OBLIVIATE || Hyunlix✔

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[FELIX]

Me estampo contra la pared del puesto de Le Chamber y Hyunjin se me echa encima al instante. Ahogo los sonidos de los gritos, los vítores y las risas que llegan desde el exterior del puesto por parte de los hombres que nos han visto entrar a trompicones.

—Hwang —gimo en el momento en que sus manos encuentran el espacio entre mis piernas, el espacio aún húmedo de su anterior asalto.

—Me vuelves jodidamente loco, Lix. Jesús. —Sus dientes me pellizcan la oreja mientras recorre con sus labios mi piel desnuda, desabrochando la parte superior del traje y sacando el pezón de la camisa. Me agarra el pecho con fuerza y rodea el pezón con la punta de la lengua antes de chuparlo entero—. Llevo pensando en morder este puto pezón desde que salimos de casa.

Sus dientes muerden y grito justo cuando su otra mano de entre mis piernas se cierne sobre mi boca.

—No necesito que todo el mundo en este baño oiga lo que te estoy haciendo —gruñe.

Puedo oler y saborear mi excitación en sus manos y es demasiado. Sus labios en mi pecho, el olor de mi excitación en el aire. Todo se arremolina a mi alrededor como una niebla sensual. Su mano se separa de mi boca cuando se arrodilla frente a mí. Abro los ojos y lo miro.

—Hyunjin... —Protesto—. Quiero que me folles, puedes comerme más tarde.

—Sólo necesito una prueba. Un lametazo para que me quede tranquilo.

Me baja los bóxer por las piernas y se las mete en el bolsillo de la chaqueta antes de levantarme la pierna derecha por encima del hombro, abriéndome y exponiendo mi brillante culo a su boca deseosa. Empieza por mi tobillo, besando la piel y mi pierna izquierda se tambalea ligeramente con todo mi peso apoyado en ella. Como siempre, siente mi incomodidad y me agarra el culo sujetándome y me lanza un guiño.

—Te tengo.

Me faltan las palabras cuando sus labios se aferran a mi polla y vuelvo a gritar, sin importarme que antes me haya dicho que me calle. Su lengua me rodea, saboreando mi orgasmo de antes y el que se está formando por su asalto.

—He mentido —gruñe contra mí—. Necesito que te corras en mi lengua, bebé.

—Joder, yo también. —Exhalo, preguntándome en qué mundo pensábamos que alguno de los dos estaría satisfecho con una sola lamida.

Después de la noche que hemos pasado y de los chupitos que me he tomado, ya estoy a punto de llegar al orgasmo, que se está gestando en la base de mi columna vertebral. Le meto las manos en el cabello y me aprieto contra él, apretando mi culo contra su boca y haciendo que las cerdas de su barba se claven en mi culo.

Tiro y él gime provocando una vibración que recorre mi cuerpo. El sonido y la sensación hacen que el orgasmo florezca más rápido y entonces exploto. Golpeo mi mano contra la pared detrás de él para mantenerme erguida mientras me balanceo dentro de su boca, usándola como palanca.

—Oh, Dios mío. —Una risita sale de mis labios justo cuando él baja mi pierna derecha.

Me vuelvo a apoyar en la pared y lo miró fijamente, e inmediatamente siento la necesidad de volver a correrme. El zumbido de las bebidas empieza a desaparecer lentamente y el subidón de mi marido y su boca pecaminosa me embriaga ahora. Su cabello se levanta en todas las direcciones por mis tirones, sus ojos son oscuros, de un verde bosque, y se clavan en los míos, su frente está resbaladiza por una fina capa de sudor y su boca está cubierta

por mi orgasmo. Su lengua sale para recorrer mi muslo y puedo ver la evidencia de mi orgasmo asentada en su lengua.

—Dios mío —repito mientras aprieto los ojos y trato de memorizar la imagen.