Capítulo 16

7K 622 135
                                    

Narrador.

La toma de decisiones en la vida siempre son un camino incierto, temeroso o incluso rebelde.

Sin embargo, eso no debe quitar que a pesar de todo, quien toma esas decisiones somos nosotros mismos, sabiendo las consecuencias y lo perjudicial que podría llegar a ser nuestro futuro, eternamente seremos conscientes de ello y por toda la vida tomaremos el camino perjudicial o el camino en dónde no tomas ni siquiera una decisión.

Era complicado escoger entre los dos caminos, no obstante, siempre hay una luz más reluciente al final de este.

Daniela se acercaba al estacionamiento de aquel hotel en plena madrugada, había salido de casa después de escuchar a María José entrar a su habitación. Incluso en puntillas se acercó a su puerta para abrirla lentamente y ver a la morena dormir plácidamente.

Cuando bajó del coche sus manos temblaban ligeramente, muy en el fondo de sus pensamientos y sentimientos sentía que lo que estaba haciendo estaba sin duda alguna incorrecto.

¿Pero por qué se sentía mal si en parte también estaba haciendo lo correcto...?

¿Verdad?

Cuando cruzó las puertas del hotel apretó sus manos para alejar sus nervios, dudosa caminó hasta la recepción, un joven le sonrió amable.

— Buena noche, ¿en qué le ayudo?— saludó.

— Hum. — vaciló. — ¿Ander Lombardi tiene reservación?

El joven comenzó a teclear en la computadora, asintió lentamente para pasarle la llave de la habitación a Daniela.

— ¿Usted es Daniela Calle?— ella asintió. — El señor Lombardi la espera en la habitación 122, segundo piso.

— Gracias.

La castaña se dirigió a los ascensores para subir a la caja metálica presionando el botón del piso, las puertas se cerraron y ahí dentro dejó que sus nervios le recorrieran de pies a cabeza.

«Hablamos. Me voy. Es fácil» se repetía mentalmente.

Con esa mantra en su cabeza, el pitido del ascensor la sacó de sus cavilaciones, salió de la caja metálica para caminar a paso lento hasta llegar a la habitación.

Se quedó enfrente de la puerta color blanco, la tarjeta magnética jugando entre sus dedos, totalmente vacilante sin saber aún si debía entrar.

Apretó los labios y tomando una bocanada de aire metió la tarjeta magnética a la ranura, escuchando cómo se abría.

Abrió la puerta adentrándose a la habitación, la cerró a sus espaldas para solo escuchar pasos dentro de la habitación, su inquietud subió dos rayas al ver al italiano frente a ella.

«Sigue siendo la misma estúpida» pensó Ander.

— Llegaste...— murmuró.

Una sonrisa se expandió por el rostro del italiano al corroborar lo que ya sabía, que para Daniela él seguía siendo una estúpida debilidad de la cual él sabía aprovecharse cuando le convenía.

La castaña se quedó quieta en su lugar.

— ¿Quieres algo de tomar?— sugirió Ander. — Pedí champaña, está fría.

El italiano tomó el brazo de la castaña para llevarla hasta donde estaba la champaña, él comenzó a servir, mientras ella se quedaba observando el lugar.

Era una habitación con un escritorio, una cama, un televisor y una puerta extra que suponía era el baño.

— Aquí tienes.

Indeleble || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora