7 "Editado" *

4.1K 386 26
                                    


Mérida

Desde pequeñas ya nos avisan y nos dicen que la vida nos pondrá a prueba para que el día de mañana seamos las personas que llegaremos a ser, como si de las cosas que nos pasan y nos hacen daño del pasado, nos marcaran de tal forma que eso condiciona nuestra manera del ver el mundo cuando somos mayores. Cuando era una cría, y con toda la ilusión y la ignorancia intacta, estaba deseando que llegara el futuro y el momento de tomar mis propias decisiones. Quería ser tan fuerte como mi madre y tan valiente como mi padre para enfrentarme a las cosas que me depararía la vida, pero con el paso de los años, y más estos últimos tres, me he dado cuenta que no todo era tan bonito como mi imaginación me lo pintaba, que los baches de la vida pueden ser muy hijos de puta, y que ella nos da ostias sin parar y si no has aprendido la lección te la vuelve a repetir por si acaso.

Por eso yo siempre me tropezaba con la misma piedra, tan ingenua y tan confiada con la gente, como si nunca pudieran hacerme daño. Hasta que me cansé dije basta. Demasiadas caídas había tenido ya gracias a que la vida me había puesto tantas zancadillas.

Eso sí, estoy orgullosa de ser la chica que soy ahora. Ya no soy la niña de entonces, he madurado a base de palos. Y tengo muy claro lo que hago y dejo de hacer con mi vida porque tengo una y es solo mía.

Pero aún así las pruebas que te pone la vida son demasiado duras para que un corazón salga ileso. Al principio no comprendía porque algunas cosas me tenían que pasar a mi, por qué tenía tan mala suerte y por qué era tan desgraciada.

Aún así, después de tanto tiempo, la vida puede probarte con una mínima cosa para saber si volverías a caer y así darte cuenta de que tú aún no has aprendido.

***

No puedo creer lo que mis ojos están viendo en la pantalla de mi móvil. Un mensaje de la única persona que no esperaba que volviera a aparecer en mi vida. No sé en qué momento de estos últimos tres años ha decidido en que volverme a escribir sería una buena idea. Después de todo lo que me ha hecho, ¿por que quiere seguir merodeando en mi vida si ya no pinta nada en ella?

Ian

Hola Merida. Te ví el otro día por la calle y estabas preciosa. Sé que no debería de estar escribiéndote, pero de verdad que me gustaría saber cómo estás qué tal estos años. Las cosas no me gustaron como terminaron aunque sé que fue por mi culpa.
Perdóname por todo.
Ian.


Como puedo, por las copas de más, y con toda la rabia subiendo por mi columna vertebral, le contesto dejándole las cosas claras una vez más impregnando esa ira que aún siento por él en mis dedos. Quiero cerrar ese capítulo de mi vida que desde hacía tiempo ya no me dolía, pero es volver a oír su nombre y la herida que con empeño había curado poco a poco, se vuelve a abrir y con mucha más fuerza. Siempre que me acuerdo de esa época, de toda la humillación que sentí, el dolor se agranda hasta crearme un nudo en el estomago y la ansiedad me inunda el cuerpo.

Pero tengo que intentar que después de tanto tiempo deje de afectarme de la misma manera. Sé que es el pasado, que el pasado mejor enterrarlo, pero aunque ponga todo mi empeño, no puedo evitar que los recuerdos se paseen libremente por mi cabeza y que me partan el cuerpo en dos.


***


Me despierto bastante tarde para ser un sábado, y como puedo me levanto y me doy una ducha para despejarme. El limoncello que trajo anoche Maria me ha dado una resaca terrible, de esas que se quedan en tu cabeza como un repiqueteo constante y que parece que vas todo el día cansada. Tengo que dejar de proponer cenas tranquilas en mi piso porque nunca lo son. Releo otra vez el mensaje de Ian porque soy una masoquista de primera y me sorprendo mucho por mi contestación. Anoche no me parecía que iba tan borracha.

Que Empiece El Juego (1º bilogía Juego) COMPLETAWhere stories live. Discover now