¿Qué pasó con Elizabeth Parker?

La verdad de Elizabeth Parker

''La verdad de Elizabeth Parker''

Siempre supe que salir de Wonderf tenia un precio, me tuve que poner uno, y cobrárselo a aquellos hombres que se acostaban conmigo en el motel. No lo hacia por placer, nunca llegue a disfrutarlo. Necesitaba el dinero, tanto como necesitaba escapar de ese maldito pueblo y eso me costo muy caro.

 Lo perdí todo: el amor, a mi hermana, e incluso, a mí misma, pero diseñe un plan, tan perfecto como para fallar.

Mi historia comienza mucho antes del día de mi ''muerte'', mucho antes de las amenazas de Mia, o de enamorarme de Hans Wist. Voy a evitar contar la triste parte donde mi padre abusaba de mí durante muchos años, y mi madre se la pasaba llorando y pidiéndole a Dios qué perdone a su marido. 

Nunca nadie me cuido, ni siquiera yo misma, pero tuve que ocultar muchas cosas para cuidar a una persona: mi hermana.

Mi padre había alquilado una habitación en el motel para qué nosotros tengamos nuestro ''espacio'', lugar donde conocí a Andrus: mi primer cliente. Le pase mi número y me acosté con él a cambio de doscientos dolares. Volví a mi casa, llorando, arrepentida, y sintiéndome un asco pero cuando me di cuenta de qué ese dinero me servia para escapar de Wonderf no pude parar. Tenia la virtud de ser linda y joven, y claramente me aproveche de eso. Era como un vicio casi incontrolable, lo que me permitió conocer a muchas personas con dinero y poder, pero nunca puedes confiar en ese tipo de personas. Te prometen el mundo pero nunca te lo dan.

Trabajaba todas las noches, a veces faltaba a clases para verme con alguno de mis clientes. Estaba muy atrasada, así que prostituí a mi hermana. Ella acepto a ayudarme, sabia que yo necesitaba irme de allí y quiso hacerlo. Muchos dirán que soy una mala persona pero lo hice por ella, necesitaba el dinero para irnos lejos de mi padre y que a ella no le hiciera lo mismo.

En ese momento, empece a recibir amenazas de muerte, pero realmente nunca me importaron mucho. Al poco tiempo descubrí que Mia Baker, la hija de mi cliente: Andrus, me amenazaba. Estaba dolida, o no podía aceptar lo que hacia su padre, no lo sé. Cómo sabia que no iba a hacerme nada grave seguí con mi plan, y en medio de eso conocí a Hans, el hijo del pastor. No llegue a enamorarme de él del todo, en especial, porqué su padre era un puto pervertido e intento besarme en una ocasión cuando fui a confesarme. El pastor se vio muy afectado por eso, intentaba hablarme cada vez que me tenia cerca pero yo me alejaba. Él no quería que nadie supiera lo que intento hacer ese día, ni siquiera su hijo, y la verdad es qué tampoco nunca se lo dije.

Hans era mi oportunidad para escapar de Wonderf, él era fuerte y me hacia sentir segura. Era todo lo que necesitaba, pero mi corazón tiempo después lo ocupo otra persona: Connor.

DÍA QUE ESCAPE DEL CAUTIVERIO:

Llevaba muchos días en esa maldita choza, tantos que llegue a perder la cuenta. Tuve a mi bebé allí, le puse el nombre de su tía, ''Venus''. Realmente me costo aceptar tener una hija de mi abusador, era una mezcla de sentimientos, pero al ver sus ojos grises y su sonrisa cada vez que yo estaba mal, me olvidaba quién era su padre. Tuve la oportunidad de escapar muchas veces, pero nunca me animaba a dejarla sola, el miedo me lo impedía. A mí nunca me ponía las cadenas, nunca se imagino que me iba a ir, tal vez porqué tenia a mi bebé ahí, pero sinceramente si no lo hacia iba a terminar muerta tarde o temprano.

Un día mientras mi padre discutía con Mia Baker vi la oportunidad de escapar y lo hice. No lo pensé, simplemente corrí, sin parar.

Mi padre me siguió pero su teléfono empezó a sonar y no pudo continuar detrás de mí. Estábamos en medio de la nada, entonces corrí hasta la carretera, donde me encontré a Connor. Él paro su coche y me ofreció ayuda, me subí a su auto sin conocerlo y le dije que simplemente conduciera. Él no era de Wonderf, estaba de paso, así qué pasamos cinco horas en el auto escuchando la radio. Pensé muchas cosas en el camino, pero cuando Connor me dijo que trabajaba para las fuerzas armadas solo una cosa paso por mi cabeza: vengarme.