Capítulo cincuenta

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Narra:Venus

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Narra:Venus

Hans abre la puerta, una pequeña sonrisa desvirtúa su rostro serio. Me toma de la muñeca y cierra la puerta con llave.

—¿Qué sucede? —me pregunta.

—Voy a matarla —afirmo —, esta noche.

Hans me mira durante un rato, pensando si estoy hablando enserio.

—¿Y piensas que confesándote antes de tiempo Dios te perdonara?

Nuestras voces hacen eco por las paredes de la iglesia.

—Tal vez Dios no, pero espero que tú sí.

Niega con la cabeza.

—La rabia qué sientes ahora no se ira por más qué asesines a Maria —me dice, intentándome tomar de la mano.

—Ya lo decidí, creo qué si no lo hago voy a enloquecer. Estuve toda la noche pensado, viendo como mi padre lloraba sentado en la cama que compartía con mi madre. Mi familia se arruino por completo y alguien tiene que pagar por eso.

La luces de las velas iluminan sus ojos azules. Se acerca a mí, observándome sin piedad.

—Me gustaría que me entiendas...

Hans me da la vuelta y pega mi cuerpo contra el suyo. Pone sobre mi garganta una navaja que roba de mi bolsillo y me deja inmovilizada.

—¿Qué estas haciendo? —Me rió nerviosa —. Hans...

—No puedo dejar que asesines a Maria.

—Suéltame, Hans. No es tu decisión —le digo.

Mis brazos están bloqueados por su cuerpo.

—No hagas qué me den ganas de estrenar esta navaja.

—¡Suéltame, Hans! —Forcejeo pero mi fuerza no sirve de mucha ayuda —. No me digas que no harías lo mismo por alguien al que quieres.

Siento su respiración contra la mía.

—Lo haría, sin pensarlo —me susurra al oído. Cosquillea todo mi cuerpo —. Pero si alguien que quiero intenta hacer algo que pueda perjudicarlo, no dejaría que lo hiciera.

—¿Y piensas que confesándote ante Dios me detendré?

—Sé qué no lo harás —Posa sus manos sobre mi cuello —. No me dejas otra opción...

—Hans...

Me aprieta el cuello, sin permitir que el aire entre por mi garganta. Empiezo a sentir que me ahogo y mis ojos se cierran, como si me estuviera desvaneciendo.

—Despertaras sin tener que preocuparte por ella, angelito.


Narra: Desconocido

Miro el reloj, llevo media esperando a qué un oficial aparezca y me permita verla. Intento qué mi gorra disimule mi rostro pero cuando alguien me llama por mi nombre, fracaso.

—Solo tiene diez minutos.

Asiento y entro a una pequeña sala de paredes grises. La veo a ella en una esquina, sentada con su traje que combina muy bien con su cabello rubio.

Una sonrisa aparece en su rostro al verme.

—Pensé qué te habías olvidado de mí —dice Maria —. Te extrañe.

—Tuve un asunto del cual ocuparme, ya sabes...

—¿Ella esta bien?

—¿Recibiste más visitas? —Ignoro su pregunta.

—Esta mañana vino a visitarme un hombre, la verdad no lo reconocí pero supongo que es un infiltrado de la policía.

—¿Qué quería?

—Hablar —Sé qué no es solo eso —. Y me dejo algo para mí. Un regalo.

—¿Un regalo?

Frunzo el ceño.

—Yo respondo si tú respondes —Sonríe —. ¿Ella esta bien?

—No sé si sabes qué pueden escucharnos, deberías ser más cuidadosa.

Maria mira la ventana, observando al oficial cruzados de brazos.

—Tú no lo fuiste, por eso estoy aquí —Se acerca a mí, con la mandíbula tensa —. Pense qué tenias todo controlado.

—Y voy a cumplir con mi palabra.

—¿Cómo estoy segura de eso?

—Por qué te deje un regalo qué va a ayudarte a escapar de aquí —Ella no puede evitar sonreír —. Ya lo tienes contigo, él hombre qué esta mañana te visito te lo dio por mí.

—¿Tú lo enviaste? —me pregunta.

Asiento con la cabeza y dice:

—¿Y qué se supone qué tengo que hacer con tres mil dolares?

—Se los darás a una mujer llamada Dalas, pregunta por ella y te dirá lo qué tienes que hacer —La tomo de la mano —. Pero tienes que hacerlo a penas termines de hablar conmigo.

—Me dijeron que tengo otra visita después de ti.

—¿Quién?

Se encoge de hombros.

Me acerco a ella y susurro:

—Si realmente quieres escapar de aquí, tienes que hacer lo qué te digo. ¿Confías en mí, verdad?

—Siempre.

Le sonrió.

—Se acabo el tiempo —El policía me acompaña hacia la puerta, pongo mi nombre en una lista y camino hacia la salida.

Intento esconde mejor mi rostro hasta llegar a la salida. Aquí hay varios rostros conocidos, en especial uno que llama mucho mi atención.

NOTA DE AUTORA: ¿Creen que Hans sería capaz de asesinar por Venus?

¿Qué pasó con Elizabeth Parker?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora