Capítulo veinte

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Narra: Venus

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Narra: Venus

Llegó a la escuela al día siguiente, todavía me duele el pie de pegarle patadas a la puerta para que se abra. Voy al baño a llamar nuevamente a Hans, no responde desde ayer.

''Confieso que la persona que me envió se apellida Wist.''

Salgo del baño, un poco más nerviosa que ayer, y percibo a todos en el pasillo mirando sus celulares. El mío también suena. No llego a verlo, de repente todos están mirándome fijamente.

—Venus... —me dice Lency con alivio al verme —. ¿Estas bien?

—¿Qué sucede?—le pregunto.

Agacha la cabeza y me muestra su teléfono. Mi corazón empieza a latir con fuerza, como cuando ves algo que no te gusta.

—Difundieron algo tuyo.

Tomó el teléfono de Lency y le pongo play a la reproducción.

''Confieso que Elizabeth me prostituía pero yo nunca me negué.''

''Confieso que me gusta alguien que no debería.''

Esa es mi voz, solo la mía aparece y todos la están escuchando mientras me miran con desagrado. Todos saben la verdad.

Inevitablemente tengo que caminar por el pasillo pero cuando lo hago no dejan de observarme

—Confieso que Venus está loquita —susurran.

Lency intenta protegerme, pero entonces rompo en llanto.

—Venus...—escucho la voz de Hans a lo lejos. Está dentro del auto—. Te voy a llevar a tu casa, sube.

Lency me toma de la mano. Pienso que va a juzgarme pero dice:

—Ve, no diré nada.

Corro hasta el auto de Hans y me siento a su lado. Él tarda en encender el auto, se inclina hacia mí y me entrega una caja de pañuelos.

—Vámonos, no quiero quiero que te vean conmigo—le digo, secándome las lágrimas del rostro.

—No me importa que me vean contigo.

—¿Escuchaste el audio?

Hans asiente.

Pasamos por mi casa pero no se detiene, sigue de largo. No lo cuestiono por que no quiero volver a casa.

Hans detiene el auto frente al lago Gutierrez.

—¿Es verdad todo lo que dijiste? —me pregunta.

—Doy asco, ¿verdad?

Niega con la cabeza y saca su teléfono. Prende la grabadora y dice:

—Confieso que me peleé con un amigo por una chica, por eso mi cicatriz. Sé que todos lo querían saber, aquí lo tienen.

—¿Qué estás haciendo?

Él guarda el audio y lo sube a la página de la escuela.

—No puedo superar tus confesiones pero por lo menos estarán entretenidos con la mía un rato.

Me hace sonreír. Su teléfono comienza a sonar sin parar pero lo apaga.

—No pienses que Elizabeth era mala por lo que escuchaste, simplemente intentaba escapar.

—¿De quien?

—De ella misma—confieso.

—¿Y por qué tú no intentaste hacer lo mismo?—me pregunta—. ¿Por qué no escapaste de ella?

—Hay cosas de las que uno no escapar, el amor es una de ellas. Y yo la amaba con devoción, así que preferí que me consuma.

Hans me mira fijamente, sus ojos azules combinan con la tormenta que está por venir. Me acerco cautelosamente a él.

—La persona que grabó ese audio me dijo que el hombre que lo contrató para hacerlo se apellida Wist.

Hans frunce el ceño, desconcertado.

—Seguro te mintió, es solo un imbécil que quería joderte.

Confío en sus palabras.

Nos quedamos un rato observando el lago desde el auto, mientras escuchamos la primera canción que aparece en la radio. Él no dice nada, yo tampoco lo hago pero su silencio me hace sentir contenida.

Pero aquel silencio es interrumpido cuando Vivian me llama.

—¿Hola, Venus? −me dice del otro lado—. ¿Recuerdas mi vieja netbook donde jugábamos las tres en casa?

—Sí, la que luego se rompió...

—Esa misma. Hace un tiempo la lleve a arreglar y ayer me la entregaron. Encontré una conversación de Elizabeth con un número desconocido,  creo que era con el chico que ella salia porqué estaban discutiendo sobre un viaje.

—¿Un viaje? ¿No dice ningún nombre?

—No, pero puedes registrar IP del número, te va a llevar hasta alguna dirección.

—Ok, gracias, Vivian.

Marco el numero del técnico del pueblo y le pido que rastreó aquel número lo antes posible. Él acepta solo por una buena cantidad de dinero que claramente no tengo, así que cuelgo la llamada y pienso en otra cosa.

Al llegar a casa mi padre me espera de brazos cruzados y un vaso de whisky en la mano. Mi corazón se rompe al verlo de esa manera, no hay culpa que sea suficiente en mí.

—¿Lo escuchaste, verdad?—le preguntó.

—Necesito hablar contigo.

Me acerco a él, avergonzada y a punto de llorar.

—siento tanto. Yo no quería hacerlo pero Elizabeth...

—¡Venus! —me detiene dejando a un lado el vaso. Él se pone de pie y con su cara más seria dice —: Encontraron a la persona que difundió tu confesión.

¿Qué pasó con Elizabeth Parker?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora