CAPÍTULO 36

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-Camz, llegué… -dejó las llaves del auto sobre la mesita de la sala y fue a la cocina. –¿Amor? ¡Caaamz! –caminó hasta la habitación y se cubrió la boca cuando la vio dormida. –Está dormida. –murmuró.

Eran las seis, quizás podía dormir un rato antes de preparar la cena.

Se acostó al lado de Camila con su cara cerca de la barriga de la morena y dejó un beso allí. –Hola, bebé. –susurró, puso su mano sobre un pequeño bulto en la panza y sonrió. –Estoy cansada, pero no creo poder dormir, mamá va a despertar hambrienta y… -suspiró. –Sabes que molesta es cuando tiene hambre.

-Te estoy escuchando. –Levantó la cabeza y vio a Camila.

-Era broma ¿lo sabes?

-Ven aquí. –Lauren subió hasta estar acostada a la altura de la morena y sonrió.

-Hola, hermosa. –dejó un beso en los labios de Camila.

-¿Soy molesta? –negó.

-No, quería hacer reír a Mike. –Camila rodó los ojos.

-¿No te cansas de ser adorable? –Preguntó subiendo una mano a la mejilla de Lauren y dando caricias allí. Lauren negó arrugando la nariz.

-No. –cerró los ojos y sintió los labios de Camila sobre los de ella. Pasó una mano por su cintura acercándose a la morena y continuó besándola. Camila separó sus labios con su lengua y la introdujo en su boca encontrándose con la de su esposa, rosándola y chupándola cuantas veces quisiera. –Mmhpara. –murmuró. –No me hagas esto. –Camila juntó sus frentes y sonrió. –Llevo meses sin sexo, aún me faltan uno y medio, si me vuelves a besar así no respondo de mi. –Camila se rió.

-¿Qué pasó con eso del bebé?

-Ah. Te cubrimos la panza para que no vea nada. –dejó un beso en sus labios y suspiró poniéndose boca arriba.

-¿Qué pasa? –Camila se abrazó a Lauren. La concia demasiado y sabía que algo no iba bien.

-El nuevo edificio que Chris mandó a construir no va bien y… -suspiró otra vez demostrando lo frustrada que estaba de repente. –He perdido dos clientes importantes este mes. Soy una inútil. – La morena frunció el ceño.

-Lau, no eres inútil. Suele pasar, no siempre todos los negocios van perfectos. Ya va a ir mejor. Créeme. –besó la mejilla de Lauren y luego dejó sus labios apoyados allí.

-Y fumé. –quitó sus labios y se alejó para ver a la oji verde que tenía una mirada algo seria.

-¿Fumaste? No lo haces hace años, Lauren. –frunció el ceño.

-Lo siento. –susurró y se levantó de la cama.

Fue a la cocina, sabía que iba a discutir con su esposa. Había visto la mirada de decepción en sus ojos marrones, sabía que el que volviera a fumar no era algo bueno.

-Es porque estas estresada, trabajas, tienes mucha presión en la empresa y no haces nada para estar bien, Lauren. Vas a volver a tener ansiedad. –Escuchó decirle y suspiró. –¿Solo vas a suspirar por todo? Tu respondes a todo con suspiros. – Dijo para luego salir de la cocina. Lauren no la siguió, pues sabía que podría ser peor.


Camila sabía que Lauren estaba estresada y no hacia nada por dejar de trabajar un poco, entendía que era perfeccionista en su trabajo y que quería que todo fuera correcto, pero debía parar. Lauren no fumaba hace más de cuatro años y el solo imaginarla con un cigarro en sus manos le revolvía el estómago porque todo le recordaba a los momentos horribles que habían pasado juntas. Sabía que no es bueno atarse a esos recuerdos, pero para Camila, de cierta forma, la ayudaban porque así no olvidaba todo lo que pasaron juntas, de como ayudó a Lauren y como Lauren la había contenido cuando en su familia las cosas no iban bien, una cosa llevaba a la otra, los recuerdos, las ideas y todo acababa en lo mismo: Alcohol, cigarros y droga. No es que no confiara en Lauren, pero tenía miedo que de alguna forma su pasado le pasara facturas ahora, como por ejemplo: las ganas de volver a fumar y alguna que otra vez esta semana la había visto beber un poco de licor.

Pero se había jurado, le había prometido a Lauren, nunca dejarla caer. Sabía que quizás esto era una señal de que debía ayudar a Lauren entonces iba a hacerlo.
Por empezar, no debió haberla acusado de nada, simplemente escucharla y entenderla.

Ahora ya no debía pensar solo en Lauren o en ella, debía pensar en su relación, en su “nosotras.

La puerta de la habitación se abrió quitándola de sus pensamientos y vio a Lauren entrar con dos bandejas de comida.

-¿Vas a cenar? –preguntó la oji verde y asintió.

-Antes, ven. –señaló la cama.

-Camila, no quiero que…

-Lau, por favor. – Dijo en un tono de voz calmado y dulce. –Quiero pedirte dos cosas. – Dijo una vez que tenía a Lauren entre sus brazos. –Trabaja menos, deja de exigirte tanto, es por ti, cariño. Y prométeme que intentarás no volver a fumar.

-Intentaré de las dos. –murmuró.

-Me tienes contigo ¿lo sabes? Te amo y no quiero que vuelvas a fumar, porque no es bueno. – Lauren asintió y Camila besó su frente mientras la oji verde acariciaba su barriga. Sonrió cuando sintió la patadita de su bebé. –Él también quiere que estés bien. –Soltó una risita cuando volvió a hacerse sentir. –¿Ves?

-Los amo. – le dijo antes de volver a besarla con cariño y dulzura.

(…)


No era normal querer fumar a las tres de la mañana para alguien que no lo hacía tan seguido, ¿verdad?
Mordía su labio y pasaba las manos por su rostro una y otra vez.

-Camz… Mi amor. – La llamó. –Dios, no ahora. –Necesitaba apretar más fuertes sus puños, pero ya estaban blancos. Camila no despertaba así que se abrazó a ella sin decir nada. Intentó calmarse. Debía parar esas estúpidas ganas de fumar. Apoyó su cabeza en el pecho de Camila y puso su mano sobre su bebé, que segundos después comenzó a hacerse notar.

Lauren estaba tan concentrada en los movimientos de su bebé, estaba tan embobada imaginándolo, pensando que harían cuando por fin estuviera con ellas, que ni siquiera notó que ese “mini” ataque de ansiedad había pasado y ya respiraba bien y su cuerpo no estaba tan tenso. Sonrió cuando dejó de sentir a su pequeño y escondió el rostro en el cuello de su esposa abrazándose a ella lo mas cómodo que podía.

Su bebé era igual que su esposa, tenían tanto control en ella.

When life hits you {Camren}Where stories live. Discover now