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Aquella noche había tenido fiebre alta, pero ésta remitió rápidamente. Estaba sudoroso, se sentía pegajoso y con los músculos agotados. Se despertó del todo al oler algo que no ubicaba, y que sin embargo le atraía de manera enfermiza.

Un olor dulzón inundaba todo el cuarto, pero había más, estaba también sobre su cuerpo, pegado a su piel. Abrió los ojos y vio a Allison acurrucada a su lado, respirando suavemente. Era ella lo que olía, se dio cuenta al identificar el resto de olores.

¿Por qué olía a ella? La cabeza de Scott era un hervidero de preguntas, pero estaba muy confundido por el dolor y la extraña sensación que le embargaba. El alivio que sentía no sabía de dónde venía.

Dejó caer la cabeza encima de la almohada y se pasó las manos por los ojos, suspirando y frotándoselos. Entonces, como si fuera un flashback, algo de la noche anterior volvió. No supo decir si había pasado en realidad, o si simplemente era un sueño que tuvo.

Era Allison sobre él, moviéndose, y entonces le sobrevino el recuerdo de sus músculos tensándose y él dejándose ir.

Abrió los ojos de golpe. La fiebre había sido el celo. Y había abusado de Allison durante su ataque más potente. Era un alfa que nunca había tenido el celo, por lo que no sabía muy bien en qué consistía, pero estaba más que seguro que se trataba de eso. Empezó a respirar erráticamente, levantándose de la cama rápidamente y queriendo ir a ducharse y eliminar el olor a violación que le recorría de arriba abajo. No se podía creer que su celo le hubiera hecho abusar de la omega.

Cuando se estaba vistiendo para marcharse al baño, Allison abrió los ojos, confusa por los ruidos que había en la habitación. Frunció el ceño al ver a Scott ir y venir por el cuarto, y cuando éste la vio despertándose, se arrodilló en la cama acercándose a ella.

—Allison, joder perdóname, no sé qué es lo que me pasó ayer... ¿te hice daño? No me puedo creer lo que te he hecho —musitó notando el sudor frío cayéndole por la espalda.

—¿Qué? —preguntó la omega confusa, frunciendo el ceño.

—A... abusé de ti, anoche, no sé qué me pasó pero huelo a ti, y he recordado flashes de lo que pasó y... te juro que no era consciente de lo que hacía, no quería abusar de ti, por favor, tienes que creerme —rogó compungido. Allison pestañeó un par de veces y se incorporó.

—Scott, no abusaste de mí —dijo en voz baja, observándolo con los ojos muy abiertos. Había dormido cómodamente y satisfecha, como nunca se había sentido. El hispano parecía no entender esa respuesta.

—¿Qué?

—Más bien... fue al revés —susurró bajando la vista—. Me desperté por la noche y estabas sufriendo el celo... y parecía que te dolía mucho, por lo que no me lo pensé y... te ayudé.

—¿Qué me estás intentando decir? ¿Cómo me ayudaste?

—Te desahogaste gracias a lo que te hice.

—¿Quieres decir que... tuvimos sexo? —espetó Scott con incredulidad. Ante el asentimiento de Allison se dejó caer a un lado, quedándose sentado en la cama.

—Parecía que te dolía, y pensé que te ayudaría...

—¿Mi primera vez ha sido inconsciente? —murmuró con incredulidad, pasándose las manos por el pelo. Luego miró a la chica—. ¿De verdad que no te obligué? ¿Lo hiciste voluntariamente?

—Sí.

—Menos mal —resopló con bastante más alivio que antes—. Estaba muerto de miedo, creía que te había violado.

Saviour [m-preg]Where stories live. Discover now