Capítulo 18. Misterio

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Connor POV:

A la mañana siguiente me despertó la sensación de algo peludo sobre mi pecho.

Puse una mano sobre él y al escucharlo maullar me di cuenta de quien era...

—Misterio, ¿De nuevo Nina olvido darte de comer?— el gato maullo de nuevo. —Si, lo sé, no es muy cariñosa con nadie últimamente. Yo soy él que más sufre por eso— lo acaricié y el gato se restregó en mi.

Misterio es el gato negro de los Stobbe, y por "Gato de los Stobbe" me refiero a que ellos lo adoptaron y el gato se pasea  por las dos casas y es igualmente mío que de Nina.

—¿Misterio?, Misterio, ¿Donde estás?.

—¿Nina?— pregunté en voz alta.

—Si, soy yo. ¿Qué haces con mi hijo?

—Él vino conmigo, además, es mi hijo también, no lo olvides— recargue mi espalda en la cabezera de mi cama con un quejido de dolor por mi pierna y mi cabeza.

—¿Estas bien?— su tono enfadado había desaparecido.

—Si te preocupas por mi, ¿Eh?...

—No empieces con eso, sabes que s...no, solo vengo por mi hijo.

—No metas al niño en esto, Nena, suficiente tiene con vivir de casa en casa porque sus padres están divorciados.

Nina se río.

—Te ayudaré a vestirte, ¿Bien? Solo no hagas bromas tontas.

Mi cara cambio de expresión repentinamente.
Quizá ella y yo nos hayamos bañado en la misma tina de bebes, nos hallan cambiado el pañal las mismas personas, usaramos la misma ropa en ocasiones e incluso es verdad que yo estuve en su ataque de pánico cuando le llegó su primer periodo, pero aún me pone nervioso tenerla tan cerca y más si trata de ayudarme a cambiarme y me verá en ropa interior.

—¡No!— grite apretando mi manta.

—Vamos, si veo algo que no haya visto antes de tu cuerpo te daré un dolar.

—Pero...

—No peleemos frente al nene, ¿Ok?.

Las garras de Misterio hicieron un ruido que me indico que lo había dejado en el suelo y después las puertas de mi ropero se abrieron.

Bien, no me la voy a quitar de encima, solo me queda tratar de controlarme y no entrar en pánico.
Piensa en mariposas y no en que llevas más de una semana sin contacto femenino.

—Te ves guapo de azul oscuro, ¿Tu que opinas?— me preguntó.

—Lo que sea excepto la que me diste de cumpleaños— dije algo nervioso.

—Bueno, supongo que esta está bien— sentía sus pasos cada vez mas cerca y solo pensaba en el suicidio. Me dio su mano y me ayudo a levantarme de la cama y con trabajo ponerme de pie. —Eh...¿Te duele?.

—Estoy bien...creo.

Esto no es como un chico cualquiera pensaría que una chica linda lo ayuda a vestirse,...es mucho mejor, por eso tengo miedo.

Nina tomó mis manos y las puso sobre sus hombros, después puso sus manos en mi cadera y subió la camiseta del pijama.
Anoche no me importo que mi madre o mi hermana me vieran sin camiseta, pero Nina es un caso distinto. El no poder ver su expresión me atormentaba.

Ella saco la camiseta de mis brazos y metió una camisa por mi brazo izquierdo para después acercarse a escasos centímetros de mi y pasar él resto por mi espalda y meter la otra manga en mi otro brazo.
Quería que el momento en que hizo eso no terminara por la sensación de su cuerpo pegado al mío como si en cualquier momento fuera a darme un abrazo de esos que siempre yo tenía ganas de darle pero que nunca le daba por que ella no lo permitía. Pero fue rápida y se despego de mi después de acomodar la camisa por mi espalda.

Ahora sus manos acomodaron él cuello de la camisa y después, poco a poco, comenzó a abotonarla.

—Lo sabía— susurré sin darme cuenta.

—¿Qué?...

—Yo lo hago, gracias, nena— tome sus manos y las aleje de mi antes de que hiciera o dijera algo fuera de lugar.

—No seas orgulloso, ya casi termino— se soltó de mi agarre y continuó con los botones de la camisa.

En más de una vez sentí sus manos rosar mi piel, lo cual me producía movimientos involuntarios.
Después de un momento de silencio, volvió a hablar.

—Lo extrañaba— dijo bajo.

—¿De qué hablas?.

—Que me llamaras así— hablaba como si le diera pena decirlo. —Cuando dijiste a tu madre que no lo volverías a hacer yo...no lo se, me sentí muy mal.

No puede ser.

—No se si algún día podre dejar de hacerlo de verdad...

—No lo hagas— me interrumpió tranquila.

Cada vez me sentía más afectado por sus manos ayudandome con la camisa.

—Nena, de verdad...— ahora mi voz estaba temblando, demonios.

—Ya está— levanté mis cejas.

—¿De verdad? Bien, gracias, ya te puedes ir. Adiós.

—¿Piensas salir a la calle con él pantalón de la pijama? Aun falta el pantalón.

Trague saliva y no lo soporte más.
Voy a arrepentirme de esto algún día, estoy perdiendo la oportunidad de mi vida...

—¡Mamá!— grite asustado.

Nina solo se reía.

—¡Era broma! Ni que tuvieras tanta suerte, tarado.

—¿Qué?.

—Sabía que te pondría nervioso o...— se río. —Bueno, en realidad solamente quería molestarte. Es una manera de burlarme de tu bajo consumo en morenas y rubias en la semana.

—Demonios, eres muy cruel. ¡¿Sabes que mi promiscuidad esta por los suelos y me haces esto?!.

—Lo lamento— seguía riendo. —Iré por tu madre.

.-.-.-.-.-.-.-.

Nina POV:

Estaban en el taxi pensando en la broma que le hice a Connor y lo divertido que fue. Solté una carcajada y mi hermano me miró desconcertado.

—¿Qué es tan divertido?.

—No sabes lo que paso esta mañana— dije aun riendo.

—Oh, claro que lo sé, picarona— mi risa paró. —Deberías cerrar tu cuarto y si no, por lo menos tu ventana.

—¿Lo viste?— pregunté nerviosa.

—Lo hice, y la verdad Connor no era él único que estaba desesperado en ese momento, ¿Eh?.

—No se de que hablas.

—Es raro que te diga esto porque yo debería querer matar a cualquier chico que mi hermana desvista y vuelva a vestir pero, te ví morderte los labios un par de veces e incluso sacudiste tu cabeza porque querías abrazarlo.

—Eso no...no, eso no...es, eso no...

—No te juzgo, solo no lo hagas sufrir tanto si tu lo quieres también.

—¿Olvidaste lo que te dije anoche en él techo? Sólo es eso.

—Bien, si tu lo dices.






Que Seas Mis OjosWhere stories live. Discover now