DIECISIETE

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Rory

Liam intenta calmar a Enya, es el único que puede conseguirlo cuando ella está tan alterada. Se parece demasiado a mí, tiene el mismo trastorno, pero en un nivel más alto. No logra controlarse, se agobia y llora. Y eso me mata por dentro, odio ver a mis hijos llorar, nunca me ha gustado y por eso siempre les di todo lo que quisieron, aunque mi esposo me regañara por ello.

Enya suelta un fuerte sollozo, me mata verla así y no poder hacer nada. A veces no comprende del todo lo que ocurre en su cabeza, algunos de sus compañeros de clases la han insultado. Liam la defendió y se peleo con todo el mundo, ahora la espera en la puerta del aula para acompañarla a todos lados. Nadie se mete con él, es el chico popular, pero Enya no. Ella es todo lo contrario, igual a como era yo con su edad, no tiene amigos y pasa la mayor parte del tiempo en el colegio sola. Aíne intenta hacerle compañía en los recreos, pero no puede hacer lo mismo en clases por estar dos cursos más arriba.

-Es como si tuviera sed y no pudiera saciarme con agua- solloza.

Liam la toma de las manos.

-No hay nada malo en ti, Roja. Dime qué necesitas y te lo daré- la consuela.

-No puedes darme esto, Liam. Lo que necesito es malo.

-¿Y? Te lo daré si lo necesitas, no me importa lo malo que creas que es.

Cierro los ojos, pego mi frente a la pared, aún no se han dado cuenta que estoy escuchándolos a escondidas. No pude evitarlo cuando la escuché llorar, ojalá pudiera quitarle el trastorno, me siento culpable por haberle transmitido algo así. Unas manos se posan en mis brazos, me frotan con cariño.

-Mo ghrá, ven conmigo.

-Yo le he hecho esto, Eamon- sollozo.

-No. Ha sido una lotería genética, podría haberle pasado o no.

Me lleva a nuestra habitación casi a rastras, cierra la puerta tras nosotros.

-Pequeña, no puedes culparte por esto.

-Es mi culpa, papi. Si tan solo no me hubiera acercado a ti...

Cubre mi boca con su mano, interrumpiéndome.

-No vayas por ese camino. Nuestra consanguinidad no tiene nada que ver con esto, Rory. Tú naciste con este trastorno por herencia de tu madre. Recuerda lo que el médico nos dijo.

Quito la mano de mi boca.

-Que estaba sana y que esto es algo al azar y no tiene nada que ver conmigo- respondo.

-Exactamente. Ares te dijo lo mismo, yo no tengo los componentes de vuestro trastorno, nuestra relación no tiene nada que ver en esto.

-Lo sé, es que cuando la veo así no puedo evitar sentirme culpable.

Mi padre me da un beso en la frente, rodea mi cuerpo con sus brazos y me atrae a su pecho.

-Yo me encargo de nuestra hija, pequeña.

He dejado a mi esposo dentro de casa y he venido con mi madre, Kiana y Ronan al jardín. Mis dos hijos pequeños disfrutan del aire libre, Ronan tiene cuatro años y le encanta correr y jugar con su balón de fútbol, siempre se queda esperando a Terry y a Elijah para jugar con ellos. Kiana es más apegada a mí, aunque es normal, sólo tiene un año.

-¡Mamá!

Nessa sale furiosa de la casa con Aidan pisándole los talones. Suelto un suspiro, se viene una gran discusión. Mi hermano y mi hija se detienen frente a mi madre y a mí, Nessa se cruza de brazos con el entrecejo muy arrugado, es imposible que pueda arrugarlo más.

-¿Nessa qué has hecho?- le pregunto.

-¡Nada!

-Aidan no te persigue cuando no haces nada, mi amor- señala mi madre.

-Abuela- espeta levantando una mano- Esto no es asunto tuyo, no te metas.

Mi madre parpadea varias veces, incrédula a la respuesta de mi hija. Dejo a Kiana sentada en el césped y me pongo de pie, los ojos de Nessa se abren. Puede que mis hijos estén mimados, pero saben que cuando me pongo seria todos tienen que callar.

-Pide perdón, Nessa. ¿Qué forma es esa de hablarle a tu abuela?

Su labio inferior tiembla, no por miedo o ganas de llorar, sino por el enfado que tiene. Odia obedecer.

-Nessa- advierto.

-Lo siento abuela.

-Ahora cuéntanos qué has hecho- exijo.

Se queda en silencio, mira a Aidan por encima del hombro.

-La he oído hablar con un chico, quería escapar esta noche del castillo para encontrarse con él en algún lugar- me cuenta mi hermano.

Nessa agacha la cabeza y aprieta fuerte los ojos. Desde que cumplió doce años ha estado escapándose del castillo, mi padre y mi abuelo han contratado a gente que está levantando la altura del muro. Pongo mis manos sobre los hombros de mi hija, respiro hondo y suelto el aire.

-Nessa- intento que mi voz salga tranquila, aunque lo que me pida el cuerpo sea gritarle en todos los idiomas que conozco- Mo ghrá, tienes doce años desde hace tres meses, doce malditos años. ¡¿A dónde crees que vas?!

-Mami...

-Calla- la interrumpo, pongo mi mano con la palma hacia arriba- Dame tu móvil- me suplica con la mirada que no se lo quite- Ahora, Nessa. Es obvio que no eres lo suficientemente madura para tener uno, cuando me demuestres que lo eres te lo devolveré.

Me lo entrega a regañadientes, luego se gira hacia Aidan.

-¡Te odio!- le grita.

Aidan la toma por la muñeca.

-Puedes odiarme todo lo que quieras, no voy a dejar que te besuquees con cualquier idiota que se te acerque y menos cuando tienes doce jodidos años, Ness- la regaña.

-Soy una adulta- protesta mi hija.

-No lo eres.

Casi puedo ver el escalofrío que recorre la columna vertebral de mi hija con la severidad de la voz de mi abuelo. Hinca una rodilla en el césped y toma a Nessa por los hombros.

-Escúchame bien, Nessa, si veo a algún chico a tu alrededor le meteré un tiro en la frente. ¿Me has entendido? No vas a tener novio hasta que seas mucho mayor, así que ve olvidándote de esas tonterías de quedar con ellos- mi abuelo se levanta y se dirige a Aidan- Quiero que la vigiles constantemente, hablaré con el director del colegio para que te permita estar cerca de ella- le ordena.

-Como ordenes, abuelo- contesta.

-Pero... Abuelito- comienza a protestar mi hija.

-Nessa no me hagas enfadar, este asunto queda zanjado. Nada de chicos hasta que seas mayor. Y no vuelvas a repetir eso de que eres una adulta, eres una adolescente. ¿Entendido?

Mi hija asiente, la sigo con la mirada hasta que desaparece dentro de casa. Sé que no obedecerá a mi abuelo, en cuanto tenga la oportunidad intentará escapar por algún lado.

 Sé que no obedecerá a mi abuelo, en cuanto tenga la oportunidad intentará escapar por algún lado

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Antología [Volumen 1]Where stories live. Discover now