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El primero en despertar aquella mañana fue Stiles. No sentía la manta que le había regalado su alfa y se puso nervioso, pero lo que sí sintió fueron dos grandes brazos rodeándolo y pegándolo al cuerpo ajeno, proporcionándole el calor que a todo omega le hacía falta. La temperatura corporal de la especie omega era más fría que la de los alfas, buscando que uno de éstos calentara y cuidara al otro.

Estaba con la cabeza apoyada en la almohada, por lo que no sabía cómo había llegado hasta allí: si él se había movido por la noche o si Derek lo había atraído hacia él. Lo que sí notó era el agradable olor que desprendía el otro. Ya lo sabía, porque su camisa tenía su aroma impregnado. Pero tenerlo tan cerca era como muchísimo más intenso.

Disfrutó olisqueando libremente y ronroneó ante el calor del alfa y de su olor. Se apretó un poco más contra él, notando un bulto presionarle la parte baja de su espalda. Torció el gesto sin entender, pero su lobo interior se revolvió en el sitio, exultante de repente. Se llevó una mano a la espalda, confuso, y rozó aquella cosa. Hervía contra su palma, y la sentía latir contra su tacto. Jadeó en voz baja y la cogió con más seguridad, sintiendo la necesidad de tocar más aquello.

Aún de espaldas al alfa, que continuaba dormido, tocó con más firmeza, para luego necesitar sentir piel con piel, su omega así lo exigía. Notó el gemido atorarse en la garganta mientras buscaba tocarla, hasta que coló la mano en la ropa y finalmente la tocó, provocando un violento escalofrío por todo su cuerpo.

No sabía lo que le pasaba, ya que nunca se había sentido así antes. Comenzó a mover la mano, sintiendo que era eso lo que quería hacer, ya que su lobo quería sentirlo más.

Se dio la vuelta sobre sí mismo para estar de cara a Derek, que tenía el ceño fruncido al sentirse desconcertado y tocado. Metió la otra mano en los pantalones para agarrarlo con ambas manos. Estaba embaucado, sus sentidos estaban colapsados.

Necesitaba saborearlo.

Se lamió los labios lentamente y fue a acercárselo a la boca, cuando de repente vio al alfa abrir los ojos y agarrarle los hombros, alejándolo de él. Ambos se miraron fijamente, Derek con los ojos rojos de alfa, y Stiles con los ojos color miel de omega, hasta que el moreno retiró las manos del otro de su entrepierna. El corazón de Derek golpeteaba su pecho, y el olor del omega lo iba a volver loco.

Tenía las manos de Stiles cogidas aún, pero su mirada lentamente dejó de estar fija en sus ojos para bajarla arrepentido, esperando alguna clase de castigo, como solía tener en la granja. Derek soltó sus manos, pero le cogió la cara para que lo mirara de nuevo. El castaño abrió levemente la boca, pero sintió los pulgares del alfa acariciarle las sienes.

—No pasa nada —murmuró en voz baja—, no voy a hacerte daño.

Stiles tembló unos segundos antes de acercarse al pecho de Derek y apoyar ahí la mejilla. Derek inspiró aire, sintiendo que el aroma del omega lo rodeaba y cerró los ojos. Gruñó levemente, a lo que Stiles escondió más la cara en su pecho.

—Tengo que... levantarme a desayunar, Stiles —dijo con un hilo de voz cerca del cabello castaño del omega. Éste pegó más la cara a Derek, haciendo que su fuerza de voluntad corriera el riesgo de verse superada. Lo volvió a apartar de él y lo miró fijamente, encontrándolo tremendamente apetecible, y su erección seguía palpitante por su culpa.

Hizo tripas corazón y se levantó rápidamente, ajustándose la ropa para que no se notara tanto, pero sabía que apestaba a excitación. Stiles lo miró arrebullado entre las mantas con un gesto triste. Algo en su interior se removió en él, y cogió aire pesadamente. Aquello fue peor, porque el aroma del omega lo atraía como las abejas a la miel.

Saviour [m-preg]Where stories live. Discover now