Su víctima »ChanBaek ☞ I y II Temporada☜

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Desperté casi colgando de la cama. Me encontraba apoyado en el pecho de Chanyeol, pero mis piernas estaban prácticamente colgando de la gran cama. El brazo izquierdo de Chanyeol colgaba de un lado y su otro brazo...bueno...su mano estaba...en uno de mis pezones. Levanté la cabeza para mirar mejor y poder examinar la situación en la que estaba. Anoche había sido la mejor noche de toda mi puta vida en este mundo. Habíamos llegado a cinco orgasmos y con el seis ya estábamos en los cielos. Una lluvia de mariposas me invadió al ver a Chanyeol dormido, con su boca entre abierta y los músculos de su rostro completamente relajados. Amaba a este hombre, amaba verlo feliz. Pero había algo que dolía y era no poder gritar al mundo su amor, porque sólo recibirás insultos y generarás polémica entre tantas personas. Llega una etapa de la vida en la que debes afrontar obstáculos, mucho más de lo que tú estás dispuesto a soportar, pero cada uno de nosotros tiene a su guerrero dentro de sí, y ese guerrero está ansioso por salir. ¿Dejaré esta vez que mi guerrera salga? ¿Podré en serio enfrentar a las fans de mi esposo? Era confuso y a la vez algo gracioso pensar que hace unos años, yo era el chico que odiaba a la pareja de mis ídolos. Era un odio anormal, rogaba que se separen, que su pareja lo dejara, pero jamás pensaba en mí ídolo en ese momento, por eso ahora mismo entiendo a todas esas chicas que sufrieron muchísimo en su vida, pero no me quejo, yo tengo todo lo que necesito, aunque sea tenía que tocarme algo difícil.

Sentí que Chanyeol se movió levemente y me hice el dormido, queriendo que este momento no se vaya jamás. Pero debíamos levantarnos ya, recuerdo perfectamente que nos habíamos dormido casi a las cinco de la mañana entre bailes sensuales y...el amor. Chanyeol volvió a moverse, parecía como si estuviera soñando algo o no sé. Entonces él habló...habló dormido.

—Son mi todo...

Dijo aún dormido. Fruncí el ceño. ¿De qué diablos hablaba? Me incliné hacia adelante, procurando no despertarlo para poder seguir escuchando sus palabras.

—No puedo dejarlas...un novio es por un tiempo...mis fans son para siempre.

Volvió a decir y me sentí mierda, sólo mierda. Me levanté y tomé mi ropa, junto con mis zapatos. Me adentré al baño para quedar pensativo. Mirando un punto fijo, por primera vez en mi vida estaba haciendo una lista de mis mayores miedos hasta ahora:

-Que Chanyeol me deje una vez más.

-Perder a SoYun.

-No poder afrontar mis obstáculos, y seguir ocultando a mi guerrero interior.

¿Qué demonios haría? ¿Por qué siempre las cosas se tornan grises, y ya no tienen vuelta atrás? ¿Acaso tan merecido tenía vivir eso? No le desearía ser el esposo o esposa de un gran ídolo a nadie, ni a mi peor enemigo. Y más si lo amas con todo tu corazón. Que las chicas te digan zorra por amar, que te llamen puto por hablar por teléfono, que simplemente te odien por haber nacido. Me metí a la ducha y dejé que todo rastro de sudor y suciedad se fuera, y además, el agua caliente me relajaba, me "masajeaba" de alguna manera, me hacía pensar en todo y a la vez en nada. Perfecto para este momento.

— ¿Baekhyun?

Oí detrás de la puerta, Chanyeol al parecer ya estaba despierto. O eso esperaba.

— Aquí estoy Chanyeol, salgo en un minuto.

Respondí, no quería que sospechara, así que pondría mi mejor cara para la ocasión.

— Te he dejado agotado, ¿Eh?

Dijo él y no pude evitar soltar una carcajada.

—Por supuesto que sí, tigre.

Le dije abriendo la puerta y saliendo en boxers, sin ninguna intención de seducirlo. Pero al parecer no funcionó, porque me arrinconó entre su cuerpo semi desnudo y la pared fría color blanco con pequeños detalles de roble en ella. Gemí en su oído al sentirlo tan excitado una vez más, me ponía mucho su aroma masculino, muchísimo, joder. Con mi mano acaricié su masculinidad, y él gruñó. Comenzó a acariciar mis muslos con sus manos, elevándome hasta enrollar mis piernas en su cadera. >>Un novio es por un tiempo. Mis fans son para siempre<< Recordé sus palabras y no pude evitar sentir un escalofrío por toda mi espalda. Ya nada volverá a ser como antes, tal vez esas palabras tomaron dos segundos en ser dichas, pero a mí me tomaría toda la vida poder superarlas.