El final del caballero abogado fue contado por Cósimo al principio en una versión harto
distinta. Cuando el viento llevó a la orilla a la barca con él encogido en la verga y Óptimo
Máximo la siguió arrastrando la cabeza cortada, a la gente que había acudido a su
llamada le contó - desde el árbol al que se había rápidamente trasladado con la ayuda de
una cuerda - una historia bastante más simple: es decir, que el caballero había sido
raptado por los piratas y después le habían dado muerte. Quizá era una versión dictada
por el pensamiento de su padre, cuyo dolor sería tan grande con la noticia de la muerte
del hermanastro y la visión de aquellos lastimosos restos, que Cósimo no se atrevió a
apesadumbrarlo con la revelación de la felonía del caballero. Más aún, a continuación
intentó, al oír hablar del abatimiento en que el barón había caído, construir para nuestro
tío natural una gloria ficticia, inventando una lucha secreta y astuta para desbaratar a los
piratas, a la que hacía tiempo que se dedicaba y que, descubierto, lo había llevado al
suplicio. Pero era un relato contradictorio y lleno de lagunas, también porque había algo
más que Cósimo quería esconder, o sea el desembarco de lo hurtado por los piratas a la
gruta y la intervención de los carboneros. Y en efecto, si la cosa se hubiese llegado a
saber, toda la población de Ombrosa habría subido al bosque para quitarles las
mercancías a los bergamascos, tratándolos de ladrones.
Después de algunas semanas, cuando estuvo seguro de que los carboneros habían
dado salida a todo, contó el asalto a la gruta. Y quien quiso subir para recuperar algo se
quedó con las manos vacías.
Los carboneros lo habían dividido todo en partes equitativas, el bacalao curado hoja a
hoja, los salchichones, el queso, y con lo que sobró hicieron un gran banquete en el
bosque que duró todo el día.
Nuestro padre había envejecido mucho y el dolor por la pérdida de Enea Silvio tenía
extrañas consecuencias sobre su carácter. Así le entró la manía de que las obras del
hermano natural no se perdiesen. Y por lo mismo quiso cuidarse de la cría de las abejas,
y se entregó a ello con gran gravedad, aunque nunca hasta entonces había visto de cerca
una colmena. Se dirigía a Cósimo para que le aconsejara, pues éste algo había
aprendido; no es que le hiciese preguntas, pero conducía la conversación hacia la
apicultura y se quedaba escuchando lo que Cósimo decía, y luego lo repetía como una
orden a los campesinos, con tono irritado y suficiente, como si fueran cosas archisabidas.
A las colmenas trataba de no acercarse mucho, por aquel miedo suyo a que le picasen las
abejas, pero quería demostrar que lo sabía vencer, y quién sabe el esfuerzo que le
costaba. Del mismo modo daba órdenes de excavar unos canales, para acabar un
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el barón rampante
Randomel barón rampante italo Calvino Cuando tenia 12 años, Cosimo Piovasco, barón de Rondo, en un gesto de rebelión contra la tiranía familiar, se encaramo a una encina del jardín de la casa paterna. Ese mismo día, el 15 de junio de 1767, encontró a la h...