Capítulo 9. Corazones rotos

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—¡Por fin llegamos!— dijo Ely soltando aire como si dentro de la limusina no hubiera podido respirar.

—Vamos, no fue tan malo.

—¡Claro que si! Te peleaste con Ean por ver quien le abriría la puerta de la limusina a Nina para que saliera. 

—Yo nunca he negado lo que siento por ella, otra cosa distinta es que nadie me tome en serio.

Ely siempre quedaba en medio de nuestras peleas y nuestros dramas justo como ahora.  A veces era cómico, otras me hacía sentir culpable.

—Esa pelea fue ridícula...

—¡Si él la conociera sabría que ella odia la caballerosidad! Yo lo hago por molestar, pero él no tiene derecho— dije apuntándolo mientras caminaba varios pasos atrás de nosotros diciéndole algo muy cerca del cuello de Nina. —¡Hijo de...!

—¿Puedes hablar un poco mas bajo? La alejarás más si espantas a sus citas.

—Eso no importa cuando él tiene su boca tan cerca de la de mi chica.

—¡Baja la voz! Harás que nos saquen antes de estar adentro. Tienes que recordar que no es tu chica y ella no tiene intención de serlo.

—Mejor que nos saquen, así no le daríamos tiempo a Ean para estar con ella.

—Se va a ir así como todos los chicos le huyen siempre...

Ay, no.

—Si le huyen, ¿verdad?— dije poniéndome incomodo.

—La verdad no entiendo porque si mi hermana es genial y...

—¡Tampoco lo se! Vamos a entrar de una vez, ¿no? ¡Nena, Idiota, corran!— grite y salí corriendo a la puerta del edificio.

El lugar estaba lleno de las chicas de la escuela..., también de los chicos pero esos no importaban. En el momento que entré en la fiesta mis ojos captaron un par de prospectos para esta noche.

—Presentales a mi cita— Nina me tiró de la camisa cuando llegamos junto a un grupo pequeño de mis amigos.

Como si necesitara que más personas vieran su estúpida cara.

—El es un idio...digo, es Ean— se lo presenté al grupito.

—¿Tienes novia, galán?— inmediatamente fruncí el entrecejo.

Ean sonrió pero tomó a Nina de la mano y le dejó claro a todas con quién venía. Mi chica puso una cara de emoción incontenible, lo miraba como si fuera un maldito príncipe.
Si esta fiesta no era de las que corría a todos a la media noche, terminaría muy mal.

.-.-.-.-.-.

-¿Qué te pasa? ¿No vas a bailar o que, Connor?- me regañó la chica que me bailaba esperando que yo también me moviera.

-No tengo ganas- le dije seco con la mirada fija en Nina al otro lado de la pista abrazada a Ean mientras bailaban.

Al parecer ellos si tenían..., y muchas.

-Y...¿de que tienes ganas?- pregunto picara.

-De matar...

-¡¿Qué?!- se sobresalto, yo solo me ponía rojo de ver las manos de Ean cada vez más abajo en la espalda de Nina.

-A ti no, dramática.

-¡Oye! No te desquites conmigo, toma otra cerveza- le hice caso y me bebí otra... después de las muchas anteriores pero ya no aguante más y fui antes de que le tocara el trasero.

Que Seas Mis OjosWhere stories live. Discover now