Capítulo 11

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―Realmente no puedo creer que tú seas hermano del mejor estudiante
de este instituto ―El director llevó una mano a su frente, observando al
ruinoso chico frente a sus ojos. ―No hay... no hay punto de comparación,
es así de simple. ¿No te sientes avergonzado? ¿Comprendes cómo se
debe sentir tu familia, cierto? ―Jungkook se conservó serio, sin emitir ninguna palabra. El hombre molesto, se levantó de su asiento para señalarlo. ―¡Has golpeado a 3 chicos, Jeon Jungkook! ¿Tienes algo que decir al respecto?

―En absoluto

El hombre se dejó caer en su asiento, observando sin comprender al muchachito revoltoso frente a él. Su mente no dejaba de repetir la misma pregunta "¿cómo est ocomparte la misma sangre que Seokjin?" y es que simplemente no había nada similar en ellos. Jeon Jungkook irradiaba cierta sensación de rabia y tenía una mirada fría, de completa indiferencia; sus palabras no eran mejores. Seokjin, muy por el contrario, era la persona más amable del universo, siempre respetuoso y muy servicial.

La madre del joven, en tanto, le dirigió a su hijo menor una mirada muy similar a la del director. La vergüenza que sentía además era simplemente indescriptible. ¿Acaso había criado a un animal salvaje? ¿Por qué éste estaba empecinado en hacer las cosas mal? ¿De dónde había sacado que las diferencias se resolvían con golpes?

Un leve toque a la puerta, que luego fue abierta, atrajo la atención de los adultos, porque como si se tratase de una invocación, el ejemplar estudiante hizo acto de presencia. Seokjin caminó sin vacilar hacia el robusto hombre, haciendo una reverencia acompañada de un breve saludo y un mensaje de disculpa.

―Director, sé que mi hermano ha roto las reglas de esta institución, ¿pero no podría ser más comprensivo con él en esta ocasión?

―Ha golpeado a tres chicos, Seokjin, ¿cómo podría ser condescendiente?

Jungkook se limitó a observarle con cara de poker, en su interior sintiendo como le habían quitado mínimo unos 10 años de vida. ¿Por qué su hermano tenía que interferir por él? ¿Por qué el rubio estaba obsesionado en correr hasta él como si de verdad fuese un chico necesitado de alguien que le defendiese? Le dolía, más de lo que era capaz de demostrar. Incluso si buscaba la comprensión de su familia, no era la de ese tipo la que necesitaba. Él no estaba sintiendo empatía de sus allegados, sino simple cumplimiento del deber básico de una familia.
Jungkook hubiese deseado que le preguntaran al menos una vez cómo
se sentía y por qué había terminado de esa forma.

―Director Kim ―El rubio habló, con voz calma. ―Lo que usted me dice
suena y es, claramente, un actuar terrible de parte de Jungkook. Sin
embargo, ¿es capaz de comprender el peso de sus palabras? Mi hermano menor, que sólo tiene 16 años y no pesa más de 60 kilogramos, ha golpeado a 3 chicos que pasan el metro ochenta mientras juntos deben hacer sobre 200. Seriamente, ¿suena razonable? ¿Le parece al menos posible? ―El hombre guardó silencio. ―Bien, quizás mi hermano no sea el chico más brillante del mundo, pero incluso él puede hacer una matemática básica como que uno no le gana a tres ―Jungkook no
pudo evitar tensarse en su asiento al escucharle, temiendo el proseguir
de aquella conversación.

―Yo he golpeado a los tres, ¡yo he ido solo contra ellos tres! ―Seokjin
apretó los dientes, intentando sonreír mientras se giraba hacia el
castaño.

―¡Pero aun así te superaban en número, Jungkook! ¡Es simplemente
injusto que te tengan solamente a ti aquí cuando es claro que entre los
tres también te han golpeado!

―¿¡Y desde cuándo las cosas han sido justas para mí de todas formas!?
―Se levantó de su asiento, claramente alterado.

―Jeon Jungkook, ¡baja la voz en este mismo instante! ―Le reprochó su
madre, jalándolo de regreso al asiento. ―No puedes levantarle la voz a tu hermano mayor, ¿me has escuchado? Ni a él ni a nadie que esté por sobre de ti

―Y una mierda... ―Se cruzó de brazos, enfurruñado.

―No digas palabrotas, Jungkook, por favor ―Casi suplicó el rubio.

El hombre miró entre ambos hermanos, quienes parecían llevar una lucha de miradas. Era extraño ver a Seokjin perder poco a poco la compostura, pero era entendible si se trataba de alguien como Jungkook.

―Jungkook, vete a esperar afuera ―Dijo finalmente el hombre, suspirando con cansancio. ―Hablaré con tu madre y tu hermano sobre
tu castigo

―Es mi castigo, yo lo aceptaré, yo compensaré mis errores. Entonces es
algo que debería hablar conmigo, ¿no? ―Su madre presionó su muñeca con demasiada fuerza, provocando que apretara los labios para no quejarse.

―No hagas que lo repita. Abandona esta sala por las buenas, ¿sí? ―Pidió la mujer con fingida tranquilidad en su voz.

Jungkook se paró y, aunque quería gritar toda clase de cosas en contra
de esas personas, se retiró. Estuvo a punto de maldecir y llorar debido a
la rabia en su interior, pero todo sentimiento negativo se esfumó al ver a su mejor amigo sentado a pocos metros de él, mirándole con una suave sonrisa (un poco forzada) mientras sostenía su amada cámara en sus manos.

―¡Yoongi! ―Corrió a él, tal como un pequeño niño que sonreía tontamente tras ver a su preciado hermano mayor.

No Soy SeokjinWhere stories live. Discover now