DIECINUEVE

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Liam

-Ven conmigo.

Llevo a mi hermana de la mano, arrastrándola hacia mi coche. La subo al lado del copiloto y cierro la puerta, lo rodeo y me subo al volante. Conduzco en silencio por la carretera. A pocos kilómetros de nuestra casa se encuentra un antiguo castillo abandonado, casi en ruinas. Detengo el coche frente a él. La primera vez que lo vi fue cuando Aidan me estaba enseñando a conducir, fue el primero de nosotros en sacarse el carnet y le pedí que me enseñara. Una de esas veces, pasamos por aquí, no pude sacarme este lugar de la cabeza, así que, un día vine a verlo. Me sentí atraído por este lugar, sólo había silencio y eso hacía que mi mente estuviera en paz. Es lo que quiero para mi hermana. Por eso la he traído aquí, dentro de los muros que aún se mantienen en pie, tengo algo para ella. Tomo a Enya de la mano y entrelazo nuestros dedos, sus mejillas se enrojecen.

-Eres preciosa, Roja.

Se queda callada, como siempre. Enya no es muy buena socialmente, no sabe qué contestar a algunas cosas, como a los halagos.

-¿Qué es este lugar?- me pregunta.

-Un castillo.

-Muy gracioso, me refiero a qué hacemos aquí.

Entramos en la habitación donde dejé al hombre que traje esta tarde, al que le robé a mi padre del almacén. Enya se congela.

-¿Quién es?- me pregunta.

-Nadie de quien debas preocuparte, Roja.

Saco mi cuchillo de la funda en mi pecho y se lo entrego a mi hermana, lo coge con dedos temblorosos.

-¿Qué...?

-Es para ti- le digo- Para que calmes tu sed.

Niega con la cabeza, empuja el cuchillo sobre mi pecho, pero no lo acepto.

-Liam, no puedo.

-Puedes, yo lo hice cuando papá me aceptó en su equipo y tú también puedes hacerlo.

Sigue nerviosa, nunca ha matado a nadie, aunque eso sea lo que más desea.

-Roja, mírame.

Sus ojos se desvían del hombre maniatado y amordazado para posarse en mí. Me quito la funda del cuchillo y la camiseta, sus ojos se abren de par en par.

-¡¿Estás loco?!- me grita- Mamá y papá te matarán cuando lo vean, te prohibieron expresamente tatuarte.

Inconscientemente toca el tatuaje de mi antebrazo, el único que tenía hasta hace poco, el de la mafia irlandesa. También es el único que mis padres me permitieron hacerme. El otro me lo hice a escondidas. Tomo la mano de mi hermana y aplano su palma contra mi piel, sobre mi corazón y el tatuaje. Cierra los ojos y respira hondo.

-¿Por qué la triqueta?- pregunta.

-Roja, mírame- exijo.

Sus ojos se abren, encontrándose con los míos. Son tan azules como los zafiros.

-La triqueta- repite.

-Es tu símbolo, el que papá te otorgó cuando naciste. Dime qué significa.

-Salud, sueños e ilusión.

-Muy bien, ahora dime qué significa para ti.

-¿Por qué sangra, Liam? ¿Por qué la triqueta de tu tatuaje está sangrando?

-Pasado, presente y futuro. Eso significa para mí, la sangre eres tú, mi sangre. Eres mi pasado, mi presente y mi futuro, porque cada vez que pienso en eso sólo te veo a ti.

Antología [Volumen 1]Where stories live. Discover now