DIECIOCHO

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Eamon

-¿Todo listo?- le pregunto a Darragh.

Mi amigo asiente con la cabeza. En cuanto terminé de hablar con mi esposa vine a buscarlo para ordenarle algo muy importante. Llevamos varias horas encerrados en el despacho.

-Hay algo que tienes que saber- me dice.

Frunzo el ceño, por su tono serio debe de ser algo importante.

-Uno de los guardias me ha alertado sobre Liam.

-¿Liam?

Suele meterse en problemas, pero siempre son por defender a los suyos. No es como mi Nessa, que los busca por todos lados.

-Ha...- Darragh parece buscar una palabra adecuada- Sustraído, sí. Digamos que ha sustraído a uno de tus presos del almacén.

Ahora estoy confuso, Liam no hace estas cosas.

-¿Qué?- pregunto confundido.

-Lo he mandado a seguir. Por lo que me ha contado el espía lo ha llevado a un castillo en ruinas que está abandonado, no muy lejos de aquí.

-Bien, que siga vigilándolo.

Darragh sonríe.

-Ambos sabemos para qué se ha llevado a ese preso, hermano.

-Lo sé.

Lo ha hecho por Enya, para dárselo a ella y ayudarla a saciar su sed de sangre. Siempre ha estado dispuesto a hacer cualquier cosa por su hermana, desde el primer día que la puse en sus brazos cuando tenía dos años y Enya acababa de nacer. Y eso me recuerda a mí, a que yo siempre he sido capaz de hacer cualquier cosa por mi pequeña. Aíne entra en el despacho sonriendo, abraza a su padre por el cuello y le da un beso en la mejilla.

-Hola, papi.

Se acerca a mí para darme mi beso en la mejilla.

-Hola, tío Eamon.

Le doy un beso en la sien.

-¿Te has comprado muchas cosas?- le pregunto.

Asiente con una enorme sonrisa en su cara.

-Mamá me ha comprado nuevos lazos- me dice emocionada- Son tan bonitos, tío.

-Estoy deseando verlos.

Rory le transmitió su obsesión por los lazos, ahora no hay día en el que mi sobrina no use uno, tiene la misma colección que mi esposa y mi hija Kiana. Nessa y Enya no han mostrado interés en ese complemento, ellas prefieren llevar el pelo suelto siempre. Y hablando del diablo, la veo entrar por la puerta seguida por Aidan.

-¡Deja de seguirme!- le grita.

-Nessa- advierto.

Desde que cumplió los doce años se ha vuelto más rebelde que nunca. No es que antes de eso le gustara mucho seguir las normas, pero ahora es mucho peor. Discute con todo el mundo, ha intentado escaparse más de una vez del castillo y siempre tiene el ceño fruncido. Se sienta en mi muslo y pega su mejilla a mi pecho.

-Mamá me ha quitado el móvil- protesta.

Aíne arruga el entrecejo mirándola.

-¿Por qué?- le pregunta.

-Sí, cuéntale a todos por qué mi hermana ha hecho eso- la azuza Aidan.

Nessa guarda silencio, la tomo por la barbilla con mis dedos y levanto su cabeza. Es igual que mi hermana, los mismos ojos y el mismo color de pelo, incluso su intrínseca rebeldía. A mi hermana le encantaba desobedecer a nuestro padre cuando se trataba de correr cerca del barranco.

Antología [Volumen 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora