero que me las pongas —le digo y él se acerca a mi mano izquierda al instante, probablemente tan desesperado como yo por volver a tenerlas puestas. Pero lo detengo—. Quiero decir algo primero.

Se inclina hacia delante frotando su nariz por mi cara y mi cuello y apretando un beso en mi hombro.

—Puedes contarme cualquier cosa.

El olor de él y de su sudadera que llevo puesta es casi demasiado. Siempre he sido capaz de emborracharme con Hyunjin, rápidamente, y sé que necesito tener la cabeza despejada para sacar esto adelante, así que le empujo ligeramente hacia atrás y me muevo de su regazo para sentarme a su lado en el sofá.

—Hyunjin, el día que llegaste a casa y me dijiste que te habías acostado con otra persona... —Empieza a hablar y yo le pongo un dedo—. No lo hagas.

Deja escapar un suspiro.

—Esto no parece justo —refunfuña y sus ojos cafés miel se oscurecen al tiempo que un ceño fruncido encuentra su rostro.

Le froto la mandíbula, amando la sensación del pinchazo bajo mis dedos mientras intento calmar su molestia.

—Lo sé, no sabes qué decir, y es difícil defenderse de algo que no puedes recordar. Pero si nunca recuperas la memoria, necesito decir esto y tú necesitas oírlo. —Asiente, y me muerdo el labio mientras tiro del dobladillo de la sudadera de Hyunjin—. He repasado una y otra vez lo que pasó ese día en mi cabeza durante meses. Hubo algunas noches en las que se repitió en bucle. Era lo único en lo que podía pensar. Y supongo que, en cierto modo, me ayudó a superar los abortos porque me permitió dejar de pensar en ellos. Me dolía cada día pensar en la pérdida de nuestros bebés, pero ¿perderte a ti? Nada podría haberme preparado para ese tipo de dolor. No estaba preparado para ello. Y quizá me dolió aún más por todo lo que había pasado, pero fue lo peor.

»Habías estado fuera hasta muy tarde esa noche —continúo— pero supuse que habías salido con Chan. En ese momento ya me había quedado dormido, así que ni siquiera pensé en ver cómo estabas. Llegaste a casa sobre las seis, recuerdo... las seis y diecisiete. Nunca olvidaré la hora. Fue cuando la puerta se cerró. Me senté en la cama y te llamé, por si acaso...

OBLIVIATE || Hyunlix✔Where stories live. Discover now