CAPÍTULO 8

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*CAMILA POV*

Los siguientes cinco días fueron iguales, mejor dicho, peores que los anteriores.

Solo veía a Lauren en algún momento del día, en el colegio, cuando intentaba hablarme o algo, pero yo la evitaba, me iba, no quería estar cerca de ella.
La vi dos veces en tres días iniciar peleas en el colegio y luego nada más, dudaba de que estuviera yendo a colegio. Lo primero en lo que pensaba cuando no la veía es que estaría haciéndose daño, drogándose y bebiendo. Yo entendía su difícil situación, perder a tus padres y culparte, la comprendía, pero había mejores maneras de olvidar problemas. ¿Por qué tuvo que elegir eso?

<<Voy a cambiar, lo prometo. Solo necesito de tu ayuda y que no me dejes sola.>> Sus palabras estaban en mi mente todo el tiempo. Yo sabía desde un principio que no era una persona que hace las cosas correctamente, era una persona que si mis padres supieran que tenía relación alguna con ella, prácticamente, me llevarían a la otra punta de la ciudad, porque eran sobreprotectores, pero… La realidad era que últimamente yo no importaba, sólo les importaba sus estúpidas discusiones, romper cosas y competir por quien gritaba mas. La realidad era que a pesar de como Lauren me trató al principio me hacia bien, me hacía a olvidar de todo cuando la recordaba. Ella me ayudaba después de todo. << Voy a cambiar, lo prometo. Solo necesito de tu ayuda y que no me dejes sola>> otra vez sus palabras estaban en mi mente haciéndome sentir la peor persona del mundo por dejarla sola. Ella necesitaba ayuda y yo no lo era.

Pasaron dos días más, cumpliendo exactamente una semana si  ver a Lauren y seguir con la lucha de soportar a mis padres gritarse  y lo peor de todo era que cada vez eran peores sus peleas.

El cielo estaba tapado por las nubes, el día se había convertido en noche y la lluvia comenzó a caer de repente. Ese día caminé a casa, sola. Así que llegué empapada. Gracias a eso estuve tres días más en cama, enferma, agradecía que mi madre sea doctora. No hacia más que leer, ver televisión y hablar con Dinah, Ally o Normani por teléfono.

Fui testigo de otra gran discusión que duró casi una hora, hasta que de calmaron y alguno golpeó mi puerta. No respondí, así que sólo entró. Era mi padre. –Cami. –sonrió. Dejé mi libro a un costado y lo miré. –Yo… me iré por unos días. –fruncí el ceño. –Tengo un viaje de negocios que…

-¿Qué negocios? –Pregunté secamente.

-De la empresa, cariño. Ya sabes, vendré pronto. –acarició mi mejilla.

-¿Lo prometes? –asintió y besó mi frente. –¿Cuántos días te irás?

-No lo se, unos pocos. Cuídate, ya debo empacar. –asentí tristemente y lo vi irse.

Pasaron dos horas para que el se fuera. Mi madre trabajaba en desde la tarde hasta el día siguiente. Me quedaría sola.

-Cierra la puerta con llaves y no abras. –mi madre me indicó. Había estado llorando, sus ojos estaban hinchados.

-¿Tengo que quedarme sola? –se giró a mi.

-Si, Camila. Invita a una amiga o algo. No hagas desastres. Ya estas grande.

-Papá no se fue de viajes de negocios. –dije en un tono duro. –¿Qué sucede?

-Debo irme. –se excusó poniéndose su chaqueta. –Adiós. Te quiero.

Yo solía responder sus te quiero con un abrazó y un beso. Pero ella no era mi madre  y el no era mi padre. Esa no era nuestra familia. Todo estaba destruyéndose de a poco y ellos estaban dejándome de lado. Estaban tan metidos en sus cosas que ya no les importaba como antes. Suspiré y me reí incrédula cuando me di cuenta que estaba sola en esa enorme y estúpida casa.  Subí a mi cuarto y me cubrí con las mantas, no iba a llorar, claro que no, por más que las lágrimas quemaran mis ojos no iba a llorar, estaba tan enojada, indignada y molesta por todo lo que me rodeaba.

Un ruido en mi ventana me llamó la atención y me asomé tímidamente. Vi tras ella y nada. El timbre sonó y bajé a abrir para encontrarme con Lauren. Estaba temblando y sus ojos llenos de lágrimas que caían mojando su rostro. No esperó a que dijera algo y casi se lanzó a mis brazos. Cerré la puerta detrás de mi y me las arreglé para llevarla al sillón, se abrazó a mi estómago mientras apoyaba su cabeza entre mi cuello y hombro. Apenas la rodeé con mis brazos sentí como se tensaba y su cuerpo se relajaba de a poco. No estaba drogada y posiblemente llevaba horas sin estarlo. Una sonrisa se escapó de mis labios junto con las lágrimas que había estado reteniendo, lloré porque la había extrañado, porque lo estaba intentado y porque estaba triste y no me di cuenta que la había necesitado tanto ese día. –No me sueltes. –murmuró  con dificultad.

-Shh… estoy aquí.

Desperté cuando sentí como alguien se movía encima de mi, me incorporé un poco y vi a Lauren restregándose los ojos. Intenté levantarme, pero me tomó de la cintura moviéndome hasta dejarme sentada en su regazo, se abrazó a mi cintura y apoyó su cabeza contra mi hombro. Suspiró pesadamente.

-¿Estás bien? –pregunté casi en un susurró. El silencio invadía la casa.

-Claro que si. Gracias por ayudarme. –levantó su mirada a la mía . – otra vez. –agregó. Apoyé mi frente con la suya y sonrió débilmente. –Te necesitaba, lo hice mucho estos días, pero hoy no lo soporté más. –mordí mi labio y subí mis brazos a su cuello. –Lo siento. Lo siento mucho. –asentí.

-Perdón por dejarte sola. –humedeció sus labios y los acercó  a los míos, cerré los ojos cuando sentí su respiración en mi boca. Solté un suspiro cuando atrapó mi labio inferior entre los suyos y lo succionó suavemente. El beso duró sólo algunos segundos.

-Me importas demasiado, Camz. –murmuró sobre mis labios causando un nudo en mi estómago seguido de una sonrisa. Le di un beso en sus labios y me lo devolvió rápidamente.

**

-¿Cómo sabías que estaba sola? –pregunté mientras sacaba platos de la alacena.

-Puede que haya intentado venir antes y vi a tu madre salir a esta hora, tu padre trabaja en la empresa y suele llegar tarde. – me giré.

-¿Tu como sabes eso?

-Mi hermano es dueño de las empresas Jauregui y vivo con el, así que lo se.

-Wow. –se rió. –Mi… mi padre se fue hoy. –dije en voz baja dejando los platos para poner allí la pizza que habíamos pedido. –Dijo que por negocios, pero no le creo.

Terminó de poner la pizza en los platos y fue hacia mi lado, al otro lado de la mesa, para abrazarme. –Si sucediera algo ellos te lo dirían, Camz. –asentí, no estaba convencida.

-Vamos a la sala. –llevó ella los platos y nos sentamos en el sillón frente a la enorme televisión.

-Tengo que decirte algo. – me giré para verla y se sentó en el sillón. Hice lo mismo y la miré, sus ojos verdes, ese día eran verdes y estaban claros. No sabía descifrar que color eran  exactamente, porque cambiaban constantemente. 

When life hits you {Camren}Where stories live. Discover now