Su víctima »ChanBaek ☞ I y II Temporada☜

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Lean escuchando esta preciosa canción. 💘

 Chanyeol me miró confuso. Hacer ese tipo de preguntas me hacía sentir tan estúpido, ni siquiera sabía por qué se lo preguntaba. Es decir, al parecer sólo quería gastar palabras. Sentí la mirada de Chanyeol y de inmediato lo miré también, esperando su "maravillosa" respuesta.

— ¿Por qué lo preguntas?

Respondió nervioso. Como odiaba que me respondiera con otra pregunta.

—Porque el gerente dijo que esa chica iba contigo y con Jooheon en el auto que chocó.

Expliqué mirando mis uñas.

Él tomó mi mano suavemente e hizo que entrásemos a la casa, suspiré y dejé mi abrigo en el sofá para luego sentarme. Chanyeol se sentó a mi lado y esta vez lo miré algo dudoso. ¿Y si me mentía otra vez?

—Hyuna es una amiga. Nada más, en realidad una conocida por que justamente la conocí al subir al auto de ese idiota.

Dijo y asentí lentamente.

— ¿Y por qué estaba allí?

Aquí vamos de nuevo, gracias Baekhyun.

— ¿¡Y eso que tiene que ver!? Lo importante ahora es que estoy libre.

Respondió algo exaltado. ¡Bien hecho Baekhyun! Mereces un Grammy, pensé.

—Ya, ya. Lo siento.

Le dije alzando los brazos en señal de calma. Él rió leve y vimos bajar a mi padre por las escaleras.

—Hola hijo, hola Chanyeol. ¿Cómo les fue en lo que fuiste a hacer, hijo?

Preguntó hablando despacio, ya que Soyun al parecer estaba durmiendo.

—De maravilla pá. Es más, no fue nada.

Le dije para tranquilizarlo. Había olvidado que le había prometido contarle todo, demonios. "pá, Chanyeol estaba preso, ya que su amigo nigga y una puta chocaron un auto junto a él destruyendo todo a su paso, sólo eso" No, definitivamente no le contaría.

— ¿Cómo estás Chanyeol?

Preguntó dirigiéndose a mi esposo. Me levanté del sofá y encendí la chimenea.

—Bien, no fue nada como dijo Baekhyun, una tontería.

Respondió él y mi padre tomó su abrigo.

—Me alegra que estén bien. Bueno hijo, ya me voy, Suho ya vino. Nos veremos otro día, no olviden ir a cenar para día de gracias.

Dijo mi papá y nosotros asentimos, acompañándolo hasta la salida. Nos despedimos con un gran abrazo y me aseguré de que el subiera al auto. Me di media vuelta y miré a Chanyeol, quién también me miraba con cara de perro abandonado. Tenía tantas ganas de darle una patada en las pelotas para que deje de mentir de una puta vez. ¡Ja! ¿Qué si yo me creí su mentira? ¡Por supuesto que no! Sabía perfectamente que esa tal Hyuna era muy, muy conocida de Chanyeol. Y él también sabía perfectamente que estaba mintiendo.

—Anda, dime la verdad.

Le dije sentándome en el sofá nuevamente y cruzando mis piernas.

— ¿De qué?

Preguntó, haciéndose el tonto.

— ¡Deja de fingir, por dios! ¡Sé que mientes Chanyeol! ¿De dónde mierda conoces a la puta esa?

Pregunté muy histérico y Chanyeol soltó una risa sarcástica.

— ¡Tú deja de manejar mi vida!

Gritó y me estremecí completamente.

Jamás me había gritado tan mal, jamás en estos años. Creía que jamás lo haría, pero al parecer todos, todos en este mundo nos equivocamos. Creía que él era diferente. Aunque admito que la primera vez que lo vi sujetar un arma sentí tanto miedo que hubiese querido morir ahí mismo. Y ahora me estaba dando cuenta. ¿Y si ya no sentía amor por él? ¿Y si esto era obsesión? ¡Joder! Cuanto desearía vivir feliz, estar casado con una estrella del Pop era más difícil que la tabla del quinientos ochenta en adelante. ¿Acaso yo merecía ser infeliz? ¿Merecía sufrir tanto? ¿No merecía amor o qué? Se suponía que seríamos una familia y no me cansaría de repetirlo, porque así iba a ser. Tan sólo pensar...en que mi hijo crezca viendo a sus padres discutir o, es más, divorciados rompería mi corazón, tanto como una puñalada. Yo... ¿Le tenía miedo a Chanyeol? ¿De verdad era capaz de temerle?

—No me grites...

Reproché hablando en voz baja, casi en un susurro.

—Y tú no te hagas el tonto.

Respondió, pero hablando mucho más fuerte que yo. Estaba enojado y lo sabía perfectamente. Sus puños estaban apretados y él estaba tenso como nunca. Una vena se marcó en su cuello y eso me hacía temerle cada vez más.

— ¡No me hago el tonto!

Grité esta vez yo, mierda.

— Sólo quieres fastidiarme. ¿Verdad?

Preguntó sobando sus cienes.

— ¿Por qué no me dices la verdad?

Pregunté mientras él tomaba su chaqueta.

— Yo tengo tantas preguntas... ¿Por qué no me dejas en paz? ¿Por qué no dejas de manejar mi vida como un maldito loco? ¿Por qué eres tan estúpido para pensar que te engaño siempre? ¿Por qué simplemente apareciste en mi vida?

Preguntó, saliendo de la casa dando un portazo tan fuerte que me hizo temblar. Y entonces noté que por primera vez lloraría de amor al sentir mis ojos picar.