Capítulo diecinueve

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Narra: Hans

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Narra: Hans

—¿Ves a las chicas por alguna parte?—me pregunta Mia casi a los gritos por lo fuerte que esta la música.

Niego con la cabeza y me concentro en la carrera que esta a punto de comenzar.

—Primito... —aparece Lord con una sonrisa de lado. Mira a Mia y frunce el ceño—. ¿Y tú qué haces aquí? Pensé que la iglesia...

—Cierra la boca, Lord−le responde Mia, para luego mirarme —. Iré a buscar a las chicas.

Mia desaparece, y vuelve al rato con Venus y Lency.

—Se te junto el ganado, primito —susurra Lord—. ¿Mia lo sabe? −él me mira con una sonrisa perversa —. Me recuerda a alguien como la miras.

Lo agarró del cuello con fuerza.

—¡Si sigues hablando te mato!

—No me tiembla la voz para contar la verdad —susurra.

—A mi tampoco me va a temblar la mano para golpearte.

Entonces dejó de prestar atención cuando ella aparece. Lleva un vestido negro, le hace resaltar todas aquellas curvas que esconde bajo su abrigo. El viento sacude su cabello, pero hoy parece que no tiene miedo de despeinarse.

La observó fijo, no me importa que me vea el resto. Venus no se acobarda ante mi mirada, pero intenta ignorarme.

Le juego a Lord a una carrera, la cual pierdo. Ante tal frustración tomo un vaso de Vodka, luego se convierten en dos y no me detengo hasta perder la noción de lo que consumí.

Mia esta a mi lado, mirando su teléfono a cada rato.

—No puedo atender ahora —dice a los gritos y corta la llamada.

Intento pero no puedo dejar de observarla mientras baila, creo que esta igual o peor que yo. Ella, Venus, no me mira como yo lo hago y eso no me gusta.

La escucho decirle algo a Lency y venir hacia mí.

—Compórtate, Hans. Nos están viendo —me dice Venus.

—No sé si puedo compórtate toda la noche.

Ella se queda sorprendida, mirando fijo durante unos segundos y se va.

Narra: Venus

Bebí tanto que apenas puedo mantenerme de pie sin marearme. Pero por primera vez en mucho tiempo siento que puedo dejar de pensar en Elizabeth y disfrutar.

—Mira quién está ahí —le señalo a Lency un chico de la escuela que a ella le gustaba —. ¿Es Dylan, verdad?

Ella tensa su mandíbula al verlo y sus ojos se cristalizan.

—¿Qué sucede? —le pregunto —. ¿No volviste a hablar con él?

Niega con la cabeza sin dejar de mirarlo, y luego sonríe.

¿Qué pasó con Elizabeth Parker?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora