VEINTE

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Enya

Mi hermano limpia mi mejilla con su pulgar, la sangre del hombre al que acabo de matar ha saltado sobre mí. Me siento bien por primera vez desde que tengo uso de razón. Mi mente está en paz, gracias a mi hermano, siempre me ha cuidado. Le doy un beso en los labios, su lengua recorre la costura de mi boca, me pide acceso y se lo doy. Quiero todo lo que me ofrece, ser suya, creo que siempre he sentido que lo fui. De alguna manera ya me lo hizo saber desde que somos pequeños. Pero necesito tiempo para procesarlo y acostumbrarme a esto, para entregarme a él como deseo y como espera que lo haga.

-Volvamos a casa- me dice rompiendo el beso.

Miro al cadáver, lo he cortado tantas veces que su rostro está irreconocible.

-Le diré a papá que envíe a alguien aquí- me dice mi hermano.

-¿Puedo dormir en tu cama esta noche?

-Sí, por supuesto que sí, Roja.

No quiero estar sola en mi habitación, no hoy, necesito a mi hermano mayor.

Nuestros padres nos esperan en el hall del castillo cuando regresamos a casa, mi hermano da un paso al frente para enfrentarse a ellos. Los ojos de mi madre no se despegan de mí, me abre los brazos, a los que corro de inmediato.

-¿Estás bien?- me pregunta.

-Mejor que nunca, mamá.

Mi padre nos mira.

-Liam lo ha hecho por mí, papá.

-Lo sé, Roja. No voy a regañarlo, a ninguno.

Pone una mano sobre el hombro de mi hermano.

-Lo que queremos hablar con vosotros es otro asunto, más íntimo- le dice.

-No la he tocado, papá.

-No te acuso de nada, sólo quiero que os deis tiempo y, sobre todo, que os cuidéis. Vuestra madre y yo te tuvimos a ti cuando sentíamos que era el momento.

-Papá, deja esta conversación, por favor- le suplica Liam.

-Es importante.

-Lo sé y no me siento cómodo hablando de esto con mamá y contigo. Pero no te preocupes, tomaremos todas las medidas para evitar embarazos no deseados.

Siento mis mejillas ardiendo. Siempre han sido padres liberales, pero esto es demasiado para mí. No quiero hablar con mis padres sobre mi intimidad, una que aún no tengo con mi hermano.

-Mantenla en tus pantalones hasta que tu hermana esté preparada.

-¡Papá!- protesta Liam.

Oculto mi cara en el pecho de mi madre, no puedo creer que mi padre esté haciendo esto.

-Eamon, creo que lo han entendido- le dice mi madre- Ven conmigo, mi vida. Quiero hablar contigo de...

-Mi caos- la interrumpo.

-Sí.

Me lleva de la mano al salón, mi abuela y la tía Cara se encuentran aquí. Kiana chilla cuando me ve, mi boca se curva hacia arriba, creo que a veces me confunde con nuestra madre. La cojo de los brazos de la abuela y le doy un beso en su regordeta mejilla. Tiene el color y el pelo como mi madre y yo.

-Enya, siéntate- me pide mi madre.

Me siento al lado de mi abuela.

-Tienes restos de sangre en tus pantalones vaqueros, cariño- me dice.

Se me escapa un jadeo, no me había dado cuenta. Agacho la cabeza avergonzada.

-No hagas eso- dice mi madre- No tienes que avergonzarte de lo que eres, de lo que somos.

Antología [Volumen 1]Where stories live. Discover now