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Los dos hermanos caminaban en silencio hasta el Camaro de Derek, que seguía aparcado frente a su casa. Cora no quería ni mirar a su casa, con lo que se montó en el coche a toda prisa y con la mirada clavada en el frente. Su hermano la imitó y suspiró, mirándola mientras se colocaba el cinturón.

—¿Quieres que hablemos? —preguntó el moreno arrancando el motor y metiendo la primera marcha.

—¿Desde cuándo hablas de lo que sea, Derek? —murmuró Cora con la voz tomada por las lágrimas que le seguían cayendo.

—Pues desde el preciso instante en el que valoré lo que significa poder hablar para Stiles. —La respuesta sorprendió a la chica, que se quedó en silencio y se mordió el labio inferior, aguantando un puchero.

—Ahora mismo no quiero hablar.

—Pues estaré dispuesto a escucharte cuando quieras.

El moreno comenzó a conducir, yendo hacia la casa de los alfas sin demora. De vez en cuando, en los semáforos, se tocaba el cuello con molestias, ya que las heridas escocían y al rozarse era algo más que doloroso. Cora lo miraba en esos momentos, compungida, ya que las heridas de un alfa no se cerraban con facilidad, y de tanto tocárselas se estaban reabriendo las que habían hecho costra.

—Vuelves a sangrar —dijo ella con molestia, intentando que dejara de rascarse las heridas. Derek le dio un manotazo para que le permitiera seguir conduciendo.

—Estamos a punto de llegar, ahora me las curo.

Efectivamente, a los pocos minutos estaban en casa de los alfas, y Derek aparcó junto a la casa, bajándose del coche y taponándose la herida con en cuello de la camiseta. Cora le dio la vuelta al Camaro y se situó junto a su hermano.

—Bonita casa —murmuró la chica con una leve sonrisa.

—Me alegro que te guste; vamos dentro y te presento al resto de omegas.

—¿Resto? —preguntó con extrañeza.

—Bueno... es que no sólo está Stiles. También hay otros dos, y dos alfas: a Jackson ya lo conoces y creo que ya te hablé de Scott.

—Caray, ¿no os molestaré? Ya sois bastantes personas ahí dentro...

—No te preocupes, puedes dormir en la cama de Scott, él ya ha dormido con Allison y a ella no le importa...

—¿Allison? —espetó Cora abriendo los ojos de incredulidad. Boqueó un par de veces—. ¿La... la omega de Peter?

—¿Cómo sabes su nombre? —preguntó Derek enarcando una ceja.

—Nos estuvo relatando tu querido tío la de torturas que le haría cuando la encontrase. Y tuvo el detalle de decirnos el nombre —repuso ella mordaz.

—Bueno pues... nuestro queridísimo tío la maltrataba y la violaba y más cosas que ni siquiera nos ha querido contar —explicó—, así que veo más que normal que matara a la beta para escapar. Estaba desesperada.

—Si tú confías en ella, yo también lo haré —comentó Cora con una leve sonrisa. Su hermano la correspondió.

—Vamos dentro.

Sacó las llaves de su bolsillo y las introdujo en la cerradura, abriendo y dejando pasar a su hermana, que se quedó en la entrada con la maleta, dudosa y muerta de nervios. Cuando Derek cerró a sus espaldas, vio asomarse a Allison desde la cocina, que cambió su rostro a uno alarmado y se acercó a Derek.

—¡¿Qué demonios te ha pasado?!

En el sofá estaba Stiles, lo intuyó porque le veía los pies, pero ante el grito de la omega se levantó a toda prisa y se quedó parado en el punto donde ya estaba Derek en su campo visual. Miró a Cora unos segundos y luego volvió a fijar la vista en el moreno. Caminó hacia él lentamente y cuando estuvo lo suficientemente cerca, Derek vio los ojos del castaño repletos de puro terror al ver sus heridas.

Saviour [m-preg]Where stories live. Discover now