Capítulo cuarenta y siete

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ADVERTENCIA: Este capítulo contiene una escena +18

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Narra Venus:

Estoy sola en casa durante toda la noche, esperando a mi padre hasta qué llegué a casa. Esperando a qué su voz acalle mis pensamientos, aquellos qué no dejan de torturarme y hacerme dudar.

«¿Era Mia, o simplemente me confundí de persona?».

Pienso tanto y siento tan poco. Muchas muertes juntas y muy pocos abrazos.

Enciendo mi teléfono, escribiendo ese mensaje qué tanto temo:

Para Hans: ¿Estás despierto?

Me como las uñas, esperando a que mi celular vibre por fin.

Hans: ¿Esta todo bien?

Venus: En la tele están dando mi película favorita, ¿quieres tener el honor de verla conmigo?

Nunca había estado tan nerviosa.

Hans: Mientras no sea romántica...

Venus: Te prometo qué no es Romeo y Julieta.

Hans: En cinco estoy ahí.

Espero, impaciente y enciendo Netflix. En el buscador escribo el nombre de mi película Favorita y le pongo pausa hasta qué llegué él.

No voy a mentir, me miro al espejo casi tres veces seguidas hasta qué por fin el timbre suena. Abro la puerta con una sonrisa y veo a Hans del otro lado con un paquete de palomitas en la mano.

—Estoy curioso por saber qué película vamos a ver —dice.

Lo hago pasar a la casa. Ambos nos acercamos al televisor sin decir nada.

—Scary Movie... —susurra Hans leyendo el titulo en la pantalla —. Realmente te agradezco qué no sea una romántica.

Me rió.

—No quería ponerte incomodo, solo por eso no elegí Romeo y Julieta.

—¿Estás sola en casa? —me pregunta Hans, sentándose a mi lado en el sofá.

—Mi padre aun sigue trabajando, están buscando al culpable de la muerte de su compañero.

Hans asiente con la cabeza mientras la película se reproduce y comenzamos a comer las palomitas. Pasan cinco minutos cuando la televisión se apaga de golpe y a su vez todas las luces de la casa.

—¿Qué fue eso? —pregunto.

Hans se para a tocar la tecla de la luz y dice:

—¿Tienes una vela? creo que se corto la luz.

Miro por la ventana y todo el barrio esta a oscuras.

Ambos vamos hacia la cocina y agarramos velas de un cajón viejo. Subimos las escaleras a ciegas y nos encerramos en mi habitación. Con ayuda de Hans encendemos las velas por toda la habitación.

—Me quede con ganas de ver Scary Movie—susurra Hans.

—¿Nunca la habías visto?

Enciende la última vela y la deja sobre la mesa de luz.

—Muchas veces pero nunca contigo, eso lo hace más especial.

Intento disimular mi sonrisa a través de la oscuridad. Me acerco a Hans qué esta sentado en el borde de la cama. El color tenue de las velas resalta su perfil. Él me mira y entonces hay una pausa, un silencio desgarrador donde nos mantenemos mirándonos. Hans se acerca, yo me quedo con el corazón acelerado, y de repente, estamos tan cerca como para poder separarnos por nuestra voluntad. Él me besa, poniendo una de sus manos sobre mis piernas. Le devuelvo el beso, sintiendo un cosquilleo subiendo desde mis piernas. Siento mucho calor. El beso se intensifica cada vez más. Hans respira pesado y agitado. Puedo sentir su corazón acelerado, y qué quiere más de mí. Sostiene mi pierna con fuerza y nos acostamos en la cama con apuro.

Hans deja de besarme y me pregunta:

—¿Estás segura?

Asiento con la cabeza, no tengo qué pensarlo mucho. Lo deseo.

Ante mi seguridad él deja de tratarme con suavidad, me desnuda lento, apreciando y besando cada rincón de mi cuerpo con placer.

Nunca nadie me había tocado así.

Me excita su manera de mirarme, de poseerme. Me hace sentir deseada.

Le quito la camisa, revelando sus brazos fuerte y su espalda firme. Paso mis manos por su pecho, erizando su piel y la mía. Muerdo su cuello y beso su abdomen hasta llegar hasta sus caderas. Lo miro desde abajo, desabrochando su pantalón. Sus ojos brillan. Quedamos desnudos frente a frente.

Hans me recuesta sobre la cama y sostiene mis manos. Me besa con los ojos cerrados y me abre las piernas. Baja hasta mis caderas y me practica sexo oral. Hace qué tenga qué sostenerme con fuerza de las sabanas. A él le gusta verme disfrutar, y sigue haciéndolo hasta qué le pido qué:

—Hans... —gimo —. por favor...

Quiero más de él.

Hans me hace el amor. Toca mis tetas mientras lo hace, y en ocaciones me ahorca.

—¿Te gusta qué te trate mal? —me pregunta, morbozamente.

Afirmo a su pregunta, poniéndome en cuatro mientras me lo hace. Me toma del cabello con fuerza y respira cada vez más pesado. Pierdo la cabeza y la noción del tiempo hasta quedar acostada sobre su pecho.

Hans me pregunta más de una vez si me siento bien y me trae un vaso de agua de la cocina. Acaricia mi cabello, al punto de casi quedarme dormida.

—Creo qué alguien toco el timbre —escucho decir a Hans.

Me incorporo, vistiéndome con su camisa por encima de mí.

—Iré a ver, ya regreso.

Bajo las escaleras, creyendo qué Hans escucho mal pero cuando miro por el cerrojo me doy cuenta qué no es así.

—¡Venus Parker! —dice mi nombre tan lento que me da miedo —. ¿Hay alguien en casa con usted?

Asiento con la cabeza.

—Intentamos comunicarnos con su padre pero me temo que no pudimos lograrlo —Me concentro en las luces rojas y azul que nublan mi vista—. Lo sentimos mucho, pero su madre falleció esta noche. Un oficial va a estar custodiando la casa, ya que su muerte tuvo que ver con una persona que la asfixio mientras pertenecía dormida. Necesitamos que reconozca a la persona que lo hizo.

Me muestra una fotografía de la persona que asesino a mi madre.

—¿La reconoce? —me pregunta el oficial.

Asiento con la cabeza.


NOTA DE LA AUTORA: Estoy nerviosa jajaj, no sé qué decirles. ¿Se esperaban eso entre Hans y Venus? me parece que ya había mucha tensión entre ambos. Pero QUÉ PASÓ DESPUÉS.

¿Qué pasó con Elizabeth Parker?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora