Capítulo 32

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Seokjin suspira, tomando uno los ejemplares de álgebra avanzada antes de girar hacia la ventana. El clima está frío y sus párpados pesan, su mente intenta encontrar un equilibrio entre los exámenes que se aproximan y los problemas en casa. Un sentimiento de culpabilidad lo aborda cuando piensa en su madre y su gélida mirada, pues la mujer no había dudado en reprocharle lo mucho que se había tardado en regresar a casa aquella noche de su cumpleaños, dejándola plantada en su importante cena familiar. ¿Pero qué más iba a hacer? En ese instante él pensaba más en lo confortable que sería la muerte en vez de regresar con toda esa gente a pasar el resto de la velada.

La muerte, sí, no es como si no se la hubiese planteado cientos de veces antes. Pero Seokjin sabía que aquello no era una solución. Por sobre todo, era demasiado consciente de que su ausencia sólo afectaría aún más la convivencia en su hogar. Si las cosas ya lucían desalentadoras para su pequeño hermano, entonces que él no estuviera sería lo más semejante al infierno en la tierra.Así que se quedaría, por supuesto, sobreviviría por un tiempo más.

Apila sus libros de estudio, asegurándose de que no falte ninguno. La palabra universidad hace eco en su cabeza y tiembla, porque lo que menos desea es preocuparse por ello incluso si el tiempo se agota. Irse a estudiar a la capital también era sinónimo de dejar a Jungkook y, aunque no fueran los hermanos más unidos del mundo, le pesaba, porque no se imaginaba una vida sin él.

―Qué hacer... ―Se cuestiona, acercándose a la bibliotecaria. Los pensamientos que lo distraen pasan a segundo plano cuando está de pie frente a aquella mujer, dedicándole una cordial sonrisa. Su ropa está bien planchada, su peinado es pulcro y su sonrisa es convincente, así que espera que ella ignore por completo las ojeras debajo de sus ojos; lucir agotado no era algo que él podía permitirse.

Hace una pequeña reverencia antes de despedirse, saliendo finalmente de la biblioteca. Sus pasos son calmados mientras se dirige a su oficina donde usualmente estudia, pues al menos ahí no está bajo la mirada afanosa del resto. No obstante, una cabellera color ceniza y un rostro con facciones similares a los de una muñeca de porcelana entran en su campo de visión y le es imposible no detenerse cuando la mirada del contrario también cae sobre él.

―Seokjin ―Murmura, deteniéndose. ―¿Por qué me miras así? ¿Quieres preguntarme algo? ―Le cuestiona.

Pero el rubio no responde al instante, muy por el contrario, se encuentra sumido en el movimiento de esos finos labios que sólo noches atrás tomaron los suyos. Se recrimina incontables veces pensar en aquel beso, se recuerda a sí mismo que Min Yoongi no le estaba declarando su amor como tantas veces hizo en el pasado, sino que estaba dejando a luz el rencor que le guardaba, sin embargo, su corazón late como el de un niño enamorado y tiene que apartar la mirada para que sus mejillas no se tiñan de un infantil rubor.

Se odia; se odia tanto.

Mas a él nunca ha podido odiarlo.

―Mi hermano... ―Carraspea, intentando que su voz suene segura y
no el manojo de nervios que realmente es en ese momento.

―¿Puedes decirle que encienda el celular? Jamás logro encontrarlo disponible, mínimo podría leer mis mensajes ―Yoongi presiona sus labios, sabiendo perfectamente cuál es el verdadero problema.

―El casi no usa el celular cuando está conmigo ―Dice, sólo para desviar la atención. ―Tenemos mejores cosas que hacer que pasar el rato viendo una pantalla ―Seokjin vuelve a mirarlo, herido, y Yoongi se queda sin aliento mientras busca las palabras correctas para no crear malentendidos.

Porque quiere decirle que está en lo cierto al pensar que sus lazos son fuertes. Quiere decirle que realmente ama con todo su ser al menor y estaría dispuesto a saltar de un puente por él. Quiere decirle que jamás lo engañaría, que sus palabras son sinceras y por tanto debe creerle cuando dice que la clase de amor que siente por Jungkook está muy lejos de ser similar a todo lo que ha sentido por él. Pero no lo dice, jamás lo dice, pues decirle que aún lo ama sería una condena y Yoongi no quiere que las cosas sólo sean aun peor.

No Soy SeokjinWhere stories live. Discover now