SEIS

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Gio

Me rio suavemente, Matteo me ha llamado temprano. Casi no he dormido nada en toda la noche, estaba algo nerviosa por mi viaje de hoy, mi tío Iván vino anoche a mi habitación para decirme que viajaría conmigo a Rusia y se quedaría unos días allí hasta que estuviera totalmente instalada. Agradezco que haga eso por mí, me presentará al equipo con el que voy a trabajar para Pavel. Mi abuela me ha prometido que estará conmigo en todo momento. Hace mucho tiempo que se olvidó de quién soy hija realmente y me comenzó a ver como a su nieta, no tardé mucho en llamarla abuela. Realmente, ella y mi padre son los únicos que me entienden de verdad y la ayuda de ambos me ha venido bien para no descontrolarme.

Me rio de nuevo, Matteo no deja de decirme tonterías. Es un gran amigo, sé que está interesado en mí de forma romántica. Y él sabe que no siento lo mismo por él, bueno, no puedo sentir nada. Pero no es algo como lo que tengo con Eros, o por lo menos, tenía. Ya no estoy segura de nosotros, ha estado jugando conmigo y eso me tiene molesta. No soy ni seré nunca el segundo plato de nadie. Estoy decidida a pasármelo bien en Rusia.

-No vas a dejar que ningún hombre se te acerque. ¿Verdad?

Pongo los ojos en blanco, Matteo es más parecido a Eros de lo que ellos creen. Ninguno tiene derechos sobre mí y piensan que sí.

-Voy a vivir mi vida, Matteo.

-Mierda, eso no suena bien.

-Suena a lo que es. No soy como las hijas de los capos de tu padre, no voy a quedarme para vestir santos.

Matteo se ríe ante mi expresión, es la que su abuela siempre usa para referirse a las hijas de los capos de la Casamonica. Sus normas siguen arraigadas en la antigüedad, las mujeres deben llegar vírgenes al matrimonio, de hecho, aún tienen la mala costumbre de celebrar la prueba de las sábanas. Dicen que es en ese momento cuando se ve la pureza y la honra de la mujer. Mi padre odia esa tradición, nunca exige a las mujeres de la 'Ndrangheta que se mantengan vírgenes hasta el matrimonio. Lo único que no tolera es tener hijos bastardos, es algo por lo que no está dispuesto a pasar. Creo que en el fondo esa norma está creada por mi madre, siempre se preocupa por los niños y no quieren que sufran, definitivamente un hijo bastardo podría sufrir el rechazo de los demás.

-Está bien, entiendo que tus costumbres son diferentes a las mías- suspira- Prométeme que me llamarás si necesitas que alguien acuda a tu rescate.

-Matteo- gruño.

El imbécil se ríe. Sabe lo mucho que odio que me trate como a una damisela en apuros, no lo soy, sé luchar y sé usar las armas.

-Te juro que serás el último al que llame.

-No seas mala conmigo, cara mia.

-No soy mala, soy realista.

-Siempre lo eres, es lo que más me gusta de ti.

Mis mejillas arden, cada vez que me dice cosas bonitas lo hacen y no puedo evitar la reacción de mi cuerpo. Igual que cuando siento a Eros cerca de mí.

-Tengo que dejarte, Matteo, debo seguir guardando algunas cosas en mi maleta.

-Avísame cuando hayas llegado a Rusia. Iré a verte en unos días.

-¿Tu padre te lo permitirá?

-Llevo escapándome de mi padre desde los quince años, cara mia.

-Bien, te estaré esperando en Rusia.

-Nos vemos, Gio.

Cuelgo la llamada. Un cuerpo aplasta el mío, su olor me hace saber quién es, aunque no lo necesitaba. Eros es el único que se tumba así encima de mí. Besa mi cuello mientras que recorre mi cuerpo con sus manos.

Antología [Volumen 1]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin