Cuarenta y ocho

2.2K 312 24
                                    

                  Jungkook;

Retrocedo un paso cuando lo veo a él frente a mí. Como si se tratara de un carrete de películas todo lo que había pasado y todo lo que provocó que lo odiara comenzó a escenificarse en mi cabeza. Subo la capucha de mi abrigo y me doy la vuelta para irme y no intercambiar ni una palabra con él pero su mano logra tomarme del brazo antes que lograra alejarme y me detiene.

—¿Eres tú, verdad? —pregunta atrás de mí. Intenta acercarse y muevo mi brazo haciendo que me suelte comenzando a caminar de nuevo.

Siento su caminar detrás de mí.

—Jungkook, hablemos.

Lo ignoro apresurando mis pasos.

—Por favor, solo cinco minutos. Habla conmigo, solo un momento. Prometo que no tomará mucho.

Aprieto con fuerza mi mandíbula y me detengo volteándome a mirarlo. Él me mira y aprieto con fuerza mis manos a cada lado de mí.

—¿Qué haces en el hospital? ¿Ha ocurrido algo?

—¿Qué te importa? —contesto con mala forma—. No me detuve para hablar contigo, solo era para decirte que me dejes en paz; no me llames y si nos volvemos a ver en un tipo de circunstancia como esta solo aparenta que no me conoces.

—Hijo-

—Yo no soy tu hijo.

Y con esa última oración vuelvo a continuar con mi camino. Entro al auto y pongo mis brazos sobre el volante apretando con fuerza este entre mis dedos. Con mi mano convertida en un puño golpeo varias veces este hasta que se hace doloroso y logro liberar esa rabia, impotencia, dolor y frustración que se había formado dentro de mí.

Trago fuertemente quitándome el cubrebocas con fuerza. Enciendo el auto, tiro de la palanca con fuerza presionando el acelerador y manejo con la más alta velocidad que ofrece mi auto.

Manejo con una mano mientras apoyo mi otro brazo sobre el borde de la ventanilla.

Había pasado mucho desde la última vez que desgraciadamente me había topado con él. Pero no importaba cuanto tiempo habiese pasado porque el mismo sentimiento de rencor hacia él no desaparecería incluso si pasaban años de por medio.

Había terminado yendo a una de las salas especiales del crematorio donde estaba mi madre. Entro al lugar caminando directamente hacia donde estaban sus cenizas en aquel jarrón. Mis ojos se llenan de lágrimas al mirar su portaretrato. Habían dos; uno de ella sonriendo alegremente y otro junto a mí cuando era pequeño. La extrañaba demasiado. Y sé que no era culpa de nadie su muerte, sabía que tampoco era culpa de él pero aún así cada vez que lo veía recordaba aquella doctora a su lado en la misma habitación en la que mi madre dormía enferma.

Suspiro profundamente poniendo mi mano sobre la vitrina que reflejaba el portaretrato de ella.

—Prometo venir la próxima vez con un bonito ramo de flores —murmuro—. De esos que te gustan.

Sonrío un poco mirándola.

—Te amo y te extraño, mamá.

Luego de tomar una gran y refrescante ducha voy a la cocina para abrir el frigorífico y servirme un poco de agua en un vaso. Voy con este hacia mi habitación sentándome en el borde de la cama. Mi cabeza parecía que explotaría en cualquier momento. Abro uno de los cajones de la mesita de noche para coger una pastilla poniéndola en mi boca y luego tomando un gran sorbo de agua. Pongo el vaso en la mesita y me acomodo sobre la cama tomando el edredón cubriéndome hasta por encima de la cintura dejando ir un suspiro.

More than friends |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤, 𝐉𝐢𝐦𝐢𝐧Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang