DOS

1.2K 163 19
                                    

Ares

Por más que lo intente no puedo controlar a mi hijo. Eros se ha vuelto demasiado rebelde, es imposible hablar con él. Esta tarde lo sorprendí besando a la hija de un capo que estaba en el gimnasio común de la 'Ndrangheta. La chica se está preparando para ser soldado, pero ahí estaba mi hijo, metiéndole la lengua hasta las profundidades de la garganta.

Creí que Gio sería la más difícil de controlar, me equivoqué. Mi mostriciattola es la más obediente de mis hijos, ella siempre está dispuesta a ayudarme en todo lo que necesite, hace sus tareas, cuida a sus hermanos pequeños sin pedírselo. Y es difícil aguantar a los gemelos, pero parece que a ella la obedecen siempre, quizás le tengan un poco de miedo a su hermana y está bien así.

Mi esposa entra en mi despacho, me fui sin contestar a su pregunta, no podía hacerlo en ese momento, estaba muy enfadado con Eros. Me hago a un lado para que se siente en mi muslo.

-¿Qué ha pasado?- me pregunta otra vez.

-Pillé a Eros besando a la hija de un capo.

Frunce el ceño, la confusión se ha instalado en su cara.

-Iván me dijo que esa discusión se debía a Matteo Médici- me dice.

-También. Gianluigi llamó esta mañana, quería hablar conmigo sobre la unión de nuestras familias.

Mi mujer suspira.

-Ese chico parece muy interesado en Gio- murmura.

-Sí, ella no quiere nada con él.

-¿Te lo ha dicho?

Niego con la cabeza.

-Entonces no podemos estar seguros, vita mia.

-Mi hija no va a casarse con un Médici- sentencio.

No quiero que se vaya lejos de mí, prefiero casarla con uno de mis soldados y se queden viviendo en esta casa. Venus pone su mano en mi mejilla.

-Está creciendo, vita mia. Algún día se enamorará.

Niego con la cabeza, después de tantos años, mi esposa sigue pensando que Gio siente amor como a ella le gustaría. Quizás sea porque lo finge bien delante de su madre para contentarla y hacerla feliz. Sé que la familia es importante para Gio y, que al igual que yo, de algún modo los amamos. Pero no como Venus cree que lo hacemos. Gio no se enamorará de ningún hombre, eso es algo que me tranquiliza, y por otro lado, ella quiere estar con Eros. Pero él no parece mostrar ningún interés en ella, hasta que se nombra a Matteo y sus celos lo controlan. No sé qué hacer con él. No quiere reclamar a Gio y tampoco quiere que ella viva su vida, no es justo y no le daré a mi hijo lo que quiere. Gio no es mujer de segunda, merece el primer puesto y Matteo parece querer dárselo. El heredero del trono de Roma, un futuro Don quiere a su lado a una psicópata. Él sí está enamorado de ella, lo he visto y conozco bien a ese muchacho. Es bueno y trataría bien a Gio. Pero tenerla tan lejos me echa para atrás.

Me distraigo de mis pensamientos cuando alguien llama a la puerta, mi mujer le da paso. Eros entra y se acerca a nosotros.

-Lo siento- nos dice.

-¿Gio ha hablado contigo?- le pregunta mi mujer.

-Sí, y tiene razón. No debería haber discutido contigo, papá.

-¿Gio sabe por qué discutíamos?- le pregunto.

-Claro que sí- espeta.

Aprieto la mandíbula, ella no necesitaba saber que había pillado a Eros besando a una soldado.

-¿Por qué?- pregunto con la mandíbula tensa- ¡¿Por qué tienes que hacerle daño?!

Me pongo de pie, dejo caer a Venus al suelo sin querer.

-Amore- suspiro ayudándola a ponerse en pie.

Fulmino a mi hijo con la mirada, estoy empezando a cansarme de sus payasadas.

-Tienes dieciocho años, Eros, ya eres un hombre. No voy a permitir que Gio sufra a causa de tu inconsciencia.

Mi hijo agacha la cabeza. Su madre se acerca a él, posa su mano sobre la mejilla de nuestro hijo.

-¿Qué es lo que te ocurre?- le pregunta.

-Merezco a alguien que sepa amar, mamá. A alguien que se preocupe por mí, alguien normal. No voy a conformarme con cualquier cosa, con alguien que finja amar- esto último lo dice mirándome a mí.

Venus le da una fuerte bofetada en la cara, nunca le había puesto una mano encima a ninguno de nuestros hijos.

-No vuelvas a decir algo así, Eros. Conoces a tu padre, sabes que él nos ama a su modo. ¿Es que acaso tienes quejas de todo lo que ha hecho por nosotros todos estos años?

Mi hijo niega con la cabeza. Me acerco a él como un depredador, lento y con calma. Lo sujeto por la camiseta y pego su cara a la mía.

-Puede que Gio y yo no te digamos que te amamos, puede que no te demos besos o te demostremos nuestro amor por ti como lo hacen tus tíos o tu madre. Pero jamás en tu puta vida vuelvas a dudar de que no nos preocupamos por todos vosotros. Créeme que sería muy diferente si no nos importarais. ¿Por qué coño crees que Gio controla tanto su instinto asesino? ¿Crees que alguno de vosotros seguiría con vida si yo mismo no me hubiera controlado? Lo hacemos por vosotros y esa es nuestra forma de demostrar el amor que sentimos por vosotros.

Lo suelto de un empujón.

-No quiero volver a verte hasta la cena. Y, Eros, si te vuelvo a ver con una chica atente a las consecuencias, hasta ahora no había cumplido con mis propias normas, lo haré esta vez.

Mi hijo sale del despacho, me dejo caer en mi sillón de cuero. Me tiene agotado, nunca me había sentido así, porque nunca había tenido a un maldito adolescente bajo mi techo. Nunca pensé que Eros sería así, siempre fue un niño dulce, educado y responsable. Pero la adolescencia lo jodió todo, Eros cambió mucho y lo odio.

-Vita mia- me llama mi esposa- Quizás sería una opción prometer a Eros con alguien, creo que si tiene una mujer a su lado podría enderezarse.

Niego con la cabeza, no me importa lo que mi hijo haga, no lo casaré en contra de sus deseos. Pero haré algo que creo que lo ayudará a volver al camino correcto.

-Lo voy a enviar a Nueva York- le comunico a mi esposa- Bajo el mando de Sandro Riccardi, que lo forme como soldado, sin privilegios. Quiero que lo trate como a uno más, es evidente que nosotros no somos capaces de hacerlo.

Mi esposa asiente de acuerdo conmigo, sale del despacho en silencio. Hago un par de llamadas para avisar a mi capo, Sandro es la mejor opción para Eros, sé que lo ayudará. Si sigue conmigo terminaré matándolo y no deseo que mi esposa me odie. Que todos me odien, ya me he contenido suficiente con el maldito niño, he aguantado muchas tonterías de él. Se irá a Nueva York esta misma semana.

 Se irá a Nueva York esta misma semana

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Antología [Volumen 1]Where stories live. Discover now