ONCE

1.6K 174 24
                                    

Levka

-Hola, tío Lev.

Esbozo una sonrisa al oír su voz, hacía días que no podía hablar con él por teléfono y lo había estado extrañando demasiado. Eros se fue hace tres años, el mismo día que Gio lo hizo. Amaba mucho a todos mis sobrinos y odiaba esta situación que llevaba tiempo dándose. Hablé con Eros, estaba haciendo el tonto con otras chicas, él mismo lo admitió y por esa razón se dio cuenta que irse era la mejor decisión. Dijo que le daría la opción a madurar y centrarse en la vida. Quería ser bueno para Gio y darle el futuro que se merece. No lo iba a conseguir aquí bajo la protección de todos, con los privilegios de ser el hijo del Don.

-¿Cómo estás?- le pregunto.

-Lo sabes.

-Sí, lo sé, pero quiero oírte a ti decirlo. Por eso te pregunto.

-La extraño, os extraño a todos.

-¿Por qué no vuelves a casa?

También conocía la respuesta a esa pregunta.

-Sin ella no es mi casa, no podría estar ahí sin oírla gritar, insultar o maldecir a cualquiera que le hubiera ganado en las prácticas de lucha.

Mi boca se curva por un lado, está enamorado perdidamente de Gio.

-¿Sabes algo de ella? Mi padre dejó de enviarme actualizaciones hace meses.

-Gio se lo prohibió cuando se entero que lo estaba haciendo.

-Joder. ¿Sigue enfadada conmigo?

-Tendrás que esforzarte por reconquistarla.

-Lo entiendo.

Eros suspira al otro lado de la línea.

-Ella está bien, hijo. Viviendo su vida y centrándose. Como estás haciendo tú.

Mi sobrino se ríe sin ganas.

-Yo no estoy acostándome con nadie- espeta.

-Ella tampoco se acuesta con tantos, pero se divierte. ¿Puedes culparla?

-No. No puedo. ¿Y cómo sabes que no se acuesta con tantos?

Me quedo callado, no debería haber dicho eso. Lena y Venus me van a matar.

-¿Tío Lev?

-Mierda.

Eros se ríe.

-Van a matarte. ¿Verdad?

-Tu madre y tu tía Lena, sí, seguro que me asesinarán mientras duermo.

-¿Te lo contaron?

-Las escuché hablando con Gio. Les hice la promesa de que no contaría nada. Joder.

-Bueno, por mi parte quiero darte las gracias y no les diré que me contaste nada.

Respiro aliviado. Realmente no tengo ganas de morir a los 33 años. Tatiana entra corriendo en el salón, me despido de Eros con la promesa de hablar mañana con él. De todos modos, tenía que irse a hacer algunos recados que Sandro le había encomendado. Mi hija se sienta en la alfombra, saca de una caja de costura los pedazos de cortina que cortó. Observo la caja de costura y niego con la cabeza sonriendo, es una maldita caja de galletas que Celia le dio para que guardara sus cosas ahí. Le dijimos que le compraríamos una caja de costura de verdad y se negó, le gustaba su caja de galletitas. Más tarde descubrimos que sólo le gusta porque así nadie sabrá que ahí guarda sus creaciones y no podrán robárselas. Demasiado inteligente para tener seis años. La puerta de casa se abre, mi mujer entra quejándose con Venus siguiéndola de cerca. Lena deja unas bolsas sobre el sofá.

Antología [Volumen 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora