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Aún no habían llegado a la casa los dos alfas que faltaban, pero Derek había llevado a los omegas y les había enseñado las instalaciones. Allison se había metido en la habitación que le habían asignado, mientras que Isaac exploraba un poco la casa en profundidad.

Stiles se había sentado en el alféizar de una de las ventanas del salón, desde donde se veía el exterior de la casa. Observaba a los betas haciendo sus vidas con normalidad, y aquello se le antojaba sorprendente. No estaba acostumbrado a tanta tranquilidad, y el hecho de poder ver el resto del mundo desde aquella perspectiva lo tenía hipnotizado.

Oyó unos pasos a su espalda y giró la cabeza, encontrándose con Derek, que sonreía levemente. Stiles lo imitó y aquello fue una invitación para que el alfa se acercara a él.

—No me has dicho qué te parece la casa —susurró el moreno situándose junto a él, tomando asiento.

—Creía que no hacía falta —repuso el omega volviendo a fijar la vista al exterior—. Es una pena que te hayas tenido que ir de tu casa, vivías muy cómodo y todo eso.

—En algún momento me tendría que ir —lo tranquilizó el otro—, y me alegro que haya sido para que estés mejor que allí.

—Gracias —murmuró Stiles—. Me encanta la casa, y me gusta poder pasear por otra habitación que no sea sólo el dormitorio.

—Ojalá pudiéramos ir a cualquier lado sin que pusieran el grito en el cielo porque un omega caminara por la acera de los alfas —repuso Derek con sorna, haciendo reír al otro—, y odio no poder hacer nada por cambiar eso, pero intentaré mejorar aún más tu vida y la de Isaac y la chica.

—Derek, ya conociéndote mejoraste mi vida —admitió el castaño enrojeciendo—. Que no me dieras engrudo, no tener castigos físicos y todo el resto de cosas que estáis haciendo ya supone un avance bastante más de lo que esperaba ser en la vida.

—Me alegro saber eso. —Se quedaron unos instantes mirándose, para luego interrumpir aquella lucha de miradas porque Derek carraspeó y se levantó, rascándose la nuca—. Debería ir a comprar comida...

—Vale. —El moreno observó los rasgos del castaño, notando que su cercanía con él era casi necesaria para su cuerpo. Aún prevalecía la marca que le había hecho el día anterior, enrojecida y palpitante, llamándolo.

—¿Quieres... quieres que te traiga algo en especial? —preguntó Derek.

—No, dejaré que me sorprendas.

Derek sonrió unos segundos y acarició casi sin querer la mandíbula de Stiles, ganándose un ronroneo del omega, que le dio ganas de quedarse allí con él y mandar a la mierda el hecho de tener que hacer la compra para la casa. Suspiró y, dolorosamente, se alejó del omega.

—Volveré en un rato, ¿vale?

—Te echaré de menos.

—Mierda Stiles.

Con aquel comentario con voz ahogada terminó de recortar distancias e hizo lo que llevaba queriendo hacer desde hacía ya rato. Besó al omega con suavidad, sintiendo la boca de Stiles darle la bienvenida como si siempre hubiera sido su hogar, y suspiró cortando el beso. El castaño suspiró enrojeciendo y sonriendo como un idiota.

—Yo también te voy a echar de menos, pero sólo será un rato.

Le hizo un gesto y cogió las llaves del coche y de la casa. Salió de allí y se montó en su Camaro, conduciendo hasta el centro comercial. Entró en una tienda de ropa, atendiendo a una idea que le había propuesto Jackson por mensaje, que le dijo de comprar ropa a los omegas. La verdad es que no tenía ni idea de la talla de cada uno, porque la verdad era que el único cuerpo que conocía a fondo era el de Stiles, pero se guió por las recomendaciones de la dependienta.

Saviour [m-preg]Where stories live. Discover now