Capítulo 21

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Narrador.

1 mes atrás.

Un caballo soltaba un relincho recorriendo el lugar sin su jinete encima, pues esta había caído al suelo luego de no calcular bien su salto y detener la bestia a tiempo, pero logrando su caída contra el duro suelo.

Por suerte su protección consiguió aminorar la fuerza del golpe.

Daniela se puso de rodillas en el suelo para recargar sus manos ahí, efectuó una mueca respirando agitada.

— Maldita sea. — murmuró.

Se puso de pie soltando un resoplido, frustrada de su rendimiento. Observó cómo su entrenador llegaba al lugar con otros compañeros más, quienes atrapaban al caballo que parecía no tener control.

— ¿Estás bien? ¿Qué te pasó?— cuestionó Antúa. — Ibas bien.

— Me distraje.

— Eso lo noto desde hace días. — mencionó. — Daniela, si no estás lista no hay nada para ti en la competencia.

— Voy a estar lista. — replicó severa.

— Entonces debes concentrarte más. — reclamó. — Tú mente debe dejar de pensar en la mujer que tú misma abandonaste por no querer enfrentar tus emociones.

La mujer apretó los labios.

— ¿Ves cómo tengo razón?— suspiró. — Dan, en serio tienes que buscar una solución a eso, sé que es difícil por tu pasado con Ander y hasta creo que por lo que pasó con tu papá, pero debes solucionar emociones, no alejarlas.

Daniela sabía que su entrenador tenía razón, muy en el fondo lo sabía, pero era difícil reparar algo que estaba hecho polvo durante tanto tiempo, y era más difícil querer tomar el riesgo, pero saber que en ese proceso puedes arruinarlo y romper algo que no debes.

Es ese miedo de romper a alguien solo porque tú no eras ni el pedazo de algo, ni perteneciente de un algo y mucho menos sabedora de lo que era un amor.

¿Cómo alejas algo qué deseas, pero te asusta? ¿Y cómo acercas algo qué deseas, pero quieres alejar?

— No te vayas por ese camino, te lo he dicho. — advirtió. — Y estaré lista, así que relájate que la preocupada debo ser yo.

Daniela quitó los guantes sucios de sus manos para empezar a caminar fuera de la pista de salto.

Antúa suspiró negando, colocando sus brazos en jarras.

Daniela seguía concentrada en sus pasos, deseando que su mente no le hiciera una mala pasada al pensar en la mujer que habita no solo en su mente sino que también en su corazón.

Al alzar la vista ella se encontró con la persona que menos esperaba ahí. Evelyn.

Se acercó confundida agarrándose del tubo galvanizado que formaba el módulo de la pista para saltar al otro lado de este, una vez quedó a unos cuantos metros de distancia observó a Evelyn, con su impecable ropa ejecutiva y ella con su ropa de equitación llena de polvo y sudor.

Eran totalmente diferentes, pero en sus venas corría la misma sangre de su padre, y también compartían algo más, un odio profundo

¿Qué hacía su media hermana ahí parada esperándola?

— ¿Qué haces aquí?— soltó la castaña hostil.

— Necesitaba hablar contigo. — arregló su cabello. — Vengo en paz, sin discusiones.

La jinete alzó sus cejas.

— No te creo.

— Daniela, sé que las circunstancias no ayudan, pero no dejas de ser mi familia, estoy aquí tratando de solucionar cosas que no me conciernen porque ni siquiera había nacido.

Indeleble || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora