QUINCE

1.3K 183 26
                                    

Iván

Persy no deja de gritarnos a su padre y a mí, está muy enfadada con nosotros por haberles ocultado a todos la existencia de Adrien, el medio hermano de Venus y él. No creímos necesario hacerlo, Adrien no está interesado en la vida familiar, lo único que le importa es su trabajo. Nos dijo que ya tuvo a su madre cuando era pequeño y que la experiencia fue fatídica. Se prostituía delante de él, llevaba a hombres a su casa en Lyon, no tuvo reparos en vender su cuerpo con su pequeño hijo viviendo allí. Tomasso iba a visitarlos un par de veces al año, pero no hacía nada más, tampoco pasaba tiempo con él, sólo iba a follarse a la puta de su madre. Iba y regresaba en el mismo día. No es de extrañar que no tenga instinto familiar, su concepto de familia es un desastre. Ares le ofreció ser el capo de Génova a petición mía, creí que sería bueno tener a alguien con su inteligencia y presencia trabajando para nosotros, se había hecho un nombre en las calles francesas. Lo ha estado haciendo bien estos últimos diez años, ahora está de visita aquí para crear una estrategia en caso de que vuelvan a atacar su ciudad. Y, al parecer, Perséfone se ha topado con él en el gimnasio, lo que todavía no nos ha contado es cómo se ha enterado de que Adrien es su tío. Ares le cubre la boca con la mano para hacerla callar, el ceño de mi sobrina se frunce con indignación.

-Cállate, me estás dando dolor de cabeza- espeta Ares.

Persy grita detrás de la mano de su padre.

-Joder- gruñe Ares- No recuerdo que ninguno de mis otros hijos fuesen tan molestos como tú.

Mi pecho vibra por la risa, Ares tiene la misma delicadeza que un martillo neumático. Persy se quita de la boca la mano de su padre.

-Te has pasado, papá.

-¿Me he pasado?- le pregunta Ares de forma amenazante- Ahora dime qué estabas haciendo para enterarte de esto, porque créeme, conozco a Adrien muy bien y sé que no habría desvelado su secreto de no ser porque algo muy gordo le hubiera pasado.

Los ojos de mi sobrina sufren un pequeño espasmo, parpadea de forma nerviosa mientras su vista salta de mí a su padre.

-Te amo mucho, papi, nos vemos luego.

Intenta huir, pero antes de que pueda dar un paso, Ares la sujeta por encima del codo.

-Perséfone- gruñe- ¿Qué has hecho?

-¡Nada!- chilla de forma aguda.

-Tienes quince años, joder. ¿Nunca vas a detenerte?

Mi sobrina levanta la barbilla con orgullo.

-Soy una Romano, hija del Don Ares Romano, jamás me detendré ante nada ni nadie.

Ares la suelta, Persy aprovecha y sale corriendo. Miro a mi hermano, suspira a la vez que se frota la cara con una mano.

-¿Qué se supone que debo hacer con ella?- me pregunta.

-No me jodas, Ares. Estás orgulloso por lo que acaba de decir, no intentes fingir lo contrario.

Su boca se curva por un lado, por supuesto que está orgulloso de todos sus hijos. Venus y él los criaron para que fueran chicos fuertes e independientes, para que nunca tuvieran que necesitar la ayuda de nadie en caso de que estuvieran en peligro. Intenté hacerlo con Tatiana, pero se negó rotundamente a practicar MMA en el gimnasio, dijo que olía a sudor y era asqueroso. Supongo que lo intentaré de nuevo cuando Serena sea algo más mayor. Ares la toma de mis brazos.

-Hola, amore- la saluda.

-¿Seguro que no puedes amar?

-Que te jodan, Iván.

Antología [Volumen 1]Where stories live. Discover now