TRECE

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Levka

Iván nos contó anoche a Lena y a mí lo que Misha le había contado sobre cómo se sentía respecto a mí. He estado toda la noche en vela pensando en mi hijo, odio que oyera lo que dije y odio aún más que se sienta así por mis palabras. Por eso me he tomado el día libre en el hospital. Es domingo y voy a llevarlo al centro comercial en la ciudad. Primero iremos a la sala de recreativos, jugaremos a los bolos y a lo que sea que haya por allí, hace mucho que no voy. Después me lo llevaré a comer unas hamburguesas, también iremos al cine y cuando hayamos acabado allí, quiero ir al gimnasio de la 'Ndrangheta a que me enseñe su progreso con el MMA. Desde que comenzó a entrenarse no he ido a verlo y es mi culpa, me negaba a ver algo que iba en contra de mis principios médicos. Pero seamos sinceros, trabajo para la mafia, pertenezco a la mafia. Mi familia es la puta mafia. No debería haberme encerrado en mí mismo.

Miro a mi hijo de reojo, está observando el paisaje por la ventanilla del coche.

-Misha, cariño- lo llamo- ¿Cómo te van las clases?

-Bien, papi.

Suelto un suspiro.

-¿No me cuentas nada más?- le pregunto.

Niega con la cabeza.

-Misha, lo estoy intentando. Sé que he sido yo quien se ha distanciado, no lo he hecho bien y no he sido un buen padre contigo.

-Papá- su voz es dura- No importa, entiendo que eres médico.

-Nunca me habías llamado papá- murmuro.

-Ya tengo diez años.

-Me he dado cuenta. Ya no eres el bebé que una vez sonreía sin dientes.

Mi hijo se ríe, pongo mi mano en su muslo al detenerme en un semáforo.

-¿Me das otra oportunidad?- le pregunto.

-Sí, papá.

-Gracias, cariño. Eres el mejor.

Vuelvo a conducir con el semáforo en verde.

-Papá.

-Dime, cariño.

-¿Crees que yo le puedo gustar a Massima?

Frunzo el ceño.

-¿Te gusta la hija de Demarco y Celia?- le pregunto.

Se encoge de hombros.

-Es guapa y tiene el pelo muy bonito.

Esbozo una sonrisa.

-Así que, te gustan las chicas rubias- le digo.

-Creo que sí.

-Misha, eres un gran chico y algún día serás un gran hombre. Tu primo recompensará que trabajes tan duro para la familia en un futuro. Podrías ser subjefe en alguna ciudad o incluso su consegliere, como lo es tu padre. Cualquier mujer se sentiría honrada de estar a tu lado. Massima entre ellas.

-Massi es buena conmigo.

-Lo sé, le gusta mucho pasar tiempo contigo.

-¿Puedo pedirle una cita?

Me rio con suavidad.

-No creo que a Demarco le haga mucha gracia, Massima aún tiene nueve años, hijo. Espera al menos que cumpla quince, luego pídele esa cita.

Le guiño un ojo a mi hijo mientras aparco el coche, su sonrisa es como una luz alumbrando la oscuridad.

Debería haber venido a ver luchar a mi hijo desde el primer día. Tiene un don para esto, nació para ser soldado de la 'Ndrangheta. Ahora lo veo, mientras lucha contra un hombre adulto que le triplica en altura y fuerza. Misha se quita el casco de protección y estrecha la mano del contrincante, otro soldado, que le sonríe y lo felicita. Iván tiene razón, nuestro hijo se parece a mí en la personalidad y la perseverancia cuando queremos conseguir algo. Misha será el mejor soldado, no tengo ninguna duda.

Antología [Volumen 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora