OCHO

1K 137 18
                                    

Ares

Nunca pensé que extrañaría tanto a mis hijos. Han pasado tres años desde que se marcharon, Eros ha venido de visita más de una vez. Pero Gio no, ella prefirió no pisar Italia hasta que estuviera lista para hacerlo. Le estamos dando su tiempo, ella lo necesita.

Perséfone entra en mi despacho, me hace a un lado y se sienta en mi muslo. Tiene el ceño arrugado, lo acaricio con mi dedo índice.

-¿Por qué está esto aquí?- le pregunto.

-Han pasado tres años. ¿Cuándo van a volver?

Lleva haciendo la misma pregunta desde que Eros y Gio se marcharon de casa. Y siempre es la misma respuesta: aún no. Persy suspira.

-¿Quieres que llamemos a tus hermanos?- le pregunto.

Asiente con la cabeza. Cojo mi móvil del escritorio y marco el número de Eros, contesta rápidamente. Persy y él se enfrascan en una conversación, observo a mi hija todo el tiempo. Es exactamente igual que Venus con su edad, Persy tiene catorce años y sigue haciendo las mismas travesuras que cuando era más pequeña. Siempre arrastra a su primo Misha a todos sus planes. Y, al final, terminan los dos castigados, aun así, nunca aprenden. Y creo que tampoco quiero que lo hagan. Veinte minutos más tarde llamamos a Gio, suenan un par de toques hasta que responde.

-Hola, papá.

-Hola, mostriciattola. Persy está conmigo.

-Stitch, te extraño mucho.

Mi boca se curva por un lado, siempre llamó así a su hermana pequeña porque dice que tiene la misma personalidad alocada que ese personaje azul de las películas. Echo a un lado el pelo negro de mi hija.

-¿Cuándo vuelves Gio?

Mi hija suspira al otro lado de la línea, supongo que tampoco sabe qué responder.

-No lo sé, Stitch. Sigo sin tener una respuesta para esa pregunta.

-Pero ya hace tres años que te fuiste. Eros tampoco vuelve. Tendré mi ceremonia del tatuaje y ninguno estaréis, no os lo perdonaré jamás.

Frunzo el ceño, mi hija me mira de reojo cuando me inclino hacia ella.

-¿Quién te ha dicho que vas a tener tu ceremonia del tatuaje?- le pregunto.

Gio se ríe.

-¡Hades la tendrá!- chilla Persy.

-Respeto, Perséfone- digo con firmeza- Soy tu padre.

-No es justo.

-Tu hermano va a recibir su tatuaje porque ha demostrado ser un buen soldado, obedece las órdenes y calla cuando debe. ¿Tú eres así?

Se cruza de brazos.

-No es así, papá. Mi Stitch es un alma libre- dice mi hija.

Persy sonríe por las palabras de su hermana.

-Hagamos algo, Stitch. Trabaja para recibir tu tatuaje y te doy mi palabra de que estaré presente en la ceremonia. No importa cuánto tardes. ¿De acuerdo? Sé una buena chica.

-Te prometo que lo lograré. ¿Tú estás bien?

-Sí, Stitch. Estoy bien, la abuela no me da ni un respiro.

Escucho a mi madre protestar al fondo de la línea. Mis hijas se ríen.

-Bueno, debo dejaros, tengo que ir con mi equipo a dar palizas.

Antología [Volumen 1]Onde histórias criam vida. Descubra agora